Capítulo 13

Rhage se materializó en el patio entre el Pit y la mansión.

No podía poner una cuenta exacta sobre la sensación que tenía bajo la piel, pero era una especie de zumbido a nivel de sus músculos y huesos, como la vibración de un tenedor que se templa. Él estaba seguro de que nunca había sentido este zumbido antes. Y esto había empezado en el momento en que su boca había tocado la de Mary.

Desde que cada cosa nueva y diferente en su cuerpo era mala, él inmediatamente se había distanciado de ella, y el no estar cerca de la mujer parecía ayudar. El problema era que ahora que el sentimiento se apagaba, la necesidad de liberación de su cuerpo le tiraba. No era justo. Después de que la bestia saliera en general conseguía al menos unos días libres.

Comprobó su reloj.

Maldita sea, quería salir a cazar unos lessers para poner una muesca o dos, pero desde que Tohr había asumido el mando de la Hermandad, nuevas reglas habían sido presentadas.

Después del cambio, Rhage, como se suponía, refrescaba sus motores durante un par de días hasta que estaba de regreso con todos los quemadores. Con la muerte de Darius el verano pasado, los hermanos se habían reducido a seis, y luego Warth había ascendido al trono, entonces habían quedado sólo cinco. La raza no podía permitirse perder a otro guerrero.

El forzado descanso y la relajación tenían sentido, pero él odiaba que le dijeran lo que tenía que hacer. Y él no podía soportar no estar fuera en el campo, especialmente cuando necesitaba drenar algún jugo.

Cogiendo un juego de llaves de su abrigo, se acercó a su GTO superalimentado. El coche despertó con un rugido y un minuto y medio más tarde estuvo en campo abierto. No sabía que dirección había tomado. No le preocupaba.

Mary. Aquel beso.

Dios, su boca había sido increíblemente dulce cuando tembló bajo la suya, tan dulce que había querido separar sus labios con la lengua y meterla dentro. Deslizándola y retrayéndola y volver otra vez a degustarla. Y luego hacer lo mismo con su cuerpo entre sus piernas.

Excepto que había tenido que pararse. Lo que fuera aquel zumbido, fue como un aviso, por lo cual era peligroso. La maldita reacción no tenía sentido, pensó. Mary lo calmaba, le traía tranquilidad. Seguro, él la quería, y eso le enviaba un telegrama, pero no debería ser suficiente para ponerlo en peligro.

Ah, infiernos. Tal vez había interpretado mal la respuesta. Tal vez aquella corriente había sido la atracción sexual de una clase más profunda a la que él estaba acostumbrado a…Lo cual era típicamente nada más que el impulso de venirse para que la probabilidad de que su cuerpo tirase de él fuera menor.

Pensó en las mujeres que había tenido. Había un número incontable de ellas, todos cuerpos anónimos en los que se había liberado, ninguna una fuente de placer verdadero para él. Las había tocado y besado solo porque a menos que llegaran también, se sentía como que las había usado.

Mierda, se sentía como un usuario en cualquier caso. Era un usuario.

Aunque no hubiera sido golpeado por el zumbido al besar a Mary, él todavía la hubiera dejado abandonada en aquel aparcamiento. Con su voz encantadora, sus ojos de guerrero y su boca temblorosa, Mary no podía ser solamente otra jodida. Tomarla, incluso aunque estuviera dispuesta, parecía la violación de algo puro. Algo mejor de lo que era él.

Su teléfono móvil sonó y lo cogió de su bolsillo. Cuando comprobó el identificador de llamadas, maldijo, pero contestó de todas formas.- ¡Eh, Tohr! Iba a llamarte.

– Solo he visto tu coche allí fuera. ¿Has encontrado a la mujer humana?

– Ya lo he hecho.

– Esto fue rápido. Ella debe haberte tratado bien.

Rhage apretó los dientes. Por una vez no tenía ninguna reaparición rápida. -Hablé con ella sobre el niño. No tenemos ningún problema. Él le gusta, se siente mal por él, pero si desapareciera, ella no causaría ningún problema. Lo ha encontrado recientemente.

– Buen trabajo, Hollywood. ¿Hacia dónde te diriges ahora?

– Sólo conduzco.

El tono de voz de Tohr se ablandó. Odias no poder luchar ¿verdad?

– ¿No lo harías tú?

– Desde luego, pero no te preocupes, mañana por la noche vendrá pronto y podrás volver a la acción. Mientras tanto, podrías trabajar un poco tus salsas en el One Eye. -Tohr rió en silencio.-A propósito, me enteré sobre lo que le hiciste a las dos hermanas hace un par de noches, una después de la otra. Hombre, eres asombroso, ¿sabes?

– Sí, Tohr, ¿Puedo pedirte un favor?

– Cualquier cosa, mi hermano.

– ¿Podrías no…hablarme sobre las mujeres?-Rhage suspiró. -La verdad es, que lo odio, de verdad que lo hago.

Él pensó parar allí, pero de repente las palabras salían y no podía callarse.

– Odio el anonimato de ello, odio la forma en que pecho duele después. Odio los olores sobre mi cuerpo y en mi pelo cuando llego a casa. Pero sobre todo, odio el hecho de que voy a tener que volver a hacerlo otra vez por que si no lo hago, podría llegar a haceros daño a alguno de vosotros o a algún inocente. -Él exhaló el aire por la boca. -¿Y aquellas dos hermanas te impresionan tanto? Mira, aquí está el asunto. Solo recojo a las que les importa una mierda con los que están, por que si no esto no es justo. Esas dos chicas de la barra comprobaron mi reloj, mi rollo y calcularon que era un trofeo chulo. Follar era algo tan íntimo como lo es un accidente de tráfico ¿Y esta noche? Tú llegarás a casa con Wellsie. Yo iré a casa solo. Igual que ayer. Igual que lo hice antes de ayer. El ir con putas no es diversión para mí y esto lleva matándome durante años, por lo que por favor lo dejas descansar ¿vale?

Hubo un largo silencio. -Jesús…lo siento. Yo no lo sabía. No tenía ni idea…

– Sí, ah…-Él realmente tenía que parar esa conversación. -Mira, tengo que irme. Tengo que…irme. Más tarde.

– No, espera, Rhage.

Rhage apagó su teléfono y lo tiró a un lado del camino. Cuando miró a su alrededor, comprendió que no estaba en mitad de ninguna parte, con nada más que el bosque como compañía. Dejó su cabeza sobre el volante.

Las imágenes de Mary volvieron. Y comprendió que se había olvidado de borrarle la memoria.

– ¿Descuidado? Sí, bueno. No la había limpiado a fondo por que quería verla otra vez. Y quería que lo recordara.

Oh, hombre…Esto no era bueno. Todo a su alrededor.

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