El CAPÍTULO 14

Ella golpeó el pavimento.

Penelope era – en su opinión, más elegante que lo que la mayor parte de las personas acreditaban. Era una buena bailarina, podía tocar el piano con sus dedos perfectamente arqueados, y podía moverse por lo general en un cuarto atestado sin chocar con una cantidad poco común de gente o mobiliario.

Pero cuando Colin hizo su oferta bastante normal, su pie entonces a mitad de camino de salir del carruaje encontraron solo aire, su cadera izquierda encontró el freno, y su cabeza encontró las puntas de las botas de Colin.

"Por dios, Penelope," exclamó él, poniéndose en cuclillas. ¿"Estas bien?"

"Estoy bien," ella logró decir, buscando un agujero en la tierra que debía acabar de abrirse, de modo que ella pudiera arrastrarse lentamente en el y morir.

"¿Estas segura?"

"No es nada, realmente," contestó ella, sosteniendo su mejilla, en lo que ella estaba segura haber dejado una perfecta marca en la bota de Colin. "Sólo un poco sorprendida, eso es todo."

"¿Por qué?"

¿"Por qué?" ella resonó.

"¿Sí, por qué?"

Ella parpadeó. Una vez, dos veces, entonces otra vez. "Er, pues esto podría tener que ver con tu mención sobre el matrimonio."

Él la levanto bruscamente poniendo la de pies, casi dislocando su hombro en el proceso. "Bien, ¿en que pensaste que yo diría?”

Ella lo contempló con incredulidad. ¿Él estaba loco? "No, eso," finalmente contesto.

"No soy un completo patán," refunfuñó él.

Ella limpio el polvo y los guijarros de sus mangas. "Nunca dije que lo fueras, yo sólo-"

"Puedo asegurarte," siguió él, ahora pareciendo mortalmente ofendido, "yo no me comporto como lo hice, con una mujer de tu clase sin dar una propuesta de matrimonio."

La boca de Penelope se abrió hasta el suelo, dejándola quedar como un búho.

¿"No tienes una respuesta?" exigió.

"Todavía trato de entender lo que decías," confesó ella.

Él plantó sus manos en sus caderas y la contempló decididamente con falta de indulgencia.

"Debes confesar," dijo ella, con su barbilla alzada considerando su propuesta de forma sospechosa, "sonó realmente como si tu, er -Como lo dirías – hubieras propuesto matrimonio antes. "

Él le frunció el ceño. "Por supuesto que no. Ahora toma mi brazo antes de que comience a llover."

Ella alzó la vista hacia el cielo azul claro.

"Así como vas," dijo él con impaciencia, "estaremos aquí durante días."

"Yo… bien…" Ella aclaro su garganta. "Seguramente puedes perdonarme mi carencia de calma ante tremenda sorpresa."

¿"Ahora quién habla en círculos?" él refunfuñó.

"Perdóname."

Su mano apretó a su brazo. "Vaya sólo ponte en camino."

¡"Colin!" ella casi chilló, tropezando con sus pies cuando ella subía las escaleras. "Estas seguro-"

"Nada como el presente," contesto, casi con garbo. Él parecía completamente cómodo consigo mismo, lo que la dejó perpleja, porque habría apostado su fortuna entera – y como Lady Whistledown, ella había acumulado una verdadera fortuna – que él no había querido pedirle matrimonio hasta el momento en que su carruaje estacionara en el frente de su casa.

Tal vez no incluso cuando sus palabras habían salido de sus labios.

Él se dio vuelta. "¿Tengo que llamar?"

"No, "yo" "

Él llamó de todos modos, o mejor dicho golpeó, si uno intenta ser específico en eso.

“Briarly," dijo Penélope con un intento de sonrisa cuando el mayordomo abrió la puerta para recibirlos.

"Señorita Penelope," murmuró, elevando una ceja ante la sorpresa. Él saludó con la cabeza a Colin. "Sr. Bridgerton."

"¿Esta la Sra. Featherington en casa?" Colin preguntó bruscamente.

