Colin Bridgerton y Penelope Featherington fueron vistos conversando en la velada musical de Smythe-Smith, aunque nadie parece saber de qué exactamente ellos hablaban. Esta Autora se atrevería a adivinar que su conversación se centró sobre la identidad de esta Autora, ya que era lo qué todos los demás parecían estar hablando, antes, después, y (groseramente, en la estimada opinión de está autora) durante la interpretación.
En otras noticias, el violín de Honoria Smythe-Smith fue dañado cuando lady Danbury accidentalmente lo golpeó mientras agitaba su bastón.
Lady Danbury insistió en sustituir el instrumento, pero también declaró que no es su hábito comprar algo menos que lo mejor, Honoria tendrá un violín Ruggieri, importado de Cremona, Italia.
Según el conocimiento de Esta Autora, cuando el factor de fabricación y tiempo de embarque, junto con una lista de espera largísima, toma seis meses para que un violín Ruggieri pueda alcanzar nuestras costas.
Revista de Sociedad de lady Whistledown, el 16 de abril de 1824
Hay momentos en la vida de una mujer cuando su corazón se mueve en su pecho, cuando el mundo de repente parece extraordinariamente rosado y perfecto, cuando una sinfonía puede ser oída en el tintinear de un timbre.
Penelope Featherington tenía justo unos de esos momentos dos días después de la velada musical de Smythe-Smith.
Todo fue por un golpe a en la puerta de su dormitorio, seguida de la voz de su mayordomo, informándola:
"Sr. Colin Bridgerton esta aquí para verla." Penelope cayó de la cama. Briarly, quién habia servido a la familia Featherington por el tiempo sufuciente como parra no pestañear incluso por la torpeza de Penelope, murmurando, "¿debo decirle que usted no se encuentra?"
¡"No!" Penelope casi chilló, tropezando con sus pies. "Quiero decir, no," añadió ella con una voz más razonable. "Pero requeriré diez minutos para prepararme. "Se echó un vistazo en el espejo y se estremeció por su aspecto despeinado. "Quince."
"Como usted desee, señorita Penelope."
"Ah, y asegurese de preparar una bandeja de comida. Seguramente el Sr. Bridgerton estara hambriento. Él siempre tiene hambre." El mayordomo asintió nuevamente.
Penelope se mantuvo de pies sin moverse mientras Briarly desaparecia saliendo por la puerta, entonces, completamente incapaz de contenerse, bailo de pie en pie, emitiendo una clase de chillidos extraños un ruido que ella estaba convencida – o al menos esperaba – que nunca antes había cruzado sus labios.
Entonces, ella no podía recordar la ultima vez que un señor la había visitado, mucho menos del cual ella había estado desesperadamente enamorada por casi la mitad de su vida.
"Calmate," dijo ella, extendiendo sus dedos y presionando sus palmas aplanadas en el mismo movimiento que usaría si tratara de aplacar a una pequeña muchedumbre, rebelde. "Debes permanecer tranquila. Calmate," repitió ella, como si esto realmente daría resultado. "Calma". Pero por dentro, su corazón bailaba.
Ella respiro profundamente alentándose, atropellándose hasta su tocador, y recogió su cepillo de pelo. Esto sólo tomaría unos minutos para fijar de nuevo su pelo; seguramente Colin no iba a huir si ella lo hiciera esperar durante un rato. ¿Él esperaría que tomara un poco de tiempo para arreglarse, verdad?
Pero de todos modos, se encontró fijando su pelo en tiempo récord, y para el momento en que ella se detuvo en la puerta del salón, unos meros cinco minutos habían pasado desde el anuncio del mayordomo.
"Eres rápida," dijo Colin con una extraña sonrisa. Él había estado apoyado en la ventana, mirando detenidamente en la Calle de Mont.
