Butch entró en el One Eye sintiéndose como si alguien le hubiese arrancado los tapones da algunos de sus órganos internos. Marissa había rehusado verle, y aunque no le sorprendía, le dolía muchísimo.
Así es que era la hora para la terapia escocesa.
Después de apartarse del camino de un animado borracho, un grupo de prostitutas, y un par luchadores de pulseadas, Butch encontró la mesa habitual del triunvirato. Rhage estaba en la esquina más alejada, contra la pared con una morena. A V no se le veía, pero un vaso lleno de Grey Goose (vodka) y un agitador para la bebida que se encontraban enfrente de una silla.
Butch se tomó dos tragos y no se sintió mucho mejor cuando Vishous salió de la parte de atrás. Su camisa estaba fuera de los pantalones y arrugada en la parte inferior, y justo a sus talones había una mujer de cabello oscuro. V la despidió con la mano cuando vio a Butch.
– Hey, poli.- Dijo el hermano cuando se sentó.
Butch inclinó su trago. -¿Qué haces?
– ¿Cómo…?
– No va.
– Ah, caramba, hombre. Lo siento.
– Yo, también.
V cerró el teléfono y se levantó. El vampiro dijo dos palabras, lo puso de nuevo en su bolsillo, y alargó su mano hacia su abrigo.
– Era Wrath. Hemos de estar de regreso en la casa en media hora.
Butch pensaba en sentarse y beber solo. Que este plan era una mala idea estaba escrito. -¿Quieres al marica o volverás conmigo?
– Tenemos tiempo para conducir.
Butch lanzó las llaves del Escalade a través de la mesa. -Acerca el coche. Llamaré a Hollywood.
Él se levantó y se dirigió hacia la oscura esquina. El abrigo de Rhage cubría el cuerpo de la morena. Sólo Dios sabía lo lejos que habían llegado las cosas debajo.
– Rhage, colega. Nos largamos.
El vampiro levantó su cabeza, apretó los labios y estrechó los ojos.
Butch levantó sus manos. -No vengo a sacarte la chica. El buque madre ha llamado.
Con una maldición, Rhage dio un paso hacia atrás. Las ropas de la morena estaban desordenadas y jadeaba, pero aún no habían logrado nada. Los cueros de Hollywood estaban todos donde debían estar.
Cuando Rhage se retiraba, la mujer lo agarró como si se diera cuenta de que el orgasmo de su vida caminaba hacia la puerta. Con un suave movimiento, él pasó su mano por delante de su cara y la congeló. Luego ella miró hacia abajo, hacia sí misma mientras intentaba saber cómo había llegado estar tan excitada
Rhage se marchó dando media vuelta mirando encolerizadamente, pero cuando él y Butch estuvieron fuera, sacudió la cabeza con arrepentimiento.
– Poli, escucha, lo siento si te eché una mala mirada. Estaba un poco… concentrado.
Butch le golpeó ruidosamente en el hombro. -No hay problema.
– Oye, cómo fue con tu mujer…
– Ninguna oportunidad.
– Demonios, Butch. Esto apesta.
Entraron en el Escalade y fueron hacia el norte, siguiendo la ruta 22 atravesando el campo. Estaban bastante unidos, Thug Matrimony de Trick Daddy sonaba como una taladradora, cuándo de golpe V frenó. En un claro, a unos noventa metros de la carretera, había algo colgado de un árbol.
No, alguien estaba en proceso de colgar algo de un árbol. Con una audiencia de tipos rudos de pelo pálido y ropas negras, observando.
– Lessers. -Masculló V, relajando el hombro.
Antes de que se detuvieran por completo, Rhage salió del coche, corriendo a tope hacia el grupo.
Vishous miró a través del asiento delantero. -Poli, deberías quedarte…
– Joder, V.
– ¿Estás armado con alguna de las mías?
– No, allí voy a estar desnudo. – Butch agarró una Glock de debajo del asiento, destrabando el seguro mientras él y Vishous saltaban al suelo.
Butch había visto sólo a dos lessers antes, y lo alucinaron. Se parecían a los hombres, se movían y hablaban como los hombres, pero no estaban vivos. Una mirada a sus ojos y sabías que los asesinos eran vasijas vacíos, sin alma. Y olían que apestaban.
Pero de todas formas, él nunca podría aguantar el olor de talco de bebé.
