Elizabeth lo golpeó de nuevo, esta vez tomándolo por sorpresa así que cayó al suelo.
"¡Decir eso es algo horrible! " chilló.
" Elizabeth," le dijo Caroline, agarrándola de la muñeca y arrastrándola a su lado. "Me parece que acaba de pedirte que te cases con él. Ha dicho algo muy hermoso. Algo precioso. " Se giró hacia su marido, que miraba a James y trataba de no reírse. "¿No es algo precioso? "
"No quería decir eso," estalló Elizabeth. "Sólo lo dice porque se siente culpable. Sabe que lo que hizo está mal y – "
"Espera un momento," interrumpió Blake. "Creí que habías dicho que ni siquiera sabía que había hecho algo malo. "
"No lo sabia. No lo sabe. ¡No lo sé! " Elizabeth se volvió rápidamente, entrecerrando los ojos y clavándolos sobre el enigmático y apuesto caballero. "Y usted ni siquiera estaba allí. ¿Cómo sabe lo qué dije? ¿Estaba escuchando a escondidas? "
Blake, que había trabajado junto a James para el Ministerio de Defensa muchos años, se encogió de hombros. "Es como una segunda naturaleza, me temo. "
"Bien, pues es un hábito despreciable. Yo- " Se paró en seco, señalándolo con un gesto impaciente. “¿Quién es usted? "
"Blake Ravenscroft," dijo, con una elegante reverencia.
"Mi marido," agregó Caroline.
"Oh, sí, el que ha estado confabulado con él" – Elizabeth señalo a James, que estaba sentado en el suelo, apretándose la nariz – "durante años. Discúlpeme si esa conexión no lo hace muy recomendable. "
Blake simplemente sonrió.
Elizabeth movió la cabeza, sintiéndose curiosamente desubicada. Su mundo se desmoronaba alrededor suyo con vertiginosa rapidez, todos hablaban a la vez, y lo único a lo que parecía ser capaz de aferrarse para mantenerse en pie era a su cólera contra James. Blandió un dedo en su dirección, fulminando todavía con la mirada a Blake. "Es un aristócrata. Un maldito marqués."
"¿Es eso tan malo? " preguntó Blake, arqueando las cejas.
"¡Debería habérmelo dicho! "
"James," dijo Caroline, arrodillándose junto a él en la medida que su disfraz se lo permitía. “¿Estás sangrando? "
¿Sangrando? Elizabeth se odió por preocuparse, pero no pudo ahogar una exclamación, y el girarse inmediatamente hacia James. Nunca lo perdonaría por lo que había hecho, y, por supuesto, no quería volver a verlo nunca más, pero tampoco quería verlo herido.
"No estoy sangrando," refunfuñó James.
Caroline miró a su marido y le dijo, "Ella lo golpeó dos veces. "
"¿Dos veces? " Blake sonrió ampliamente. "¿De verdad? "
"No es gracioso," dijo Caroline.
Blake bajo la mirada hacia James. "¿Dejaste que te golpeara dos veces? "
"Demonios, yo la enseñé. "
“Eso, querido amigo, demuestra una increíble falta de previsión por tu parte. "
James lo miró ceñudo. "Trataba de enseñarla a protegerse. "
"¿De quién? ¿De ti? "
"¡No! De – Oh, por el amor de Dios, que más da, yo- " James busco con la mirada a Elizabeth, la vio tratando de retroceder inadvertidamente y se puso inmediatamente de pie "Tu no vas a ninguna parte," gruñó, sujetándola por el fajín de su disfraz.