"¿muy rapida?" Penelope dijo, esperando que el calor que sentia en su piel no se convirtiera en rubor. Se suponia que una mujer debería hacer esperar a un caballero, aunque no demasiado tiempo. De todos modos, no tenia sentido mantener un comportamiento tan tonto con Colin. Él nunca estaría interesado en ella de una manera romántica, y además, ellos eran amigos.
Amigos. Esto parecia a un concepto tan raro, y aún que eso eran exactamente. Ellos siempre habían sido conocidos amistosos, pero desde su vuelta de Chipre, ellos se habían hecho amigos de verdad.
Era mágico.
Incluso si él nunca la amaba – y mejor dicho ella nunca pensaba que él lo haría- esto era mejor que lo que tenían antes.
¿'A qué debo el placer?" preguntó, tomando asiento en el sofá ligeramente descolorido amarillo damasco de su madre.
Colin se sentó al frente de ella en una silla bastante incómoda. Él se inclinó hacia adelante, descansando sus manos sobre sus rodillas, y Penelope supo al instante que algo estaba mal. Esto simplemente no era la postura que un caballero adoptaba para una visita social común. Él parecia demasiado afligido, demasiado intenso.
"Es bastante serio," dijo, su cara se veía severa.
Penelope casi se elevó de sus pies. ¿"Ha pasado algo? ¿Alguien está enfermo?"
"No, no, nada así." Él hizo una pausa, soltó un aliento largo, luego paso su mano por su ya desarreglado pelo. "Es sobre Eloise."
¿"Qué sucede?"
"No sé como decirlo. "Yo- ¿ tienes algo para comer? "
Penelope estaba lista para torcer su cuello. ¡"Por el bien del cielo, Colin!"
"Lo lamento," refunfuñó. "No he comido en todo el día."
"lo primero, estoy segura," dijo Penelope con impaciencia. "Ya dije a Briarly que trajera una bandeja. ¿Ahora, me dirás qué es lo que pasa, o planeas esperar hasta que yo expire de impaciencia?"
"Pienso que ella es lady Whistledown," soltó él.
La boca de Penelope quedo abierta. No estaba segura de lo que esperaba oir, pero no era eso.
¿"Penelope, me oyes?"
¿"Eloise?" preguntó ella, aunque sabia exactamente sobre quién él hablaba.
Él asintio.
"Ella no puede ser."
Él estuvo de pie y comenzó a pasear, demasiado nervioso para mantenerse sentado. ¿"Por qué no?"
"Como… como… ¿Como que por qué?”No existe ninguna forma de que ella hubiera hecho esto durante diez años sin que me enterara."
Su expresión fue de desequilibrado a desdeñoso en un instante. "No creo que tu puedas saber todo lo que Eloise hace.”
"Por supuesto que no," contestó Penelope, dándole una mirada bastante irritada, "pero puedo decirte con la absoluta certeza que no existe el modo de que Eloise pudiera guardarme un secreto de tal magnitud por más de diez años. Ella no es simplemente capaz de ello."
"Penelope, ella es la persona más curiosa que conozco."
"Bueno, eso es verdad," estuvo de acuerdo Penelope. "Excepto por mi madre, supongo. Pero no es suficiente para condenarla."
Colin dejo de caminar y plantó sus manos en sus caderas. "Ella siempre anota cosas."
¿"Por qué crees eso?"
Él sostuvo ambas manos, frotando su pulgar enérgicamente contra las yemas de sus dedos. "En efecto. Constantemente."
"Mucha gente usa la pluma y la tinta." Penelope gesticulo ampliamente señalando a Colin. "Tu escribes tu diario. Estoy segura de que has tenido tus dedos alguna ves entintados."
"Sí, pero no desaparezco cuando escribo en mis diarios."
Penelope sintió que su pulso se aceleraba. ¿"Qué quieres decir?" preguntó, su voz quedo sin aliento.
"Quiero decir que ella se encierra con llave en su cuarto durante horas hasta que termina, y después de aquellos períodos sus dedos están cubiertos de tinta."