Fuera en el claro, los lessers adoptaron posiciones para atacar y se quitaron sus chaquetas cuando Rhage corrió por el prado como un tren de carga. Derribó al grupo con algún tipo de oleada suicida, no sacó ningún arma.
Jesús, el tipo estaba loco. Al menos, uno de esos asesinos había sacado una pistola.
Butch apuntó con la Glock y rastreó la acción, pero no podía obtener un disparo limpio. Y luego se dio cuenta de que no necesitaba fingir que estaba de refuerzo.
Rhage manejó a los lessers por sí mismo, todo reflejo y fuerza animal. Estaba utilizando algún tipo de artes marciales híbridas, su abrigo flameaba detrás de él mientras pateaba cabezas y perforaba torsos. Era mortalmente hermoso a la luz de la luna, su cara retorcida en un gruñido, su gran cuerpo aporreando sin misericordia a esos lessers.
Un grito encendido a la derecha y Butch miró a su alrededor. V había tumbado a un lesser que había tratado de correr, y el hermano estaba sobre la maldita cosa como lo blanco y arroz
Dejando esa cosa del Club de la Pelea para los vampiros, Butch se dirigió hacia el árbol. Atado con una cuerda colgando de una gruesa rama estaba el cuerpo de otro lesser. Habían trabajado bien sobre la cosa.
Butch aflojó la cuerda y bajó el cuerpo, mirando sobre su hombro porque las bofetadas y los gruñidos de la pelea eran repentinamente más fuertes. Tres lessers más se habían unido a la pelea, pero no estaba preocupado por sus chicos.
Él se arrodilló delante del asesino e inició la revisión de sus bolsillos. Él sacaba una cartera cuando una pistola se apagó con un horrible sonido de estallido. Rhage golpeó el suelo. Cayó de bruces sobre su espalda.
Butch no se lo pensó dos veces. Cambió a posición de tiro y apuntó hacia un lesser que estaba a punto de dar otro porrazo a Rhage. El gatillo nunca se apretó. De la nada, apareció un brillante destello blanco, como si hubiera estallado una bomba atómica. La noche pareció convertirse en día cuando el claro quedó iluminado: los árboles otoñales, la pelea, el espacio plano.
Cuando el resplandor disminuyó, alguien se lanzó contra Butch. Cuando reconoció a V, bajó la pistola.
– Poli! Entra en el jodido coche.- El vampiro estaba arrastrándole el culo, las piernas latiéndole por estar a punto de ser servido.
– ¿Qué pasa con Rhage…?
Butch no dijo el resto de la frase. V lo golpeó como con un mazo, lo agarró, lo cargó y sólo acabó cuando estuvieron en el Escalade y las puertas fueron cerradas.
Butch se volvió hacia el hermano -¡No dejaremos a Rhage allí fuera!
Un poderoso rugido sonó en la noche y Butch lentamente giró su cabeza.
En el claro vio a una criatura. De unos 2,5 metros de alto, parecido a un dragón, con dientes como de un T Rex y un par filosas garras delanteras. La cosa titilaba a la luz de la luna, su enérgico cuerpo y su cola estaban cubiertos con un púrpura iridiscente y escalas de verdes amarillentos.
– ¿Qué diablos es eso? – Murmuró Butch, tanteando para asegurarse de que la puerta estaba cerrada.
– Rhage está realmente de muy malhumor.
El monstruo dio rienda suelta a otro aullido y fue tras los lessers como si fueran juguetes. Y eso… Buen Señor. No iba a quedar nada de los asesinos. Ni siquiera los huesos.
Butch sintió que comenzaba a hiperventilar
Débilmente, escuchó que un ligero sonido se producía, y volvió la mirada hacia el asiento. La cara de V atrapó y sostuvo una llamarada amarillenta mientras encendía un puro con manos temblorosas. Cuando el hermano despidió el humo, el sabor fuerte de tabaco turco llenó el aire.
– Desde cuando él tiene… -Butch se dio la vuelta hacia la criatura que protagonizaba el juego en el claro. Y perdió completamente el tren de sus pensamientos.
– Rhage disgustó mucho a la Scribe Virgin, así que lo maldijo. Le dio doscientos años de infierno. En cualquier momento que el está demasiado pasado, cambia rápidamente. Lo puede empeorar el dolor. La cólera. La frustración física, si me entiendes.