"¡Sueltame! ¡Ouch-oh-James! " Se revolvió como un pez fuera del agua, tratando, sin éxito, de girarse para poder fulminarlo con la mirada. "¡SUEL-TA-ME! "
"Ni en un millón de años. "
Elizabeth miro a Caroline suplicante. Seguramente otra mujer la apoyaría en su apremiante situación. "Por favor dile que me suelte. "
Caroline miró a James y a Blake y después otra vez a Elizabeth. Evidentemente dividida entre su lealtad a su viejo amigo y su compasión por Elizabeth, tartamudeó, "Y-yo no sé lo que esta ocurriendo, excepto que él no te dijo quién era. "
“¿Es que no es suficiente? "
"Bueno," respondió evasivamente Caroline, "James rara vez le dice a la gente quién es. "
"¿Qué? " chillo Elizabeth, retorciéndose como una fiera para poder darle un golpe a James en su aristocrático hombro. "¿Has hecho esto antes? Eres un despreciable, un amoral – "
"¡Basta! " rugió James.
Seis cabezas disfrazadas se asomaron por la esquina.
"Realmente creo que deberíamos ir adentro," dijo Caroline débilmente.
"A menos que prefieras tener un auditorio," añadió Blake.
"Quiero irme a casa," declaró Elizabeth, pero nadie le hizo caso. No sabía porqué se sorprendía; nadie le había hecho caso en toda la noche.
James asintió cortantemente a Blake y Caroline y luego hizo un brusco gesto hacia la casa con la cabeza. Su apretón sobre el fajín del vestido de Elizabeth se incrementó, y cuando él comenzó a caminar hacia el interior, ella no pudo hacer otra cosa que seguirlo.
Unos momentos más tarde se encontraba en la biblioteca, el colmo de la ironía. Cómo casarse con un Marqués seguía en su estantería, justo donde ella lo había dejado.
Elizabeth suprimió un irracional impulso de echarse a reír. La señora Seeton tenia razón; había un marqués detrás de cada esquina. La aristocracia estaba en todas partes, al acecho para humillar a pobres y confiadas mujeres.
Y eso era lo que James había hecho. Cada vez que le había dado un consejo sobre como cazar a un marido-un marqués, maldito fuera-la había humillado. Cada vez que había tratado de enseñarle como sonreír o como coquetear, la había menospreciado. Y cuando la había besado, pretendiendo no ser nada más que un humilde administrador, la había ensuciado con sus mentiras. Si no fuera porque James la tenia cogida del fajín, probablemente agarraría el maldito libro y lo tiraría por la ventana – y luego, probablemente lo tiraría a él.
Elizabeth noto su mirada sobre su rostro, quemándole la piel, y cuando levantó los ojos hacia él, se dio cuenta de que él había seguido su mirada hasta el libro de la señora Seeton.
"No digas nada," susurró ella, dolorosamente consciente de la presencia de los Ravenscroft. “Por favor no me vayas a mortificar así. "
James asintió de manera cortante, y Elizabeth sintió que todo su cuerpo se relajaba de alivio. No conocía a Blake, y ella apenas conocía a Caroline, pero no podía soportar que se enteraran de que era tan patética que había tenido que recurrir a una guía para encontrar marido.
Blake cerró la puerta de la biblioteca tras él, y después miró a los ocupantes del cuarto con expresión neutra. "Er", dijo, mirando alternativamente a Elizabeth y James, "¿preferiríais que nos marcháramos? "
"Sí," gruñó James.
"¡No! " prácticamente gritó Elizabeth.
"Creo que deberíamos marcharnos," dijo Blake a su esposa.
" Elizabeth quiere que nos quedemos," replicó Caroline, "y no podemos dejarla aquí sola con él. "
"No sería apropiado," se apresuró a añadir Elizabeth. No quería quedarse a solas con James. Si se quedaban solos, la engatusaría y la haría olvidar su cólera. Usaría suaves palabras y tiernas caricias, y ella perdería la noción de la realidad y de lo que era correcto. Sabía que él ejercía ese poder sobre ella, y se odiaba por ello.
"Creo que estamos más allá del decoro," le contestó James.
Caroline se desplomó sobre el borde de una mesa. "Oh, querido. "
Blake le lanzó una mirada divertida. "¿Desde cuándo te preocupa tanto el decoro? "
"Desde – Oh, callaté." Y después, casi en un susurró añadió, "¿Es que no quieres que se casen? "
"Si no sabía ni siquiera que ella existía hasta hace diez minutos. "
"No voy a casarme con él," declaró Elizabeth, tratando de ignorar que su voz se quebraba al pronunciar las palabras. "Y os agradecería que no hablarais como si yo no estuviera en la habitación. "
Caroline bajó la mirada al suelo. "Lo lamento", masculló. "Yo también odio cuando la gente hace eso."