Penelope no dijo nada por un agonizantemente largo momento. "Las pruebas" de Colin eran indiscutibles, en efecto, sobre todo cuando combinado con la inclinación bien conocida y documentada de Eloise por la curiosidad.
Pero ella no era Lady Whistledown. Ella no podía serlo. Penelope apostaría su vida en ello.
Finalmente Penelope sólo cruzó sus brazos y, en un tono de voz que probablemente hubiera estado más de acuerdo en un niño de seis años sumamente obstinado, dijo, "no es ella. No lo es."
Colin se recostó, pareciendo derrotado. "Lamento que yo no pueda compartir tu certeza."
"Colin, Tu necesitas-"
¿"Dónde demonios esta la comida?" él se quejó.
Ella debería estar impresionada, pero de alguna manera su carencia de modales la divirtió. "Estoy segura que Briarly estará aquí dentro de poco."
Él se tumbó en la silla. "Tengo hambre."
"Sí," dijo Penelope, moviendo los labios nerviosamente, "conjeturé demasiado."
Él suspiró, cansado y preocupado. "Si ella es lady Whistledown, esto será un desastre. Un desastre puro, y absoluto."
"No sería tan malo," dijo Penelope con cuidado. ¡"No, es que yo piense que ella es lady Whistledown, porque no lo creo! ¿Pero realmente, si ella lo fuera, sería tan terrible? A mi me gustaría ser lady Whistledown tambien."
"Sí, Penelope," dijo Colin bruscamente, "sería demasiado terrible. Ella quedaria arruinada."
"No pienso que ella quede arruinada…”
"Por supuesto ella estaria arruinada. ¿Tienes alguna idea de cuántas personas esa mujer ha insultado durante años?"
"No creo que odies tanto a lady Whistledown," dijo Penelope.
"No la odio," dijo Colin con impaciencia. "No importa si la odio. Todos los demás la odian."
"No pienso que esto sea verdad. Todos compran su revista."
¡"Por supuesto compran su revista! todos compran su maldita revista."
¡"Colin!"
"Lo siento," él refunfuñó, pero realmente como si lo sintiera.
Penelope asintio aceptando su disculpa.
"Quienquiera que sea aquella lady Whistledown," dijo Colin, sacudiendo su dedo hacia ella con tal vehemencia que realmente ella dio tumbos hacia atrás, "cuando sea desenmascarada, no será capaz de mostrar su cara en Londres."
Penelope delicadamente aclaro su garganta. "No pense que te preocupabas tanto por las opiniones de la sociedad."
"No lo hago," replicó él. "Bueno, no mucho, al menos. Alguien que diga que no se preocupe en absoluto es un mentiroso y un hipócrita."
Penelope pensó que el estaba en lo correcto, pero se encontraba sorprendida por que lo admitiera. Parecia que a los hombres siempre les gustaba fingir que ellos eran totalmente autónomos, completamente inmunes a los caprichos y las opiniones de la sociedad.
Colin se inclinó hacia adelante, sus ojos verdes que ardían con intensidad. "Esto no es sobre mí, Penelope, es sobre Eloise. Y si ella es desterrada de la sociedad, ella será aplastada." Él se recostó, pero su cuerpo entero irradiaba tensión. "Por no mencionar lo que esto haría a mi madre."
Penelope soltó un largo aliento. "Realmente pense que nada te disgustaba," dijo ella.
"Espero que tengas razón," contestó él, cerrando sus ojos. Él no estaba seguro de cuando había comenzado a sospechar que su hermana podría ser lady Whistledown. Probablemente después de que lady Danbury había lanzado su famoso desafío. A diferencia de la mayor parte de Londres, Colin nunca había estado tan interesado en descubrir la verdadera identidad de lady Whistledown. La columna era entretenida, y él ciertamente la leía como todos los demás, pero en su mente, lady Whistledown era simplemente… lady Whistledown, y eso era todo lo que ella necesitaba ser.
