PRÓLOGO

Dolor sonrió cuando finalmente sintió la llamada de su anillo de convocación. Durante incontables siglos había estado dormido, maldito, esperando por otro humano que le crecieran lo bastante los testículos como para despertarle. Cómo odiaba a la diosa de los Sueños, Leta, por sus habilidades para atraparle en ese destino. Para hacer de perro faldero de un simple mortal. Ahora la zorra lo pagaría.

Pero primero tenía que pactar con este patético mortal que tenía temporalmente poder sobre él.

Echando la cabeza hacia atrás, permitió a su parte consciente viajar a través de la oscuridad hasta emerger como una aparición ante su convocador.

– ¡Ves! ¡Te dije que funcionaría!

Dolor frunció el ceño ante el pequeño y redondo hombre que tenía unos pequeños y brillantes ojos azules, gafas, y una calva que brillaba bajo las abrumadoras luces fluorescentes. Se sentaba cercano a un hombre alto que llevaba el pelo rubio muy corto. Sus ojos verdes eran fieros se reflejaba locura y rabia.

Y aquellos ojos verdes se entrecerraron sospechosamente en Dolor.

– ¿Quién eres?

Dolor bufó ante la estúpida pregunta.

– Tú me convocaste. ¿No lo sabes?

El humano jadeó cuando el hombre más bajo se subió las gafas sobre la nariz con el índice. Se quedó con la boca abierta cuando miró al hombre más alto.

– Ves, te lo dije, Donnie. El libro de hechizos y el anillo funcionó justo como había dicho Mark que lo haría. Te dije que Mark era un genio en todo esta extraña materia de ocultismo. Nunca se había equivocado antes. Ahora dile al dios dolor a quién quieres castigar y lo hará.

– Por un precio-.añadió Dolor, recordándoles que allí había más que traerle del éxtasis, leer sólo las líneas del libro y llevar su anillo vinculante. Ahora mismo, la mayoría de sus poderes estaba todavía atados por la maldición de Leta.

El hombre rubio se cruzó de brazos y le dedicó una malvada y engreída mueca pagado de sí mismo.

– ¿Qué precio?

Dolor se encogió de hombros con indiferencia como si el supuesto precio no fuese nada.

– El precio de la venganza-un sacrificio de sangre. Necesitaré que mates a alguien para despertarme de mi sueño.

El llamado Donnie asintió como si estuviese de acuerdo con los términos. Un instante después, sacó una pequeña cuchilla del bolsillo trasero y cortó la garganta del hombre que estaba a su lado. El hombre más bajo intentó gritar, pero el corte era demasiado profundo para permitirlo.

Dolor arqueó una ceja cuando el hombre más bajo cayó al suelo, agarrándose el cuello y dando tirones hasta que finalmente la muerte lo reclamó. Donnie simplemente lo vio morir sin un simple signo de remordimiento o sentimiento por la persona que había sido su compañero de celda durante los últimos dos años.

Bien. Dolor necesitaba a alguien así de desalmado para ayudarle.

Sonriendo, aplaudió al humano.

– Encantador gesto, pero no lo que necesito.

Donnie curvó el labio.

– ¿Qué quieres decir?

– Hay un ritual, estúpido. No regresaré sin…-.Dolor vaciló en revelar demasiado por temor a asustar al humano,- ciertos requerimientos.

– ¿Y son?

De nuevo, Dolor vaciló, pero no había otra manera de que el humano despertase los poderes de Dolor.

Con un poco de suerte el humano continuaría siendo despiadado y frío.

– La sangre de alguien querido. Debes ofrecerme a alguien importante para ti y debes recitar mi maldición mientras lo haces. Cuando las palabras estén dichas y ellos muertos, mis poderes se desatarán y seré capaz de entrar en este mundo.

Había algo más allá de eso, pero el humano no necesitaba saberlo hasta su debido tiempo.