"Quiero irme a casa," dijo Elizabeth otra vez.
"Lo sé, querida," murmuró Caroline, "pero realmente deberíamos solucionar esto, y – "
Alguien comenzó a golpear la puerta.
"Márchese," gritó Blake.
"Te sentirás mucho mejor por la mañana si solucionamos esto ahora," continuó Caroline. "Te prometo que- "
"¡SILENCIO! "
La voz de James resonó en la habitación con tal poder que Elizabeth se sentó. Lamentablemente, la mano de él seguía sujetando su fajín, así que acabó jadeando en busca de aire cuando la tela se hundió en sus costillas. "James", dijo, respirando con dificultad, "suéltame. "
La soltó, aunque probablemente se debió más a su deseo de utilizar la mano para sacudirle a alguien que a su suplica. "Por el amor de Dios," tronó. "¿Cómo creen que puede un hombre pensar con todo este jaleo? ¿Sería posible que mantuviéramos una sola conversación? ¿Solo una, qué todos pudiéramos seguir? "
"De hecho," intervino Caroline, un tanto imprudentemente, " y en el sentido más estricto, solo estábamos hablando de un tema. Aunque desde luego hablábamos todos a la vez y- "
Su marido la apretó contra su costado con fuerza suficiente como para arrancarle un pequeño quejido. Ella no emitió un sonido después de eso.
"Tengo que hablar con Elizabeth," dijo James. "A solas".
La respuesta de Elizabeth fue rápida y terminante. "No".
Blake comenzó a caminar hacia la puerta, arrastrando a Caroline con él. "Es hora de que nos marchemos, querida. "
"No podemos dejarla aquí contra su voluntad,” protestó Caroline. "No es correcto, y a decir verdad, no puedo – "
"Él no va a hacerle daño," la interrumpió Blake.
Pero Caroline se limitó a enganchar uno de sus pies alrededor de la pata de una mesa. "No la abandonare," dijo testarudamente.
Elizabeth articuló un silencioso y sentido "gracias" desde la otra punta de la habitación.
"Blake… "dijo James, con una breve y significativa mirada hacia Caroline, que se aferraba con sus brazos de calabaza al respaldo de un sillón.
Blake se encogió de hombros. "Pronto aprenderás, James, que hay momentos en los que uno simplemente no puede razonar con su esposa. "
"Bueno, pues que lo aprenda con otra esposa," declaró Elizabeth, "porque no me casaré con el.”
"¡Ya está bien! " explotó James enfadado, con un gesto de la mano hacia Blake y Caroline. "Quedaros y escuchad. Probablemente escucharíais a través de la puerta, de todos modos. Y en cuanto a ti… " Trasladó su furiosa mirada hacia Elizabeth. "Me vas a escuchar y te vas a casar conmigo. "
"¿Lo ves? " susurró Caroline a Blake. "Sabía que al final recapacitaría y nos dejaría quedarnos."
James se giró lentamente, con el cuello tan tenso que su mandíbula temblaba. "Ravenscroft", dijo a Blake, con voz peligrosamente controlada, "¿no sientes nunca el impulso de estrangularla? "
"Oh, todo el tiempo," dijo Blake alegremente. "Pero, en general, me alegro de que se casara conmigo en vez de contigo. "
"¿Qué? " chilló Elizabeth. "¿Te pidió que te casaras con él? " Meneó la cabeza incrédulamente durante varios segundos antes de lograr detenerse y fijar sus ojos en Caroline. "¿Te pidió que te casaras con él? "
"Sí," contestó Caroline, con un desdeñoso encogimiento de hombros. "Pero no lo decía en serio. "
Elizabeth lanzó una dura mirada a James. “¿Tienes la costumbre de efectuar insinceras propuestas de matrimonio? "
James miró aún mas duramente a Caroline. "No estas mejorando la situación. "
Caroline dirigió una implorante mirada a su marido.