Pero el desafío de lady Danbury lo había hecho pensar, y como el resto de los Bridgertons, una vez que conseguía hacerse de una idea, él era fundamentalmente incapaz de dejarlo ir. De alguna manera se le había ocurrido que Eloise tenía el temperamento perfecto y las habilidades para escribir tal columna, y luego, antes de que él pudiera convencerse que estaba loco, había visto las manchas de tinta en sus dedos.
Desde entonces él casi se había vuelto loco, incapaz de pensar en todo menos en la posibilidad de que Eloise tenía una vida secreta.
No sabía que lo irritaba más – que Eloise pudiera ser lady Whistledown, o que ella había logrado esconderlo de él durante más de una década.
Como irritaba, ser engañado por su propia hermana. Le gustaba pensarse más inteligente que eso.
Pero él tenía que concentrarse en el presente. ¿ si sus sospechas fueran correctas, cómo diablos iban tratar con el escándalo cuando ella fuera descubierta?
Y ella sería descubierta. Con todo Londres exitado por el premio de mil de libras, lady Whistledown no tendría posibilidad alguna.
¡"Colin! ¡Colin!"
Él abrió sus ojos, preguntándose cuanto tiempo había estado Penelope llamándolo por su nombre.
"Realmente pienso que deberías dejar de preocuparte por Eloise," dijo ella. "Hay cientos y cientos de personas en Londres. Lady Whistledown podría ser cualquiera de ellos. Cielos, con tu ojo para los detalles" – ella le mostro sus dedos para recordarle las yemas del dedo manchadas de tinta de Eloise - "tu podrías ser lady Whistledown."
Él la fulmino con una mirada bastante condescendiente. "Excepto el pequeño detalle del que he estado fuera del país la mitad del tiempo."
Penelope decidió no hacer caso de su sarcasmo. "Tu eres ciertamente un escritor bastante bueno para escribir fuera del país."
Colin había tenido la intención de decir algo cómico y ligeramente brusco, terminando con sus argumentos bastante débiles, pero la verdad era que estaba en secreto encantado por su elogio de "buen escritor" y todo lo que él podía hacer era sentarse allí con una sonrisa agradable en su cara.
¿"Estas bien?" preguntó Penelope.
"Absolutamente bien," contestó él, volviendo a la realidad y tratando de adoptar una actitud más sobria. ¿"Por qué preguntas?"
"Por que de repente parecía completamente enfermo. Mareado, realmente."
"estoy bien," repitió él, probablemente un poco más alto de lo necesario. "Pienso sólo en el escándalo."
Ella soltó un suspiro de fastidio, que lo irritó, porque no veía por que razón ella estaba tan impaciente con él. ¿"Qué escándalo?" preguntó ella.
"El escándalo que va a hacer erupción cuando ella sea descubierta," comento él.
¡"Ella no es lady Whistledown!" ella insistió.
Colin de repente se sentó, sus ojos estaban iluminados por una nueva idea. "Como tu sabes," dijo él con un tipo de voz intensa, " no pienso que realmente sea importante si ella es lady Whistledown o no."
Penelope lo contempló sin expresión durante unos tres segundos antes de mirar el salón, refunfuño, "¿Dónde está la comida? Debo estar mareado. ¿No has pasado los últimos diez minutos completamente enloquecida pensando en la posibilidad de que ella sea? "
Como si fuera una señal, Briarly entró en el cuarto con una bandeja pesadamente cargada. Penelope y Colin miraron en silencio como el mayordomo servia la comida. ¿"Quieren que le sirva sus platos?" preguntó él.
"No, estamos bien," dijo Penelope rápidamente. "Podemos hacerlo nosotros."
Briarly asintió con la cabeza y, tan pronto como él había puesto los cubiertos y había llenado los dos jarrones de limonada, dejó el cuarto.
