Capítulo 15

– ¿ESTÁS lista para volver a casa, señora Blaxton?

Tina se estiró como un gato en su cama del hospital. Dos semanas después de ser rescatada de su prisión bajo el suelo, todavía le parecía un placer poder moverle:

– Convénceme -Tina sonrió a su esposo-. En el hospital tengo la posibilidad de elegir la comida que quiero, enfermeras que se encargan de cambiar los pañales a Jessie, mis amigos visitándome y tú mimándome. ¿Qué puede ofrecerme el hogar que no haya aquí?

Los ojos de Jock brillaron. Se inclinó y besó a su esposa en los labios. Fue un beso largo y apasionado que hizo estremecerse a Tina.

– ¿Qué te parece una cama doble? -preguntó Jock.

– Me has convencido. Encárgate de la maleta y el bebé y llévame a casa inmediatamente. O mejor dicho… ¿Podré esperar tanto tiempo? Una cama individual tampoco está mal…

– Pero en una habitación con un cristal en la puerta no vale -replicó Jock. Aunque pareció no rechazar la idea por completo. Sin hacer caso de las enfermeras que pasaban, la abrazó y se tumbó a su lado, apretando su cuerpo maravilloso contra el suyo-. ¡Caramba, Tina…!

La sonrisa de Jock desapareció de sus labios.

– No -dijo ella, colocando un dedo sobre los labios de él-. No, Jock, ni lo pienses.

– No me creo todavía que te haya recuperado -dijo él, abrazándola un poco más.

Todo el mundo se había quedado maravillado con el rescate. Aparte de unos pocos cortes y moretones, Tina estaba bien. Y Brendan se estaba recuperando también. Le habían puesto en la sala infantil y no paraba de alardear de sus hazañas, aunque eso sí, apretando fuertemente las manos de sus padres. Todavía no se había recuperado del todo. Y Tina tampoco, Jock se dio cuenta mientras se abrazaban.

Habían sido muy afortunados. Afortunados de que enfrente de ellos cayera un enorme muro de granito, haciendo que el resto del techo no se derrumbara. Afortunados de que tanta gente trabajara en su rescate sin descanso.

Y afortunados de que Tina llevase su maletín médico con antibióticos, suero intravenoso y morfina para controlar el dolor de Brendan y evitar la deshidratación y que la herida se infectase. Ella no había parado de animarle, asegurándole todo el tiempo que los rescatarían. Jock miró a Tina, que parecía preocupada.

– ¿Qué te pasa, mi amor? -preguntó él.

– Jock… Sé que es una tontería, pero…

– ¿Pero qué?

– ¿Cómo ibas a mantenerme a salvo de un terremoto?

– Tina…

– Tú estabas todo el día preocupado por mí. ¿Y qué va a pasar ahora? -Tina miró a la cuna. Jessica Christine Blaxton estaba comenzando a removerse al acercarse la hora de su comida-. ¿Nos dejarás?

– ¿Que si os dejaré el qué?

– ¿Nos dejarás ser nosotras mismas?

Jock cerró los ojos en silencio. Siguió abrazando a su mujer. Y sabía de qué le estaba hablando.

– Tina…

– Jock, mientras estaba allí atrapada, no paraba de pensar en lo preocupado que estarías. Sé que tú no querías amarme ni formar una familia. Siento mucho haberte hecho sufrir tanto…

– No -dijo enfadado-. Tina, nunca vuelvas a decir eso. Nunca.

– Pero…

– No. El único que tiene que excusarse soy yo. Me di cuenta cuando estabas atrapada de lo ciego que había estado. Fue mientras hablaba con Christie.

– ¿Qué?

– Christie me dijo que tú te dabas a ti misma por entero y que era por eso por lo que te queríamos. Y dijo que gracias a eso siempre estarías con nosotros. Viva o muerta. Tina, no sé como pude estar tan ciego hasta entonces. Casi destruyo la cosa que más me ha importado en mi vicia. Christie llevaba razón, Tina. No puedo perderte porque tú eres parte de mí -Jock la besó-. Y si un día la muerte nos separa, tú seguirías acompañándome.

Volvió a besarla tiernamente.

– Quiero que nuestro matrimonio dure ochenta años, amor mío. Y juro que os protegeré a ti y a la pequeña Jessie, pero no porque esté aterrorizado por la posibilidad de perderos.

– Jock…

– Tina, te protegeré y cuidaré porque te amo -dijo tiernamente, apretándola más aún contra él-. Y te prometo que disfrutaremos de la vida, Tina. A partir de ahora no sólo serás mi mujer. Seremos amantes y amigos. Y quiero que te cases conmigo, Tina. Pero no como antes. Para siempre. Por favor, Tina…

De pronto él pareció ansioso, como si ella pudiera decirle que ya era demasiado tarde. Que él ya había acabado con su amor.

Pero nada podría acabar con su amor. Nada.

Jessica se removió y comenzó a llorar en su cuna. Jock se apartó para que su mujer pudiera tomar a la niña en brazos. Luego él las abrazó a ambas.

– ¿Y qué hay de nuestra pequeña Jessie? -preguntó ella, mirando fijamente a su marido-. ¿Sigues pensando que hay demasiados niños en el mundo? ¿Piensas que Jessie contribuye a que haya todavía más?

– Ni hablar -contestó Jock, abrazándolas aún más fuerte-. ¿Dije alguna vez que había demasiados niños en el mundo? Debía de estar loco.

Se quedó mirando a ambas con una expresión que hizo que Tina no necesitara más respuestas. Había conseguido el sueño de toda mujer. Estaba justo donde quería estar y tenía un hombre que la amaba.

– Y de ninguna de las maneras es cierto que Jessica contribuya a que haya todavía más -continuó Jock-. De hecho…

Jock hablaba con los ojos iluminados por la alegría de vivir. Amaba tanto a esas dos mujeres…

– De hecho me gustaría tener más hijos.

– Uno…

– ¿Qué te parecería dos o tres? ¿Qué te parece, señora Blaxton? ¿Nos ponemos a trabajar en ello?

Загрузка...