"A mi no me mires para que te ayude," dijo él.
"Se habría casado conmigo si yo le hubiera dicho que sí," explicó Caroline con un sonoro suspiro. "Pero sólo me lo propuso para aguijonear a Blake a que me lo pidiera. Fue muy considerado por su parte. Será un marido maravilloso, Elizabeth. Te lo prometo. "
Elizabeth los contempló a los tres con incredulidad. Verlos relacionarse entre si la agotaba.
"Te estamos confundiendo, ¿verdad? " le preguntó Caroline.
Elizabeth se había quedado sin palabras.
"En realidad es una historia bastante extraordinaria," dijo Blake con un encogimiento de hombros. "Escribiría un libro sobre ello, excepto que nadie me creería. "
"¿Tu crees? " le preguntó Caroline, con ojos encendidos de placer. "¿Cómo lo titularias?"
"No estoy seguro," dijo Blake, frotandose la barbilla. "Posiblemente algo así como Cómo pescar a una heredera. "
James acercó su rostro furioso al de Blake. “¿Y por qué no Cómo volver completa e irremediablemente locos a tus amigos? "
Elizabeth sacudió la cabeza. "Estáis todos locos. Estoy convencida. "
Blake se encogió de hombros de nuevo. "La mitad de las veces yo también estoy convencido de ello. "
"¿Puedo, por favor, hablar con Elizabeth? " estalló James.
"Lo siento," dijo Blake, con un tono evidentemente concebido para enojar. "Había olvidado para lo qué estábamos aquí. "
James hundió su mano izquierda en su pelo y dio un tirón; esta le pareció la única manera de impedirse poner las manos alrededor del cuello de Blake. "Empiezo a comprender," gruñó, “por qué los noviazgos deben llevarse a cabo en privado. "
Blake enarcó una ceja. "¿Y eso qué significa? "
"Significa que lo has arruinado todo. "
"¿Por qué? " contestó Elizabeth. "¿Por qué por descuido reveló tu identidad? "
"Iba a contártelo todo mañana. "
"No te creo. "
¡"No me importa si me crees! " gritó James. "Es la verdad. "
"Perdona mi interrupción," intervino Caroline, "¿pero no deberías preocuparte de si ella te cree o no? Después de todo, le has pedido que sea tu esposa. "
James comenzó a temblar, desesperado por estrangular a alguien en esa habitación, pero sin estar seguro de con quién estaba más furioso. Estaba Blake, con sus irónicas miradas; Caroline, que tenia que ser la mujer más entrometida de toda la historia del mundo; y Elizabeth…
Elizabeth. Sí, ella era la que verdaderamente lo desquiciaba, porque solamente el pensar en su nombre hizo que su temperatura se elevara unos cuantos grados. Y no debido precisamente a la pasión.
Estaba furioso. Tenia la columna agarrotada, los dientes apretados, y los músculos tan tensos que casi le atravesaban la piel de la furia. Y sus tres compañeros presentes evidentemente no se habían percatado del peligro al que se exponían cada vez que soltaban otra necia ocurrencia.
"Ahora voy a hablar yo," dijo, manteniendo la voz dolorosamente queda y controlada. "Y al próximo que me interrumpa lo tiro por la ventana. ¿Está claro? "
Nadie dijo nada.
"¿Está claro? "
"Creí que querías que permaneciéramos callados," dijo Blake.
Lo cual resulto ser todo el incentivo que Caroline necesitó para abrir la boca y decir, "¿Crees que se ha dado cuenta de que la ventana no está abierta? "
Elizabeth se tapó la boca con la mano. James la fulminó con la mirada. Que Dios se apiadara de ella si se reía.
Inspiró hondamente y la miró fijamente a sus ojos azules. "No te dije quién era porque me llamaron aquí para investigar el chantaje a mi tía. "
"¿Alguien chantajea a tu tía? " inquirió Caroline sin aliento.