"Sí, pero-"

"Excelente." Colin lo interrumpió, tirando a Penelope junto con él. ¿"Dónde está ella?"

"En el salón, pero yo debería decirle-"

Pero Colin estaba ya a mitad de camino por el pasillo, Penelope caminaba tras él. (No, por que ella pudiera estar en algún otro sitio, viendo como la mano de Colin asía fuertemente la parte superior de su brazo.)

¡"Sr. Bridgerton!" el mayordomo gritó, pareciendo ligeramente infundido pánico.

Penelope se giro, justo cuando sus pies seguían siguiendo a Colin. Briarly nunca habia estado horrorizado. Sobre algo. Si pensaba que ella y Colin no deberían entrar al salón, él debía tener una muy buena razón.

Tal vez hasta-

Ho, no.

Penelope se hundió en sus talones, que patinaban a lo largo del duro suelo de madera cuando Colin la arrastraba a lo largo por el brazo. "Colin", ella dijo, tragando aire en la primera sílaba. ¡"Colin!"

¡"Realmente pienso-Aaack!" Sus talones patinaron tropezando con el borde de la alfombra del corredor, enviándola hacía adelante.

Él la asió con cuidado y la puso de pies. ¿"Qué sucede?"

Ella echó un vistazo nerviosamente a la puerta del salón. Estaba ligeramente entreabierta, pero tal vez había bastante ruido dentro de modo que su madre no los hubiera oído aún acercarse.

"Penelope…" Colin apuntó con impaciencia.

"Er… Aun hay tiempo de escapar, ¿no lo crees? Ella miró frenéticamente, no es que fuera a encontrar una solución a sus problemas en alguna parte del pasillo.

"Penelope," Colin dijo, ahora dando un toque a su pie, "¿qué demonios tramas?"

Ella se volteo a mirar a Briarly, quién simplemente se encogió de hombros. "Este realmente no es el mejor momento de hablar con mi madre."

Él arqueo una ceja, pareciéndose a la expresión del mayordomo que tenía sólo unos segundos antes. "No planeas rechazarme, ¿verdad?"

"No, por supuesto no," dijo ella de prisa, aunque no hubiera aceptado realmente el hecho de que incluso él se lo hubiera ofrecido a ella.

"Entonces este es un momento excelente," declaró él, su tono no invitaba a ninguna protesta adicional.

"Pero es-"

¿"Qué?"

El martes, ella pensó miserablemente. Y era sólo el mediodía pasado, que significó-

"Vamos," dijo Colin, dando zancadas hacia adelante, y antes de que ella pudiera pararlo, él empujó la puerta abriéndola.

El primer pensamiento de Colin mientras caminaba por el salón era que ese día, seguramente no procedió de la forma que él hubiera anticipado cuando se levanto de la cama esa mañana, resulto ser un esfuerzo excelente. Casarse con Penelope era una idea eminentemente sensible, y sorprendentemente también, si su encuentro reciente en el carro fuera alguna indicación.

Su segundo pensamiento era que él acababa de entrar a su peor pesadilla.

Al ver que la madre de Penelope no estaba sola en el salón. Las Featherington, mayores y casadas, estaban allí, junto con sus cónyuges e incluso un gato.

Esta era la reunión más espantosa de gente que Colin hubiera presenciado alguna vez. La familia de Penelope era… bueno… excepto por Felicity (a quien él siempre mantuvo con un poco de sospecha; ¿cómo podría realmente uno confiar en alguien que era tan buena amiga de Hyacinth?), su familia era… bueno…

Él no podía pensar en una buena palabra para ellos. Seguramente nada elogioso (aunque le gustaba pensar que él podía haber evitado un completo insulto), y realmente, encontro una palabra que se aplicaba eficazmente, demasiado habladoras, bastante entrometidas, insoportablemente tontas, y – y uno no podía olvidarse de esto, no con Robert Huxley una reciente adición al clan -extraordinariamente gritonas.