Butch elevó una ceja. Y pensar que él se había interpuesto entre ese tipo y una mujer que quería. Nunca volvería a hacer una cosa tan estúpida otra vez.
Mientras la carnicería continuaba, Butch comenzó a sentir como si mirara el Canal de Ciencia Ficción sin sonido. Hombre, este tipo de violencia estaba incluso fuera de su liga. En todos sus años como detective de homicidios, había visto gran cantidad de cadáveres, algunos de la cuales había sido horripilantes. Pero nunca había presenciado la acción de una matanza en directo antes, y raramente, el golpe de ello removía la experiencia frente a la realidad.
Gracias a Dios.
Aunque tenía que admitir que la bestia era un hombre de acción refinada. La forma en que hacía girar a los lesser levantándolos en el aire y atrapando a los asesinos con su…
– ¿Ocurre a menudo? -Preguntó él.
– Lo suficientemente a menudo. Por eso es por lo que tiene sexo. Le calma. Te digo esto, no te acerques alrededor de la bestia. No sabe quién es amigo y quién el almuerzo. Todo lo que podemos hacer es esperar por hasta que Rhage vuelva y luego cuidarlo.
Algo rebotó contra la capota del Escalade haciendo ruido por el golpe. Oh, Dios mío, ¿era una cabeza? No, una bota. Tal vez a la criatura no le gustaba el sabor del caucho.
– ¿Cuidar de él? – Murmuró Butch.
– ¿Cómo te sentirías si cada hueso de tu cuerpo estuviese roto? Él experimenta un cambio cuando aquello sale, y cuando lo deja, vuelve otra vez.
En poco tiempo, el claro estaba vacío de lessers. Con otro rugido ensordecedor, la bestia giró como si buscara algo más para consumir. No encontrando a otros asesinos, sus ojos concentraron su atención en el Escalada.
– ¿Puede meterse en el coche? -Preguntó Butch.
– Si de verdad lo quiere. Afortunadamente, no puede estar muy hambriento.
– Bien, bueno… qué ocurre si obtiene una habitación para Jell- O- masculló Butch.
La bestia movió la cabeza, la oscura melena sacudida a la luz de la luna. Luego aulló y arremetió contra ellos, corriendo en dos piernas. Los golpes de su zancada sonaban como el trueno y hubo pequeños temblores sobre la tierra.
Butch comprobó el cerrojo de la puerta una vez más. Luego reflexionó sobre ser un marica y tal vez ponerse sobre el suelo.
La criatura se detuvo a un lado del SUV y cayó doblándose. Estaba lo suficientemente cerca de manera que su respiración empañaba la ventana de Butch con su aliento, y de cerca, la cosa era horrenda. El blanco de sus ojos era estrecho. Sus quijadas gruñían. Y el conjunto lleno de los colmillos de su boca abierta era como una pesadilla febril. La sangre negra bajaba corriendo por su pecho como petróleo crudo.
La bestia levantó sus patas delanteras las cuales se hicieron más musculosas.
Jesús, esas garras eran como dagas. Hacer de Freddie Krueger le sería tan fácil como limpiar un tubo.
Pero Rhage estaba allí dentro. En alguna parte.
Butch puso su mano en la ventana, como si pudiese alcanzar al hermano.
La criatura levantó su cabeza, sus blancos ojos parpadeaban. Abruptamente hizo una gran respiración, y luego el macizo cuerpo comenzó a estremecerse. Un alto y penetrante grito salió de su garganta, resquebrajándose en la noche. Hubo otro destello brillante. Y luego Rhage apareció desnudo en el suelo.
Butch abrió la puerta del coche y se arrodilló junto a su amigo.
Rhage temblaba incontrolablemente en la suciedad y la hierba, su piel estaba húmeda y pegajosa, sus ojos cerrados, su boca moviéndose lentamente. Había sangre negra por toda su cara, en su pelo, sobre su pecho. Su estómago estaba terriblemente distendido. Y había un pequeño hundimiento en su hombro donde una bala le había golpeado.
Butch se quitó bruscamente la chaqueta y la puso sobre el vampiro. Inclinándose hacia abajo, trató de oír las palabras que musitaba. -¿Qué ha pasado?
– ¿Heridos? ¿Tú… V?
– No, estamos bien.
Rhage pareció relajarse un poco. -Llévame a casa… por favor… llévame a casa.