"Escúchame," dijo Colin, brincando a sus pies y cerrando la puerta de modo que casi descansara contra el marco (pero estaba técnicamente abierta, debe alguien criticar sobre sus inconveniencias).
¿"No quieres comer algo?" Penelope preguntó, sosteniendo en lo alto un plato que ella había llenado con varios bocadillos.
Él le arrebató un pedazo de queso, lo comió con dos mordiscos poco delicado, luego siguió, "incluso si Eloise no es lady Whistledown -y haciendote caso, todavía creo que ella puede serlo – no importa. Por que si / sospecho que ella es lady Whistledown, entonces seguramente alguien más lo hara también."
¿"tu punto seria?"
Colin se dio cuenta de que echaba sus brazos hacia adelante, y parando antes de alcanzar a sacudir sus hombros. ¡"No importa! ¿No lo ves? Si alguien la señala con el dedo, estara arruinada."
¡"Pero no," dijo Penelope, pareciendo requerir mucho esfuerzo en aflojar sus dientes, "si ella no es lady Whistledown!"
¿"Cómo podría ella demostrarlo?" Colin volvió, brincando sobre sus pies. "Una vez que un rumor comienza, el daño esta hecho. Desarrolla vida propia. "
"Colin, esto dejó de tener sentido hace cinco minutos."
"No, escúchame hasta el final." Él volteo para encararla, y fue agarrado por un sentimiento de tal intensidad que él no hubiera podido apartar sus ojos de lo de ella si la casa se cayera alrededor de ellos. "Supón que le dijera a todos que yo te había seducido."
Penelope se enderezo muy, muy tiesa.
"Tu estarías arruinada para siempre," siguió él, poniéndose en cuclillas cerca del borde del sofá de modo que ellos estuvieran en el mismo nivel. "No importaría que nunca nos hubiéramos besado hasta ahora., mi querida Penelope, ese es el poder de la palabra."
Ella parecía estar congelada. Y al mismo tiempo empapada. "Yo… No sé que decir," tartamudeó ella.
Y luego la cosa más extraña pasó. Él se dio cuenta que tampoco sabía que decir. Por que se había olvidado de los rumores y el poder de la palabra y toda aquella putrefacción, y la única cosa en la que él podría pensar era la parte de los besos, y-
Y
Y-
Dios del cielo, él queria besar a Penelope Featherington.
¡Penelope Featherington!
Él podría haber dicho también que queria besar a su hermana.
Excepto – él echo un vistazo a ella; le parecia extraordinariamente atractiva, y se preguntó como no lo había notado antes de esa tarde – ella no era su hermana.
Ella definitivamente no era su hermana.
¿"Colin? “Su nombre era un mero susurro en sus labios, sus ojos parpadeaban completamente adorables y lo confundieron, ¿y cómo era que él nunca había notado esa intrigante sombra marrón que tenían sus ojos? Casi de oro cerca de la pupila. Él nunca había visto algo parecido, y aún era como si él no la hubiera visto cien veces antes.
Él se levanto, sintiendose repentinamente embriagado. Mejor si ellos no estaban completamente a la misma altura. Más difícil de ver sus ojos desde aquí.
Ella se levanto, también.
Maldición.
¿"Colin?" preguntó ella, su voz era apenas audible. ¿"Podría pedirte un favor?"
Llámenlo intuición masculina, llámenlo locura, pero una voz muy insistente dentro de él gritaba que independientemente de lo que ella quisiera tenia que ser una muy mala idea.
Era, sin embargo, un idiota.
Él tenia que hacerlo, porque sintió sus labios y luego escucho una voz que sonaba horriblemente como la suya diciendo, "Por supuesto."
Sus labios se fruncieron, y durante un momento él pensó que ella trataba de besarlo, pero entonces él se dio cuenta que los juntaba sólo para formar una palabra.
"podrías”
Sólo una palabra. Solamente una palabra que comienza con P. P siempre se parecía a un beso.
¿"Podrías besarme?"