Lo primero era lo primero. Si Dolor podía conseguir ese sacrificio, el resto sería más fácil… siempre que el humano fuese serio en lo de su venganza.

Donnie frunció el ceño escépticamente.

– ¿Cómo sé que no me estás mintiendo?

– ¿Por qué mentiría?

– Por que todos lo hacen.

Y él lo sabía. Eran las mentiras y la decepción lo que habían lanzado a ese pedazo de basura a prisión. Dolor le dedicó una apaciguadora, pero nada sincera, sonrisa.

– Cierto, pero quiero mi libertad tanto como tú.

Donnie bufó.

– Ya he visto esta película algunas veces. Me matarás una vez estés libre, ¿no es cierto?

Dolor se rió.

– Mi veneno no es para ti, pequeño humano. Tengo mi propia persona a la que sangrar. Por culpa de ella, tengo que hacer que tú me des órdenes primero. Después y sólo entonces seré libre para exigir mi propia venganza. Créeme, vivirás mucho tiempo una vez me haya ido.

Porque vivir con las acciones que había tenido que llevar a cabo para liberar a Dolor era la peor cosa que Dolor podía hacer por este humano y desde que él era el dios del dolor…

Dolor sonrió y esta vez sin fingir.

Donnie dio un paso sobre el cuerpo para acercarse a la brillante forma fantasmal.

– He estado esperando por esto demasiado tiempo. Desde el día en que fui arrestado, he estado intentando cosas, todo lo que pude y nada ha funcionado. Lo que quiero más que nada en este mundo es a mi hermano muerto y quiero que sufra inimaginables miserias antes de morir. Estamos hablando de dolor de proporciones bíblicas. Del tipo que esté gritando pidiendo piedad y rogándome que lo mate para acabar con esto mientras me río ante su agonía. ¿Puedes hacerlo?

– Esa es mi especialidad.

Donnie sonrió ante la locura que llameaba en lo profundo de sus ojos.

– Entonces dime que tengo que hacer para liberarte. Haré cualquier cosa para ver sufrir y morir a mi hermano, y quiero decir cualquier cosa.


Dos días después


Vestida con una larga, y flotante túnica griega, Leta se despertó con un agudo grito. Le tomó varios segundos aclimatarse a sus alrededores. Todavía estaba en su mullido diván, durmiendo en la sala de los espejos en el Olimpo.

Pero algo iba mal. Podía sentirlo. La oscura mano del mal resbalaba sobre su cuerpo con un toque inconfundible.

Dolor, el más vil de todos los dioses, había sido convocado de regreso al reino humano lo cual había provocado su propio despertar. El dios del dolor había sido capturado hacía siglos por Leta quien luchó contra él hasta que ambos estuvieron sangrientos y agotados. Habiendo Zeus prohibido matarle de ninguna de las manera, se había visto forzada a atraparle de modo que nunca hiciera otra vez lo que le había hecho a ella.

Y una vez hubo sido atrapado, se había puesto a si misma en éxtasis para sanar y esperar el momento cuando él se despertara.

Ahora alguien había pronunciado lo que nunca se debería pronunciar otra vez. Aspirando profundamente, permitió que sus enterrados recuerdos la asaltaran.

¡Malditos fueran! Los estúpidos humanos no tenían idea de lo que habían desatado. El dolor no se contentaría con atacar sólo a la persona tras el que lo habían enviado. No, era sanguinario y despiadado. Dolor no respetaba nada y nadie era inmune a Dolor.

Por supuesto, acecharía y asesinaría al que se le enviara, pero una vez lo hubiese hecho, Dolor regresaría al que lo había convocado.

Que los dioses se apiadaran del convocador entonces. Su tortura no tendría final.

Cerrando los ojos, despertó sus aletargados poderes. Dejó que sus pensamientos fueran a la deriva hasta encontrar al objetivo de Dolor.