Entonces Colin sólo sonrió. Su gran, grandiosa, amistosa, sonrisa ligeramente maliciosa. Esto casi siempre resultaba, y hoy no seria la excepción. Todas las Featheringtons le sonrieron en respuesta, y-gracias a Dios no dijeron nada.

Al menos no en seguida.

"Colin," dijo la Sra. Featherington con visible sorpresa. "Que amable de su parte traer a Penelope a casa para nuestra reunión familiar."

¿"Su reunión familiar?" repitío. Él contempló a Penelope, que estaba de pie a su lado, parecía bastante enferma.

"Cada martes," dijo ella, sonriendo débilmente. ¿"No lo mencioné?"

"No," contestó, aunque fuera obvio que su pregunta había sido a beneficio de su auditorio. "No, usted no lo mencionó."

¡"Bridgerton!" bramó Robert Huxley, que estaba casado con Prudence la hermana mayor de Penelope.

“Huxley," Colin volvió, tomando retrocediendo discretamente. Mejor para proteger sus tímpanos por si el cuñado de Penelope decidiera dejar su puesto cerca de la ventana.

Por suerte, Huxley se quedó en su puesto, pero el otro cuñado de Penelope, Nigel Berbrooke bien intencionado pero vacó de mente, cruzó el cuarto, saludando a Colin con una cordial palmada en la espalda. "No le esperaba," dijo Berbrooke jovialmente.

"No," Colin murmuró, "yo no pensaría eso."

"Sólo la familia, después de todo," dijo Berbrooke, "y usted no es de la familia. No mi familia, al menos."

"Aun no, todavía," murmuró Colin, echando un vistazo hacia Penelope. Ella se sonrojo.

Entonces él miró a la Sra. Featherington, quién lo miraba como si pudiera desmayarse del entusiasmo. Colin gimió por su sonrisa. Él no había pensado que ella pudiera oír su comentario sobre afiliarse posiblemente a la familia. Por la razón que fuera él había querido mantener la sorpresa antes de pedir la mano de Penelope. Si Portia Featherington supiera sus intenciones con adelanto, ella enredaría probablemente todo el asunto (en su mente, al menos) de modo que hubiera orquestado de alguna manera el partido ella misma.

Y por la razón que sea, Colin lo encontró sumamente desagradable.

"Espero no molestar," dijo él a la Sra. Featherington.

"No, por supuesto que no," indicó ella rápidamente. "Estamos encantados de tenerle aquí, en una reunión familiar." Pero ella parecía bastante rara, no exactamente indecisa sobre su presencia allí, pero ciertamente insegura de cual debería ser su siguiente movimiento. Ella mordía su labio inferior, y luego lanzó un vistazo furtivo a Felicity.

Colin se volteo hacia Felicity. Ella miraba a Penelope, con una pequeña sonrisa secreta fijada en su rostro. Penelope fulminaba con la mirada a su madre, su boca estaba torcida en una mueca irritada.

La mirada fija de Colin fue de Featherington a Featherington a Featherington. Algo hervía a fuego lento claramente bajo la superficie y si él no tratara de entender (A) que como evitar ser atrapado en la conversación sobre sus relaciones con Penelope mientras (B) de alguna manera lograra declarar su oferta de matrimonio al mismo tiempo -bueno él estaba bastante curioso en cuanto a lo que causaba todo este secreto, vistazos secretos yendo de acá para allá entre las mujeres Featherington.

La Sra. Featherington echaba un último vistazo a Felicity, haciendo un pequeño gesto que Colin podría haber jurado que sentenciaba, Siéntate a su lado, luego fijó su atención en Colin. "¿No se sentará usted?" Preguntó, sonriendo ampliamente y acariciando el asiento al lado de ella en el sofá.

"Por supuesto," murmuró, porque realmente ya no había salida. Él todavía tenía que pedir la mano de Penelope en matrimonio, y aun si él no quisiera en particular hacerlo delante de cada uno de las Featherington (y sus dos necios cónyuges), él estaba pegado aquí, al menos hasta que se presentara la oportunidad de hacer una fuga elegante.

