Bertrice Small nació el 9 de diciembre de 1937 en Manhattan, Nueva York. Está casada con George Small y tienen un hijo. Ha vivido al este de Long Island durante los últimos 35 años. Sus grandes pasiones son sus mascotas, que son parte de la familia, Finnegan y Sylvester, sus gatos; su jardín; su trabajo y la vida en general.
Desde 1978 ha escrito cuarenta novelas, treinta y seis son del género romance histórico, dos romance fantástico y dos eróticas contemporáneas. Cuenta en su haber con cuatro novelas eróticas más. Sus obras incluyen The Kadin, que se pronuncia Kah-deen y las admiradas series The O’Malley Saga y Skyes’s Legacy.
Ha sido reconocida como líder de ventas por el New York Times, además de haber recibido múltiples reconocimientos como The Golden Leaf Y The Silver Pen. En el 2004 Bertrice recibió un premio de la revista Romantic Times por sus contribuciones al género de romance histórico.
Pertenece al signo Sagitario y se considera una persona que dice exactamente lo que piensa, sin tapujos. Ella explica que los de su signo zodiacal son considerados intelectuales y no toleran las tonterías. Sin embargo es leal a quienes le son leales. Le gusta viajar tanto mental como físicamente.
Su primer novela la escribió cuando tenía trece años. Se trataba de una princesa Inca quien prefirió lanzarse desde las alturas de Macchu Picchu antes que sucumbir a los avances de un diabólico conquistador español. Tema bastante dramático para una niña de esa edad que asistía a un colegio de monjas. Cabe agregar que había estado escribiendo poesía desde que tenía 7 años.
Cuando estaba en la Universidad hizo amistad con una chica turca cuya abuela había estado en el harém del último sultán Ottoman y como Bertrice había estado muy apegada a su abuela irlandesa, entre las dos amigas compartían sus historias. De esas charlas surgió la idea de The Kadin, sin embargo el género que conocemos ahora como romance histórico no era igual al de ese tiempo así que tomó como modelos a escritores como Anya Seton, Taylor Caldwell, Jan Westcott y Frank Yerby. Le tomó dos años escribir la novela y uno más corregirla. Ese fue el inicio de una carrera imparable.
Cuando le preguntaron que si el genio de la botella pudiera concederle tres deseos, cuáles serían, ella respondió: «Más tiempo. Salud y éxito para mi hijo Thomas».