"¡Dios santo! " exclamó Blake. "Ese cretino debe tener deseos de morir. " Miró a Elizabeth. "A mi, desde luego, me aterroriza la vieja dragona. "
James miró a los Ravenscroft, lanzó un significativo vistazo hacia la ventana, y después volvió a clavar la mirada en Elizabeth. "No habría sido prudente informarte de mi verdadero objetivo aquí en Danbury House, porque, por si lo has olvidado, tú eras la principal sospechosa."
"¿Sospechabas de Elizabeth? " lo interrumpió Caroline. "¿Estás completamente loco? "
"Lo hizo," afirmó Elizabeth. "Y lo está. Loco, quiero decir. "
James tomo aire para calmarse. Estaba a dos pasos de la combustión espontánea. "Rápidamente eliminé a Elizabeth como sospechosa," dijo a través de los dientes apretados.
"Es entonces cuando deberías haberme dicho quién eras," dijo Elizabeth. "Antes – " Se interrumpió y miró resueltamente hacia el suelo.
"¿Antes de qué? " preguntó Caroline.
"La ventana, querida," dijo Blake, acariciándole el brazo a su esposa. "Recuerda la ventana."
Ella asintió y volvió a concentrar su atención en James y Elizabeth, con expresión expectante.
James la ignoró resueltamente, concentrándose por entero en Elizabeth. Estaba sentada en un sillón, con la espalda tiesa como un palo, y su rostro parecía tan tenso que pensó que la más leve caricia podría hacerla añicos. Intentó recordar su aspecto solamente una hora antes, ruborizada de pasión y placer. Para su horror, no pudo.
"No te lo conté entonces," continuó, "porque sentía que mi primer deber debe ser para con mi tía. Ella ha sido… " Buscó palabras que pudieran explicar la profundidad de su lealtad para su anciana y cascarrabias tía, pero entonces recordó que Elizabeth conocía su pasado. De hecho, ella era la única persona a quien le había contado nunca toda la historia de su niñez. Incluso Blake sólo sabía algunos trozos.
"Ella ha sido muy importante para mí durante muchos años," dijo finalmente. " No podía -"
"No tienes que explicar tu amor por Lady Danbury," dijo Elizabeth quedamente, sin levantar la mirada.
"Gracias." Se aclaró la garganta. "No sabía – y todavía no lo sé- la identidad del chantajista. Además, no tengo modo de determinar si ese individuo puede resultar peligroso o no. No vi ninguna razón para involucrarte aún más en este tema. "
Elizabeth alzó la vista de repente, y la expresión en sus ojos era desgarradora. "Sin duda sabes que yo jamás habría hecho nada para lastimar a Lady Danbury. "
"Por supuesto que lo sé. Tu lealtad hacia ella es evidente. Pero la cuestión es que no tienes experiencia en tales asuntos, y – "
"¿Y supongo que tu sí? " preguntó ella, con evidente pero no odioso sarcasmo.
"Elizabeth, me he pasado la mayor parte de la última década trabajando para el Ministerio de Defensa. "
"La pistola," susurró ella. "La forma en que atacaste a Fellport. Sabía que algo no cuadraba."
James juró en voz baja. "Mi altercado con Fellport no tuvo nada que ver con mi experiencia en el Ministerio de Defensa. Por Dios, Elizabeth, ese hombre te había atacado. "
"Sí," contestó ella, "pero tu parecías demasiado familiarizado con la violencia. Fue bastante fácil para ti. El modo en que sacaste la pistola… Tenias mucha experiencia en ello. "
Él se inclinó hacia ella, con sus ardientes ojos clavados en los suyos. "Lo que sentí en aquel momento estaba lejos de resultarme familiar. Era ira, Elizabeth, pura y primitiva ira, y muy diferente a cualquier otra cosa que alguna vez haya corrido por mis venas. "
"¿Tu jamás… nunca habías sentido rabia antes? "
Él negó con la cabeza despacio. "Así no. Fellport se atrevió a atacar lo que era mío. Tiene suerte de que lo dejara con vida. "
"No soy tuya," susurró ella. Pero su voz carecía de convicción.