Él se volteo y ofreció su brazo a la mujer que tenia la intención de hacer su novia. ¿"Penelope?"

"Er, sí, por supuesto," tartamudeó ella, colocando su mano en la articulación de su codo.

"Ho, sí," señaló la Sra. Featherington, como si se hubiera olvidado completamente de la presencia de su hija. "Es terriblemente lamentable, Penelope. No te vi. ¿No podrías ir y pedir que incrementen la porción de la comida por favor? Necesitaremos seguramente más comida con el Sr. Bridgerton aquí."

"Por supuesto," dijo Penelope, las comisuras de sus labios temblaron.

"¿No puede llamar para eso?" Colin preguntó en voz alta.

¿"Qué?" dijo distraídamente la Sra. Featherington. "Bien, supongo que se podría, pero esto tomaría más tiempo, y Penelope no se opone, ¿verdad?"

Penelope dio una pequeña sacudida con la cabeza.

"Yo me opongo," dijo Colin.

La Sra. Featherington soltó un pequeño "Ah" de sorpresa, luego dijo, "Muy bien. Penelope, er, ¿por qué no te sienta ahí mismo?" Ella hizo señas a una silla que no estaba situada para ser una parte del círculo interno de conversación.

Felicity, quién se había sentado directamente al lado de su madre, saltó. "Penelope, por favor toma mi asiento."

"No," dijo la Sra. Featherington firmemente. "El clima te ha hecho daño, Felicity. Tienes que sentarse."

Colin pensó que Felicity parecía el cuadro de la salud perfecta, pero ella se recostó en su asiento.

"Penelope," dijo Prudence en voz alta, desde la ventana. "Tengo que hablar contigo."

Penelope dio una mirada desamparada de Colin a Prudence a Felicity y luego a su madre.

Colin tiro de ella acercándola más. "Tengo que hablar con ella también," explicó suavemente.

"Correcto, pues supongo que hay espacio para ustedes dos," apunto la Sra. Featherington, escabulléndose en el sofá.

Colin estaba dividido entre los buenos modales que habían sido inculcados en su cabeza desde su nacimiento y el impulso aplastante de estrangular a la mujer que sería un día su suegra. Él no tenía ni idea de por qué ella trataba a Penelope como un tipo de hijastra desfavorecida, pero realmente, tenía que parar.

¿"Qué le trae por aquí?" gritó Robert Huxley.

Colin tocó sus oídos – él no podía soportarlo y luego dijo, "yo estaba-"

"Ho, Santa Madre," revoloteó la Sra. Featherington, "no pensamos interrogar a nuestro invitado, ¿verdad?"

Colin realmente no había pensado que la pregunta de Huxley constituyera un interrogatorio, pero no quería insultar a la Sra.Featherington diciendo eso, entonces él simplemente asintío con la cabeza y dijo algo completamente sin sentido como, "Sí, pues por supuesto."

¿"Por supuesto qué?" preguntó Philippa.

Philippa estaba casada con Nigel Berbrooke, y Colin siempre había pensado que esto era un partido bastante bueno, en efecto.

¿"Que?" Preguntó.

"Usted decía, 'Por supuesto,'" Philippa dijo. ¿"Por supuesto qué?"

"No sé," dijo Colin.

"Ah. Bien, entonces, por qué lo hizo-"

"Philippa," dijo la Sra. Featherington en voz alta, "quizás deberías traer la comida, ya que Penelope al parecer lo ha olvidado."

"Ho, lo siento," se disculpo Penelope rápidamente, comenzando a levantarse.

"No te preocupes," dijo Colin con una sonrisa ligera, tomándola de la mano y tirando de ella hasta sentarla. "Tu madre dijo que Prudence podría ir."

"Philippa," dijo Penelope.

¿"Que hay con Philippa?"

"Ella dijo que Philippa podría ir, no Prudence."

Él se preguntó que le había pasado a su cerebro, porque en algún sitio entre su carruaje y este sofá, este había desaparecido claramente. ¿"Importa eso?" él preguntó.