– No te preocupes por nada. Te vamos a cuidar.
O se movió rápidamente a través del claro, apartándose de la matanza. Su camión estaba aparcado en la calle, a un kilómetro de distancia. Creía que tenía otros tres o cuatro minutos antes de poder lograrlo, y hasta ahora nadie le perseguía.
Había salido corriendo en el instante en el que el destello de luz había atravesado el claro, sabiendo malditamente bien lo que venía después de ese fuego de artificio. Había creído que era gas paralizante o el precursor de alguna explosión, pero entonces escuchó un rugido. Cuando miró sobre su hombro, se paró en seco. Algo estaba haciendo un número con sus compañeros lesser, abatiéndolos como moscas.
Una criatura. De la nada.
No había observado lo suficiente, y mientras corría, volvió la mirada hacia atrás otra vez para asegurarse de que no lo perseguían. El camino de atrás estaba todavía claro, y en el camino de delante estaba el camión. Cuando llegó, se lanzó adentro, encendió el motor, y le dio al acelerador.
La primera orden del asunto era separarse de la escena. Una masacre como ese iba a atraer atención, ya fuera por lo que se veía y parecía, como el rato en que había ocurrido o por lo que quedó cuando hubo terminado. En segundo lugar había que hacer un reconocimiento. El Sr. X se iba a super cabrear por esto. El floreciente escuadrón de O había desaparecido, y los otros lessers a los que había invitado a observar la disciplina sobre E estaban muertos, también. Seis asesinatos en menos de media hora.
Y maldición, él no sabía mucho sobre el monstruo que había hecho el daño. Estaban colgando el cuerpo de E en el árbol cuando el Escalade se había acercado al lado del camino. Un guerrero rubio había salido, tan grande, tan rápido, que obviamente era un miembro de La Hermandad. Había habido otro varón con él, también increíblemente letal, incluso un humano, aunque solo Cristo sabía lo que ese tipo estaba haciendo con los dos hermanos.
La pelea había seguido aproximadamente durante ocho o nueve minutos. O se había colocado adelante del rubio, le había dado puñetazos muchísimas veces sin efecto visible en la resistencia del vampiro o en su fuerza. Dos de ellos habían sido profundos cuando uno de los otros lessers había disparado una pistola. O tuvo que agacharse rápidamente y rodar, casi le habían dado. Cuando había mirado hacia arriba, el vampiro se agarraba fuertemente el hombro y caía hacia atrás.
O se había abalanzado sobre él, queriendo matarlo, pero cuando saltó hacia adelante, el lesser con la pistola había tratado de alcanzar al mismo vampiro. El idiota había tropezado con la pierna de O y habían caído al suelo los dos. Entonces la luz apareció y el monstruo salió. ¿Era posible que esa cosa hubiese venido de cierta manera del guerrero rubio? Hombre, qué arma secreta podría ser.
O imaginó al guerrero, recordando cada aspecto del varón desde sus ojos, su cara incluso las ropas que llevaba puestas y la forma en que se movía. Tener una buena descripción del hermano rubio sería crucial para los interrogatorios de la sociedad. Preguntas más específicas a los cautivos probablemente les conduciría entonces a mejores respuestas.
E información sobre los hermanos era lo que estaban buscando. Después de décadas simplemente golpeando civiles, los lessers ahora apuntaban hacia La Hermandad específicamente. Sin esos guerreros, la raza de los vampiros sería completamente vulnerable, y los asesinos finalmente podrían terminar su trabajo erradicando la especie.
O fue hacia el aparcamiento en el local indicado por el láser, pensando que la única cosa buena de la tarde había sido cuando había matado a E lentamente. Volcar su irritación en el cuerpo del asesino había sido como beber una cerveza fresca en un día caliente de verano. Satisfecho. Calmado.
Pero lo que luego había sucedido lo había puesto al borde del camino.
O le dio a la tecla de su teléfono y marcó rápidamente. No había razón para esperar hasta llegar a casa para hacer un informe. La reacción del Sr. X pensó que sería peor si las noticias se retrasaban.
– Hemos tenido una situación. -Dijo cuándo la llamada tuvo contestación.
Cinco minutos más tarde colgó el teléfono, dio la vuelta al camión, y volvió a la zona rural del pueblo.
El Sr. X había requerido una audiencia. En su cabaña privada en el bosque.