El objetivo le daba la espalda, pero incluso aunque ella podía asegurar que él era alto y ancho de hombros. Su pelo rubio era revuelto y ondulado cayéndole hasta la parte superior de su cuello.

Como una diosa de los sueños, podía sentir sus amargas emociones llamándola. Eran tan fuertes que podía sentirlas como suyas propias.

– Claro.-dijo él, su profunda voz llena de malicia-.No deja de asombrarme como una sola mentira puede deshacer toda una vida de bien.

Y ahí fue cuando ella se dio cuenta de algo. Ese hombre no necesitaba a Dolor. Este vivía realmente dentro de él junto a la Amargura y la Rabia. Lo tenían apretado cómodamente contra sus pechos y por lo que sentía no tenían intención de dejarle ir.

Entonces lo oyó…

Esa profunda risa que helaba la sangre.

– Leta…

Ella se emitió a si misma desde su estéril diván para permanecer de pie sobre el frío suelo de mármol. Un helado viento le aplastó la túnica contra el cuerpo, exponiendo sus desnudos pies hasta los tobillos. Esto hacía que las bandas de oro sobre sus antebrazos se congelaran. Las paredes a su alrededor eran blancas sin ningún cuadro, cortinas o cualquier cosa que rompiese esa baldía cualidad.

Aún así, sentía la presencia del dios del Dolor.

– ¿Dónde estás, bastardo?

Dolor apareció detrás de ella. Antes de que pudiera moverse, la agarró por el pelo y tiró apoyando el dorso de la cabeza de ella contra su hombro.

– No creerías que podías tenerme atrapado para siempre, ¿verdad?

Ella intentó luchar, pero él la liberó y se desvaneció.

– Esto no se ha acabado, Dolor.-dijo ella, su voz cargada con el peso de su determinación.

Su risa llenó la habitación.

– No, no lo ha hecho. Tú me ataste a esta maldición y antes de que esto acabe, pagarás por ello. Ahora si me disculpas, tengo un humano al que torturar y matar.

Ella lo sintió retroceder todo el camino bajando por su columna y no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Por decreto de Zeus, sus propias emociones le habían sido drenadas. Aún así todavía sentía algo… ¿Restos quizás de emociones del pasado?

No estaba segura.

Pero una cosa era cierta, no iba a permitir a Dolor herir a otra alma si podía impedirlo. Esto era un voto solemne que se había hecho y era el único que mantendría. Tanto tiempo como hubiese vida en sus venas, pelearía.

Y cuando se movió hacia delante, el objetivo de Dolor se volvió en el espejo para mirarla.

Leta se congeló cuando vio las facciones de la cara del hombre. Era tan hermoso como un inmortal. A través de la niebla que separaba el Olimpo del plano humano, pudo ver cada curva y línea de su perfecta cara. Pronunciadas cejas alzándose sobre unos ojos de un verde pálido. Abrasando con inteligencia, le mostraron un alma que estaba manchada por la traición. Una completamente desprovista de confianza.

Y en un simple momento, sintió su pena en el interior de su propio corazón. Él quería confiar en alguien. Quería alcanzarlo. Pero había olvidado como.

Solo y frío, era el dolor personificado.

Inclinando la cabeza, ella se dio cuenta de algo. Ese dolor que ardía tan violentamente en su interior era exactamente lo que necesitaba para vencer a Dolor. Si podía canalizarlo, se fundiría con sus poderes y le daría la ventaja. No había emoción más fuerte que la rabia…

Él ya había sido herido bastante…

Eso no importaba. Ella no podía ver su dolor como propio. Dolor debía ser derrotado a toda costa y si ese humano pagaba el precio, ¿Qué? La vida y alma de uno nunca valdrían más que la vida y el alma de muchos. Aidan O´Conner sería su sacrificio y su pasado sería finalmente vengado. Dolor sería derrotado por su mano y puesto a descansar para toda la eternidad.

Загрузка...