"No, no realmente, pero-"

"Felicity," interrumpió la Sra.Featherington, "¿por qué no le cuentas al Sr. Bridgerton sobre tus acuarelas?"

Por su vida, Colin no podía imaginar un tema menos interesante (excepto, tal vez, por las acuarelas de Philippa), pero él sin embargo se dirigió hacia la Featherington más joven con una sonrisa amistosa y preguntado, "¿y cómo son tus acuarelas?"

Pero Felicity, bendiga su corazón, le dio una sonrisa bastante amistosa y ella misma dijo, "imagino que ellas están bien, gracias."

La Sra. Featherington miró como si ella acabara de tragar a una anguila viva, luego exclamó, "¡Felicity!"

¿"Sí?" dijo dulcemente Felicity.

"No le has contado que habías ganado un premio." Ella se volteo hacia Colin. "Las acuarelas de Felicity son únicas." se volvió a Felicity. "Cuéntale al Sr. Bridgerton sobre tu premio."

"Ah, no imagino que él este interesado en eso."

"Por supuesto que lo esta," contesto la Sra. Featherington.

Normalmente, Colin habría intervenido con, Por supuesto que lo estoy, ya que él era, después de todo, un compañero sumamente afable, pero haciendo eso habría validado las intenciones de la Sra. Featherington y, quizás más gravemente, arruinar la diversión de Felicity.

Y Felicity parecía tener mucha diversión. "¿Philippa", dijo ella, "no tendrías que haber ido por la comida?"

"Ho, claro," contestó Philippa. "me olvide. Siempre lo hago. Ven, Nigel. Puedes acompañarme."

¡"Claro-o!" expresó Nigel. Y luego él y Philippa dejaron el cuarto, riéndose tontamente de todo.

Colin reafirmó su convicción que la unión Berbrooke-Featherington había sido un buen partido, en efecto.

"Pienso que saldré al jardín," anunció Prudence repentinamente, cogiendo el brazo de su marido. "Penelope, por qué ¿no vienes conmigo?”

Penelope abrió su boca unos segundos antes de que hallara algo que decir, dándole un aspecto de pescado un poco confuso (pero en la opinión de Colin un pescado bastante atractivo, si tal cosa fuera posible). Finalmente, su barbilla tomó un porte resuelto, y ella dijo, "no lo creo, Prudence."

¡"Penelope!" exclamó la Sra. Featherington.

"Necesito para mostrarte algo," replico Prudence.

"Realmente pienso que soy necesaria aquí," contestó Penelope. "Puedo unirme más tarde esta tarde, si te parece."

"Te necesito ahora."

Penelope contempló a su hermana con sorpresa, visiblemente no esperaba tanta resistencia. "Lo siento, Prudence," reiteró ella. "Creo que soy necesaria aquí."

"Tonterías," dijo la Sra. Featherington airadamente. "Felicity y yo podemos hacer compañía al Sr. Bridgerton."

Felicity brincó a sus pies. ¡"Ah, no!" ella exclamó, giro sus ojos inocentemente. "Olvidé algo."

"¿Que," preguntó la Sra. Featherington entre dientes, "podrías posiblemente haber olvidado?"

"Uhh… mis acuarelas." Ella se dirigió hacia Colin con una sonrisa dulce, maliciosa. "Tu quieres verlas, ¿verdad?"

"Por supuesto," él murmuró, decidiendo que le gustaba muchísimo la hermana más joven de Penelope. "Veré lo única que ellas son."

"Uno podría decir que ellas son comunes," dijo Felicity con una cabezada demasiado seria.

"Penelope," dijo la Sra. Featherington, obviamente tratando de esconder su molestia, "¿serías tan amable de traer las acuarelas de Felicity?"

"Penelope no sabe donde estan," dijo Felicity rápidamente.

¿"Por qué no va usted?"

"Por Dios," explotó Colin finalmente, " Felicity podría dejarnos. Necesito un momento privado con usted, de todos modos."

