Para mi padre, Stephen Morgan.
Nadie ha recibido más afecto
ni un apoyo tan incondicional
como el que tú me has dado.
Yo también te quiero.
Los placeres violentos terminan en la violencia,
y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo
que se consumen el fuego y la pólvora
en un beso voraz.
Romeo y Julieta, acto II, escena VI