23
Después de una noche en la que a Noelia le fue imposible conciliar el sueño debido a la cantidad de pensamientos que le rondaban por la cabeza llegó la mañana. Estaba nerviosa. Estaba preocupada porque no sabía nada de Juan. ¿Y si le había pasado algo? No se relajó hasta que, sobre las dos de la larde, su móvil sonó y leyó un mensaje de él:
Todo bien. Me voy a descansar. Esta noche te veo.
Por la tarde, y viendo que su primo Tomi no daba señales de vida fue a su habitación y se alegró al encontrarle.
—¿Como que tú no vienes conmigo? —preguntó ella tras hablar con él de la Cena que tenía esa noche con la familia de Juan.
Tomi que se estaba echando crema en los párpados respondió:
—Tengo planes.
Boquiabierta, Noelia dijo caminando hacia el baño.
—¿Planes? ¿Cómo puedes tener planes si no conoces a nadie?
Dejando el bote sobre la encimera del baño, el joven sonrío y dijo:
—Te equivocas darling. La otra noche yo…
¿La otra noche? —rio ella—. Pero…
—Calla y escucha, queen.
Noelia cogiéndolo de la mano le llevó hasta la enorme cama y, sentándose, hizo un cómico gesto que daba a entender que cerraba la boca.
—El otro día cuando me dejaste el pelo de color green y te fuiste con la girl de recepción de viboroneo, decidí bajar a lomar una copa al bar del parador. Por cierto, hacen unos cocktails de muerte. And, well, el caso es que conocí a alguien, tomamos a drink y .se puede decir que tonight tengo una cita.
La cara de Noelia era todo un poema. Su primo le guiñó un ojo.
—A ver si te crees que aquí solo ligoteas tú honey —le dijo con voz cargada de ironía.
—¿Tienes una cita?
—Yes.
Cada vez más sorprendida preguntó boquiabierta:
—¿Con quién?
Con misterio se retiró su glamuroso y verde flequillo de la cara.
—Ay cuchi, es una monada. Es alto y algo destartalado. Vamos para que nos entendamos tipo Robert Pattinson, el blanquecino de Crepúsculo. Me encanta mi Peterman.
—¿Peterman? —rio Noelia.
—Se llama Peter Fenson. Oh, Peter! —suspiró emocionado—. Es inglés y pianista. Está de paso por aquí como nosotros. El caso es que estaba yo deprimido y ahogando mis penas en un Dry Martini por la carnicería que le hiciste a mis preciosas mechas purple, cuando noté que él me miraba. Horrorizado pensé: Ay Virgencita debo parecer un pollo despeluchado con este tono de pelo verde musgo —ella sonrió—. Pero, surprise, cuando me levanté para irme avergonzado de mi desastrosa y poco glamurosa apariencia él se dirigió a mí. Me invitó a tomar algo. Ay, queen… en ese justito momento pensé este pa mi. Una copa llevó a otra y, bueno, ocurrió lo que tenía que ocurrir.
—¿Te acostaste con él? —preguntó sorprendida.
—Yes.
—Pero Tomi…
—Vale cuchi, reconozco que a veces soy un facilón. Pero mira darling, la ocasión lo merecía y tú precisamente no eres la reina de la moralidad para decir nada.
—Por el amor de Dior —rio divertida— ¿Desde cuándo haces esas cosas tú?
—Desde que un increíble pianista inglés ha posado sus precious grey eyes en mí. Ay, cuchifrita, le tienes que conocer. Es encantador y…
—¿No le habrás contado quienes somos?
—No reina, no. Una cosa son los revolcones que yo tenga con él y otra muy diferente contarle mi life and miracles.
Conocía a su primo y era de los que se enamoraban hasta la médula y sufrían dolorosamente por amor.
—A ver… todo lo que me cuentas me parece estupendo. Pero déjame decirte que…
—Corta el rollo Ponce mía, y suelta por esa boquita con quién has estado en las últimas cuarenta y ocho hours que llevo sin verte. Porque no es por nada, pero te noto el cutis terso y los ojos happy. —Ella sonrió y él prosiguió—: Vamos, vamos, estoy deseoso de escuchar todo lo que quieras contarme.
Sonriendo como desde hacía tiempo, Noelia dejó escapar un suspiro.
—He estado con él y… y…
Al escuchar ese con él… Tomi rápidamente gritó:
—Oh my Godl ¿Has estado con el divine?
—Sí.
—¿Con el de los SWAT al que el color black le quedaba mejor que a mí cuando estoy delgado y al que la lluvia cincela su rostro como a un adonis?
—No es un SWAT es un geo —aclaró ella.
Con gesto indescifrable Tomi la miró y preguntó:
—¿Un qué?
—Un geo —al decir aquello pensó en lo que él le dijo e indico—. Pero ahora olvida que te lo he dicho porque no tenía que habértelo contado, okay?
—Vale… no he oído nada pero darling. Pero ¿qué es un geo?
Enfadada consigo misma por su indiscreción murmuró:
—Un policía de élite, vamos, como los SWAT.
Encantado con lo que oía Tomi se llevó la mano a la boca y dijo sonriendo:
—Ay my love… fíjate si eres glamurosa que hasta los líos que le salen son de élite. ¡Uisss Dios mío! —gritó al recordar al fornido hombre de negro, y abanicándose con la mano preguntó: —¿En vivo y en directo está tan cuadrado como cuando estaba encapuchado bajo ese traje negro de poli, sexy y varonil?
Noelia se carcajeó y asintió. Aquella risa le iluminó el rostro, detalle que no escapó a su primo.
—¿Y qué? ¿Qué puedes contarme?
—Poca cosa —respondió encogiéndose de hombros.
—¿Poca cosa? —gritó él mirándola—. Has pasado horas con ese… ese G.I.Joe cincelado como el Miguel Ángel de Da Vinci y como diría la difunta abuela, ¿no hubo refriegas sexuales?
Una sonrisa picara de ella le hizo intuir a Tomi que lo que imaginaba era cierto.
—Agg ¡so víbora! Y tú reprochándome que yo me lanzara a la lujuria y el desenfreno con mi pianista inglés.
Tras un rato de risas y confidencias, el móvil de Tomi sonó, y cogiendo una americana en tono vino añejo, le dio a su prima dos cómicos besos en la cara.
—Honey… me voy. Si quieres algo me localizas en el celular. Y oye, ten cuidadito y no te encariñes con él, que nosotros tenemos que regresar en unos días a lo nuestro, ¿ok?
—Sí. No te preocupes y oye, aplícate el cuento.
Sola en la habitación sonrió satisfecha. Sonó su móvil. Era su íntima amiga Jennifer. Durante un rato ambas rieron poniéndose al día. Veinte minutos después tras haber colgado, se dirigió a su habitación. Se puso un minifaldero vestido de lana violeta, un pañuelo negro alrededor del cuello, su peluca y unas impresionantes botas de tacón. Se miró en el espejo y asintió. Estaba feliz y eso solo se lo debía a un hombre llamado Juan.