Este libro está dedicado con mi más profunda admiración y afecto,
a dos mujeres extraordinarias que he tenido el placer de conocer,
aunque, tristemente, por muy poco tiempo:
LuAnn Stanaland y Diane Cegalis,
su fe y su coraje nunca dejarán de inspirarnos a mí
y a todos los que las amaron.
Tuve la bendición de ser su amiga,
y jamás podré olvidarlas.
Siempre vivirán en nuestros corazones.
Y como siempre, a mi maravilloso y alentador marido Joe.
Eres la luz del sol en un día de lluvia.
Y para mi fantástico y precioso hijo, Christopher,
también conocido como Rayo de Sol.
Te quiero, FEAE