CAPÍTULO 14

Cuando las orejas de Thor se irguieron hacia adelante, Rebecca se sentó. -¿Qué? -Ella inclinó la cabeza y entonces pudo oírlo mejor: un sonido estridente de más arriba. Otro. Alguien soplaba un silbato.

Oh Dios. Gracias, Dios. Un sollozo salió de ella cuando las lágrimas desbordaron sus ojos. Ahora, con la esperanza de ser rescatada, podía admitir lo aterrada que había estado.

Se frotó la humedad de sus mejillas. Ningún comportamiento gallina. Probablemente era Logan. Después de tomar una lenta respiración, afirmó su voz. -¡Aquí! -gritó. -Estamos aquí.

Podía ver a alguien en lo alto, cerca de donde había dejado el camino. Un segundo después, Logan bajó la pendiente en un deslizamiento de gracia, seguido de Jake. Siguieron el camino que ella había hecho bordeando el arroyo.

Avistaron hacia arriba del arroyo, dos hombres poderosos, como si fueran dos animales más que pertenecían al bosque. Logan se detuvo en el borde de la corriente por sólo un segundo antes de cruzar sobre las mismas piedras que ella había utilizado, de una manera tan rápida y coordinada que ella quería pegarle. Jake se movió igual de rápido.

Hombro con hombro, le fruncieron el ceño cuando la miraron hacia abajo.

– Me duele el tobillo, -dijo humildemente, queriendo sólo arrojarse en los brazos de Logan. -Y Thor se lastimó la pata. Él quedó atrapado allí. -Ella señaló el montón de algas del río.

Logan no habló mientras se arrodillaba a su lado. Sus ojos se veían fríos, los músculos de su mandíbula rígidos, y se dio cuenta de que estaba furioso. Hirviendo de ira y preparado para gritarle frenéticamente. Él la miró y luego inhaló, y su ira desapareció. ¿Cómo hizo eso? ¿Tenía tanto control sobre sus emociones?

– Ven aquí, -dijo en voz baja y tiró de ella a sus brazos. Oh Dios. Su aroma la rodeaba, y sus brazos la envolvían en su seguridad. Apoyó su mejilla contra su pecho musculoso y trató realmente, realmente duro, no llorar. No tuvo mucho éxito.

– Shhh -susurró él, acariciándole el pelo. -Estás a salvo, mi amor. -Un gruñido se reveló en su voz. -Por ahora.

Después de un minuto, ella recuperó el control y de mala gana se retiró. No era momento para ser un bebé.

Logan le limpió una lágrima de la mejilla con el pulgar, su mirada intensa. Entonces le hizo una inclinación de cabeza y volvió su atención hacia el tobillo. Cuando enrolló hacia arriba de la pierna sus jeans, vio cómo su tobillo izquierdo estaba hinchado por encima de su zapatilla.

– Es un desastre, -murmuró. -La zapatilla se queda por ahora, pero voy a envolverlo para asegurarlo mayor. -Sacó vendas de su mochila y comenzó a vendar el tobillo.

Ella apretó los dientes por la ola de dolor, clavando sus dedos en la hierba escasa para no gritar. O llorar. La mirada de Logan parpadeó sobre su rostro, sobre sus manos, pero él no se detuvo.

Cuando finalmente aseguró el final de la venda elástica, y el dolor se redujo a un latido tolerable, Rebecca exhaló.

Logan le apretó el hombro. -Chica valiente, -murmuró, antes de levantarse. -¿Thor está bien? -le preguntó a Jake.

– Tiene la pata hecha pedazos, pero se sanará. -Jake le sonrió a Rebecca. -Hermoso material de vendaje, pelirroja.

Logan miró la camisa manchada de sangre todavía envuelta alrededor de la pata de Thor y soltó una carcajada.

– Parece que va a ser mejor ir directamente hacia el oeste y cortar por el antiguo camino de cargas y usar el cruce de los árboles de cedro, -dijo Jake.

Logan miró el arroyo. -De acuerdo. -Agarró a Rebecca por debajo de los brazos y tiró de ella para arriba.

El dolor apuñaló a través de su tobillo, pero se las arregló para convertir su grito en un silbido.

Las manos de Logan se cerraron en la parte superior del brazo, estabilizándola. Tiró su brazo sobre sus hombros. -Vas a usarnos a mí y a Jake como si fuésemos muletas. Si las cosas se ponen demasiado difíciles o no puedes continuar, entonces te cargaré.

¿Cargarla? Ella lo miró con horror. Moriría antes de que sucediera. Además, ella no era la única lesionada aquí. -Voy a estar bien. Tú deberías cargar a Thor.