El silencio reinó. Esta era la primera vez que Colin Bridgerton había perdido alguna vez su carácter en público. Al lado de él, Colin oyó que Penelope soltaba un pequeño grito ahogado, pero cuando él le echó un vistazo, ella escondía una sonrisa diminuta detrás de su mano.

Y esto lo hizo sentirse ridículamente bien.

"¿Un momento privado?" repitió la Sra.Featherington, su mano revoloteo hacia su pecho. Ella echó un vistazo a Prudence y Robert, que todavía estaban apoyados en la ventana. Ellos inmediatamente dejaron el cuarto, aunque no sin un surtido justo de quejas por parte de Prudence.

"Penélope," dijo la Sra. Featherington, "quizás deberías acompañar a Felicity."

"Penélope se quedara," replico Colin.

¿"Penélope?" preguntó la Sra. Featherington dudosa.

"Sí," dijo despacio, por si ella todavía no entendiera su significado, "Penélope".

"Pero-"

Colin le dio una mirada tan deslumbrante que ella realmente retrocedió y dobló sus manos en su regazo.

¡"me voy!" pió Felicity, saliendo como flotando del cuarto. Pero antes de que ella cerrara la puerta, Colin la vio dar un rápido guiño a Penélope.

Y Penélope sonrió, el amor por su hermana más joven brillo claramente en sus ojos.

Colin se relajó. Él no se había dado cuenta de que el sufrimiento de Penélope lo tensaba. Y ella era definitivamente miserable. Buen Dios, él no podía esperar a quitarla del seno de su ridícula familia.

Los labios de la Sra. Featherington se estiraron en una débil tentativa de sonrisa. Ella miró a Colin después a Penelope de nuevo otra vez, y luego finalmente dijo, "¿Usted desea hablar?"

"Sí," contestó él, impaciente por terminar con esto. "Yo me sentiría honrado si usted me concediera la mano de su hija en matrimonio."

Por un momento. La Sra Featherington no reacciono. ¡Entonces sus ojos se pusieron redondos, su boca se puso redonda, su cuerpo pues su cuerpo era redondo ya – y ella aplaudió, incapaz de decir algo además de, "Ho! ¡Ho!"

¡Y luego, "Felicity! ¡Felicity!"

¿Felicity?

Portia Featherington se levanto de un saltó, corrió hacia la puerta y realmente gritó como una pescadera. ¡"Felicity! ¡Felicity!"

"Ho, Madre," gimió Penelope, cerrando sus ojos.

¿"Por qué convoca usted a Felicity?" preguntó Colin, levantandose.

La Sra. Featherington le pregunto socarronamente. ¿"No quiere usted casarse con Felicity?"

Colin realmente pensó que él podría estar enfermo. "No, por Dios, no quiero casarme con Felicity," replico. "Si hubiese querido casarme con Felicity, yo no la hubiera enviado arriba por sus malditas acuarelas, ¿verdad?"

La Sra. Featherington tragó incómodamente. "Sr. Bridgerton," ella dijo, torciendo sus manos. "No entiendo."

Él la contempló con horror, se volvió disgustado. "Penelope", dijo, tomándole la mano y tirando de ella hasta que estuviera cerca de su lado. "Quiero casarme con Penelope."

¿"Penelope?" repitió la Sra. Featherington. "Pero-"

¿"Pero qué?" él interrumpió, su voz era amenaza pura.

"Pero,pero"

"Esta bien, Colin," dijo Penelope de prisa. "Yo"

"No, no esta bien," explotó él. "Nunca he dado ni la menor indicación de estar interesado en Felicity."

Felicity apareció en la entrada, puso su mano sobre su boca, y rápidamente desapareció, sabiamente cerrando la puerta detrás de ella.

"Sí," dijo implacablemente Penelope, pegando lanzando una mirada rápida a su madre, "pero Felicity es soltera, y-"

"También lo eres tu," indicó él.

