La escritora americana Rebecca Winters es madre de cuatro hijos y vive en Salt Lake City, Utah. Cuando tenía 17 años, estuvo interna en Lausana, Suiza, donde aprendió a hablar francés y conoció a chicas de todo mundo. Al volver a Estados Unidos, Rebecca desarrolló su amor por los idiomas y se licenció en Filosofía y Letras.
Rebecca confiesa que se hizo escritora casi por accidente. Al principio, no le gustaba nada escribir. Si cualquiera le hubiera dicho que iba a ser escritora, y que además le encantaría, se habría reído y lo habría encontrado completamente absurdo y ridículo. Su madre guardó las cartas que le enviaba desde el instituto y le pidió que escribiera sus memorias con ellas. Cuando había terminado de ordenar todos los pensamientos de la adolescencia, las semillas de una historia habían comenzado a formarse en su cabeza. La moraleja de esta historia es, ¡nunca infravalores la intuición de una madre!