Los ojos de Logan se suavizaron, y le rozó la mejilla con los nudillos. -No eres más que un caramelo por dentro, ¿no? -Miró al perro. -Él tiene cuatro patas; perder una sólo hará que vaya más despacio.

Jake tomó su lugar en su otro lado. Entre ellos dos, se sentía como una enana, y al parecer él captó su pensamiento. -Muy bien, cosita corta, agárrate, y vamos a hacer esto antes de que sea demasiado oscuro para ver.


En el momento en que llegaron al albergue, Logan estaba empapado por el sudor, y Becca con la cara blanca por el dolor. No hubo quejas de la muchacha de ciudad, sin embargo. Cada vez que le había preguntado si le dolía, ella había dicho “estoy bien”. Como hombre, él apreciaba su valentía estoica. Como Dom, quería la verdad, pero en la mitad de una montaña cerca de la puesta del sol no parecía el momento para dar una conferencia sobre la honestidad. En su lugar, él la custodió cuidadosamente, y cuando los tendones de su cuello se destacaron, sus labios se apretaron en una línea delgada, y su respiración se volvió superficial, él había ignorado sus protestas e hizo que Jake la colgara sobre su espalda.

Las únicas otras veces que habló durante el viaje fue para manifestar su preocupación por él y Jake. Y por el perro.

Thor, siendo Thor, se dirigió hacia abajo, a pesar de su pata herida, y la punta blanca de su cola hacía un faro en la oscuridad del bosque. Cuando llegaron al final del recorrido, se alejó trotando hacia el porche del albergue y esperó a que alguien abra la puerta.

– Probablemente quiere cenar ahora, el hijo de puta -masculló Jake.

Rebecca se detuvo junto a la puerta. -Él necesita que se ocupen de su pata. Yo…

Logan sacudió la cabeza. Corazón de caramelo. Él y Jake habían visto el rastro en el barro del lecho del río, las huellas de sus manos y rodillas mostraban que se había arrastrado hasta Thor después de que ella misma se había lesionado. Él la cogió en sus brazos. -Jake puede arreglárselas con Thor.

La llevó al piso de arriba, dejando a Jake para que tranquilice a los swingers de que ella se encontraba bien.

A pesar de sus protestas poco decididas, él le quitó su ropa y la puso en un baño de vapor, uniéndose a ella un segundo después. Viéndola allí, sintiendo su cuerpo desnudo contra el de él, alivió los últimos vestigios de preocupación en su interior.

Joder, ella lo había asustado como el infierno.

Enjabonar su cuerpo sólo profundizaba su ira. Vívidos arañazos se destacaban en la delicada piel de sus brazos. Otra línea roja se marcaba en la mejilla. Ella era tan frágil y suave, y podría haber muerto con tanta facilidad.

Cuando él trató de secarla, ella sacudió la cabeza y le quitó la toalla de las manos. -Yo puedo hacerlo, Logan. Mi tobillo está herido, no otra cosa.

Él casi le gruñó entonces, pero la furia dentro de él tendría que esperar para un momento más apropiado. Se puso sus jeans y una camiseta. Después de lanzar más almohadas sobre la cama, buscó el agua y la medicina, y luego preparó una bolsa de hielo.

Para la comodidad de su humilde sub, buscó en su maleta un camisón y se lo entregó en el baño. -Avísame cuando estés lista para salir.

Un segundo después, apareció en la puerta, su pie lesionado tocando el piso ligeramente.

La cargó hasta la cama. Su perfumado cuerpo se sentía terriblemente frágil en sus brazos, y él quería abrazarla. Tomarla. Golpear su culo. La dejó en el borde de la cama, le entregó un par de ibuprofenos y un vaso de agua. -Toma esto, y voy a ver la magnitud del daño que te has hecho.

Se tragó las píldoras para el dolor. -Creo que es sólo un esguince. Duele menos ahora.

– Uh-huh. -Desde que había desenvuelto el tobillo en el baño, había duplicado su tamaño. Palpó los huesos con cuidado. Podía ver la forma en que se tragaba sus gemidos. Cómo sus manos se cerraban en puños apretando el cobertor. Joder, odiaba causarle dolor. Un hombre protege a su mujer, y él había hecho un trabajo lamentable. Debería haberle hablado más de los peligros, debería haber insistido en que fuera con él a la ciudad. Nunca debería haberla dejado sola. Suspiró y le liberó el pie. -Sin una radiografía, no puedo decirlo con seguridad, pero parece que sólo es un esguince. Túmbate.