"Lo se, pero yo soy vieja, y-"

"Y Felicity es una niña," escupió él. "Buen Dios, casarme con ella sería como casarme con Hyacinth."

"Er, excepto por el incesto," dijo Penelope.

Él le dio una intensa mirada sin humor.

"Correcto," ella dijo, mas que nada para romper el silencio. "Esto es sólo un terrible malentendido, ¿verdad?"

Nadie dijo nada. Penelope miró a Colin en un tono suplicante. ¿"No es verdad?"

"Seguramente lo es," refunfuñó él.

Ella se volvió hacia su madre. ¿"Madre?"

¿"Penélope?" ella murmuró, y Penélope sabía que su madre no le hacía una pregunta; mejor dicho, ella todavía expresaba su incredulidad de que Colin querría casarse con ella.

Y ah, pero esto dolía tanto. Uno pensaría que ella estaría acostumbrada a ello.

"Me gustaría casarme con el Sr. Bridgerton," dijo Penélope, tratando de reunir toda la dignidad posible.

"Él me preguntó, y digo que sí."

"Bien, por supuesto tu dirías que sí," replicó su madre. "Tendrías que ser una idiota para decir no."

"Sra. Featherington," indicó Colin fuertemente, "le sugiero que comience a tratar a mi futura esposa con un poco más respeto."

"Colin, no es necesario," dijo Penelope, colocando su mano en su brazo, pero la verdad es que su corazón se lo estaba agradeciendo. Él podría no amarla, pero se preocupaba por ella. Ningún hombre podría defender a una mujer con tan fiera protección sin sentir un poco de cariño por ella.

"Es necesario," volvió él. "Por Dios, Penelope, llegué contigo. He dejado bastante claro que necesitaba tu presencia en el salón, y prácticamente empujé a Felicity hacia la puerta para traer sus acuarelas. ¿Por que demonios alguien podría pensar que yo quería a Felicity? "

La Sra. Featherington abrió y cerró su boca varias veces antes de decir finalmente, "amo a Penelope, por supuesto, pero-"

¿"Pero la conoce usted?" Inquirió Colin. "Ella es encantadora e inteligente y tiene un exquisito sentido del humor. ¿Quién no querría casarse con una mujer así?"

Penelope se habría derretido en el suelo si no hubiera estado ya agarrada de su mano. "Gracias," ella susurró, sin preocuparle si la oyó su madre, realmente sin siquiera preocuparle si Colin la oyó. De alguna manera ella tenía que decir las palabras por si misma.

No quien pensaba que ella era.

La cara de Lady Danbury nadó antes de sus ojos, su expresión calida y con un poquito de astucia.

Algo más. Tal vez Penelope era algo más, y tal vez Colin era la única persona que se diera cuenta de eso.

La hizo amarlo mucho más.

Su madre aclaro su garganta, luego anduvo hacia adelante y dio a Penelope un abrazo. Era, al principio, un abrazo dudoso por ambas partes, pero entonces Portia apretó sus brazos alrededor de su tercera hija, y con un grito ahogado, Penelope se encontró devolviendo el abrazo con un llanto contenido.

"Te amo realmente, Penelope," dijo Portia, "y estoy muy contenta por ti." Ella retrocedió y limpió un lagrimon de su ojo.

"Estaré sola sin ti, por supuesto, ya que yo había asumido que envejeceríamos juntas, pero esto es lo mejor para ti, y, supongo, que de eso se trata ser madre. "

Penelope sorbió su nariz fuertemente, buscó ciegamente el pañuelo de Colin, que él ya había sacado de su bolsillo y lo sostenía delante de ella.

"Aprenderás algún día," apuntó Portia, acariciándole el brazo. Ella se volteó hacia Colin y prosiguió, "estamos encantados de darle la bienvenida a la familia."

Él asintió con la cabeza, sin mucho cariño, pero Penelope pensó que él hizo un bonito esfuerzo considerando lo enojado que había estado sólo momentos antes.

Penelope sonrió y apretó su mano, consciente que ella estaba a punto de emprender la aventura de su vida.

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