Envolvió su tobillo lo suficientemente apretado para mantener la hinchazón, pero sin cortar la circulación, luego elevó su pierna con un par de almohadas.

Ella estudió su obra. -Eres muy bueno en esto. Casi parece bonito.

– Deportes, ejército, entrenamiento en el desierto. He tenido mucha práctica. -Cogió la funda de la almohada que había llenado con bolsas de plástico de hielo y se la puso encima y alrededor de su tobillo.

Un rap staccato sonó en la puerta, y sin esperar una respuesta, Jake entró.

Logan frunció el ceño. -¿Alguna vez consideras que podría estar ocupado?

– Más tarde, estoy seguro, pero no vas a saltar sobre su culo cuando está dolorida. -El brillo en los ojos de Jake demostró que él sabía lo que planeaba hacer Logan con ese bonito culo. -Aquí hay un poco de sopa. Esto probablemente sea mejor que cualquier otra cosa en este momento. -Le entregó a Rebecca una humeante taza y un plato de pan tostado. Con mantequilla, incluso.

Siendo uno de los Doms más populares en la zona, Jake podría ser duro como la piedra, pero cuando se trataba de una mujer herida, se derretía como la mantequilla sobre una tostada.

– Gracias, Jake, -dijo Rebecca, tomando un sorbo de la sopa y dando un suspiro de placer.

– Es un placer. -Él asintió con la cabeza hacia Logan y se fue, sus botas golpeando fuerte en la escalera.

Logan se volvió y miró a Rebeca. El pie alto con hielo, el agua en la mesita de noche, la comida a su alcance. El rosa coloreaba sus mejillas otra vez, y las líneas de dolor se habían reducido alrededor de su boca y ojos. A medida que su miedo por ella disminuía, el impulso de gritarle crecía. Tenía que irse y dejarla descansar. Por un rato. -¿El pie se siente mejor? -preguntó, sólo para comprobar.

Ella movió ligeramente el tobillo. -Sólo una sensación pulsátil ahora. Estoy segura de que estará bien por la mañana.

– Vas a descansar tu pie durante un par de días. Y mañana haremos una radiografía si todavía el dolor no pasó del todo. -Él podía llevarla abajo de la montaña por la mañana, tenía que verificarlo. -Termina la comida y toma una siesta. Uno de nosotros estará en la planta baja, así que si necesitas algo, grita. No te levantes.

Ella asintió con la cabeza, al parecer dispuesta a obedecer sus órdenes.

Eso sería un cambio.


Cuando Logan salió de la habitación, Rebecca sintió que las lágrimas cosquilleaban en sus ojos. Esto había tomado toda su resolución de no romperse y mojar al hombre con sus lágrimas de nuevo. La había rescatado. Y entonces él la había cargado cada vez que ella empezaba a rendirse. La había cargado. Y cuidado de ella como si fuera su… su novia o algo así. Seguramente no hubiera subido a la ducha con cualquiera de las otras huéspedes.

Suspiró, sabiendo que sus emociones estaban hechas un lío por el agotamiento y el miedo. Su cuerpo se sentía como si hubiera corrido una maratón, así que hizo lo que Logan le había ordenado. Terminó la comida, bebió el agua, y tomó una siesta.

Unos golpes en la puerta abierta la despertaron. -¿Sí? -Ella parpadeó y miró a su alrededor. Logan debería haber estado antes, ya que todas las luces de la habitación estaban apagadas. Miró el reloj que brillaba intensamente. Diez y media. Había estado durmiendo casi tres horas. -Adelante, -dijo ella.

Oyó pasos, y luego Matt apareció en la puerta. -Hey, nena. ¿Cómo estás?

– Mejor. -Ella hizo una mueca. -Me torcí el tobillo, sin embargo.

– Eso me han dicho. -Se pasó las manos por el pelo. -No me di cuenta que te habías ido por tu cuenta. ¿Por qué no viniste a buscarme?

– No pensé que tuviera tiempo para correr en busca de un compañero de excursión. Estaba demasiado preocupada por Thor. -Y con razón. Había estado herido y la necesitaba. -¿Lo viste? ¿Está bien?

– Sí, Logan le curó el pie y vendó su pata. -Matt sonrió. -Thor se había quitado la gasa en cuestión de minutos.

Rebecca se echó a reír, y el nudo de preocupación en su estómago se aflojó. Thor iba a estar bien.

– De todos modos, yo quería preguntarte sobre mañana. Había planeado salir a la madrugada. ¿Eso todavía va a estar bien para ti?

¿Irse? El inesperado recordatorio la golpeó como una patada en el estómago, quitándole el aliento. Se estaban yendo mañana. Yo no estoy lista. Quería agarrarse a la cama y gritar, no me iré.

Fantasiosa, Rebecca. Es cierto que nunca se había sentido así con ningún hombre antes, pero su casa estaba en San Francisco. La desdicha se alojó dentro de su pecho al darse cuenta de que Logan nunca había dicho nada acerca de su permanencia o incluso de volver a verla.

¿Tal vez se sentía tímido?

¿Logan? Sé realista. ¿Tal vez ella podría sacar el tema? ¿De alguna manera?

Pero Matt necesitaba una respuesta ahora. Haría planes ahora, siempre se podrían cambiar más tarde. -Al amanecer está muy bien. Te veré en el porche delantero. -Ella asintió con la cabeza hacia su maleta. -¿Me puedes dejar algo de ropa para mañana, y tomar la maleta ahora? Con mi tobillo jodido, no estoy segura de que pueda bajarla por las escaleras.

– Claro que sí. -Él se arrodilló junto a la maleta y sacó un sujetador y bragas en primer lugar, agregó jeans, y levantó la parte superior. -¿Esta camisa va a estar bien?

Una dolorosa punzada disparó a través de ella. No más camisas de franela de Logan. -Claro que sí. -Ni siquiera se molestó en ver cuál de ellas era. -Está bien.

– Bien. -Puso la ropa en una pila sobre la cómoda y cogió la maleta. -Será mejor que me vaya para que puedas dormir un poco.

Ella sacó a relucir una sonrisa. -Nos vemos en la mañana.


Después de que Logan regresó de hacer las rondas del albergue, comprobó la sala principal. Con Thor a sus pies, Jake estaba sentado junto al fuego, hablando con Ted y Vince. Los dos eran gerentes de una compañía de deportes de recreación, y su hermano deseaba hacer un buen negocio para adquirir nuevos equipos para el albergue.

Logan asintió con la cabeza hacia Ted y Vince, luego se dirigió a Jake -¿Va todo bien con los huéspedes?

– Ellos están bien. La mayoría están en la sala de juegos, tres se dirigieron a una cabaña.

Logan había oído crujir la cama en la cabaña de tres.

– ¿Quieres una cerveza, hermano? -le preguntó Jake.

Una cerveza sonaba bien, pero no. La mandíbula de Logan se tensó. -Tengo cosas que hacer que requieren una mente clara.

– Ah. -Jake le hizo un entendedor guiño. -No seas tan duro con ella. Tenía buenas intenciones.

– Casi se mata. -Ya era bastante malo que ella lo estaría dejando para volver a la ciudad. La idea de encontrar su cuerpo… toda la terquedad, el humor, el calor ausente, sus ojos en blanco. Él sabía exactamente cómo de traumática lucía la muerte. Su intestino se retorció, y giró sobre sus talones.

Una vez arriba, Logan entró en el dormitorio para encontrar a Rebecca leyendo un libro que habría tenido que sacar de la estantería que estaba cruzando la habitación. Ella había estado arriba de ese tobillo. Tratando de no gruñir, se apoyó en el marco de la puerta.

Tan hermosa. Su cabello ondeaba sobre sus hombros con los colores de la puesta del sol. Su camisón de franela le recordaba el que usaba su madre, sin embargo, el contorno de sus pechos llenos debajo del suave material le hizo endurecer la polla. Empujó su lujuria al fondo de su mente.

Lo primero es lo primero.

El maestro en él estaba furioso porque ella le había desobedecido, no había respetado las normas de seguridad, y se había puesto en peligro a sí misma. En los últimos días, había sido un Dom para ella, y continuaría enseñándole, a pesar de que la relación terminaría pronto. Temporal. La palabra tenía un sabor amargo en su boca. Empujó el sentimiento de pérdida a un lado.

Hasta ahora, ella había aprendido las cosas fáciles, divertidas y había recibido una muestra de la disciplina suave. ¿Aún se sometería cuando él diera un paso más lejos? -Becca.

Ella levantó la cabeza, entonces sus dulces labios se curvaron hacia arriba, con los ojos iluminados de una manera que hacía que su corazón se derrita. -Logan. ¿Tuviste la oportunidad para comer y descansar?

– Suficiente. -Había tomado un poco de comida, pero había estado demasiado molesto para el descanso. -¿Cómo está tu tobillo?

– Mucho mejor. No hay dolor a menos que trate de caminar con él, y aun así, puedo poner un poco de peso sobre él.

– ¿No te dije que te quedes en la cama? ¿Qué grites si necesitabas algo? -Se acercó a la cama y se quedó mirándola.

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