"¿No? "
Desde el otro lado de la habitación, Caroline suspiró.
"James," dijo Elizabeth. "No puedo perdonarte. Simplemente no puedo. "
"¿Qué demonios no me puedes perdonar? " estalló él. “¿No decirte que tenía un maldito título? Creí que habías dicho que no querías un maldito marqués. "
Ella se retrajo ante su cólera, y murmuró, “¿A que te refieres? "
"¿No te acuerdas? Fue en esta misma habitación. Estabas sujetando el libro, y – "
"No menciones ese libro," dijo ella, en voz baja y furiosa. "No lo vuelvas a mencionar. "
"¿Por qué no? " se burló él, su cólera y su dolor lo hicieron ser mezquino. "¿Por qué no quieres que te recuerden lo desesperada que estabas? ¿Lo ávida y codiciosa? "
"¡James! " exclamó Caroline. "Ya basta. "
Pero él estaba demasiado dolido, más allá de toda contención. "No eres mejor que yo, Elizabeth Hotchkiss. Predicas sobre la honestidad, pero ibas a atrapar a algún pobre tonto confiado en el matrimonio. "
"¡Eso no es verdad! Nunca me habría casado con alguien sin asegurarme primero de que supiera mi situación. Y tú lo sabes. "
"¿Lo sé? No recuerdo que mencionaras tan nobles principios. De hecho, lo único que recuerdo es como practicabas tus artimañas sobre mí. "
"¡Tú me lo pediste! "
"James Siddons, el administrador, era lo bastante bueno para coquetear," se mofó él, ", pero no lo bastante bueno para casarse. ¿Es eso? "
"¡Amaba a James Siddons! " exclamó ella. Y luego, horrorizada por lo que había dicho, se puso en pie de un salto y salió a la carrera hacia la puerta.
Pero James fue mas rápido. Le bloqueó el camino, susurrando. "¿Me amabas? "
"Lo amaba a él," gritó ella. "No sé quién eres tú. "
"Soy el mismo hombre. "
"No, no lo eres. El hombre que yo conocía era una mentira. Él no se habría burlado de una mujer de la manera en que tu lo has hecho. Y, sin embargo- " Su voz se rompió, y una risa horrorizada brotó de sus labios. "Y, sin embargo, sí lo hizo, ¿verdad? "
"Por Dios, Elizabeth, ¿qué demonios he hecho que sea tan malvado y rastrero? "
Ella lo contempló incrédula "Ni siquiera lo sabes, ¿verdad? Me das asco. "
Los músculos de su garganta temblaron espasmódicamente de rabia, y necesitó de cada gramo de su autocontrol para no agarrarla por los hombros y sacudirla hasta que recobrara la sensatez. Su enfado y su dolor eran tan primitivos, estaban tan cerca de la superficie que temió que la más mínima muestra de emoción desencadenaría en su totalidad el espeluznante torrente de su furia. Finalmente, con un autocontrol que apenas podía creer que poseyera, logró escupir entrecortadamente: "Explícate. "
Ella permaneció inmóvil un instante más, y luego, con una patada en el suelo, cruzó la habitación y sacó de un tiron el ejemplar de Cómo casarse con un Marques que descansaba en su estantería. "¿Recuerdas esto? " le gritó ella, sacudiendo el pequeño libro rojo en el aire. “¿Lo recuerdas? "
"Creo recordar que me has pedido hace un momento no mencionar ese libro delante de los Ravenscroft. "
"No importa. Ya me has humillado profundamente delante de ellos, de todos modos. Así que terminare el trabajo. "
Caroline depositó una reconfortante mano sobre el brazo de Elizabeth. "Creo que eres muy valiente," dijo suavemente. "Por favor no pienses que has sido avergonzada de ninguna manera. "
"¿Oh, tú no lo crees? " arremetió Elizabeth, atragantándose con cada palabra. "Bueno, entonces, mira esto. " Puso el libro en las manos de Caroline.
Estaba boca abajo, así que Caroline murmuró su incomprensión hasta que le dio la vuelta y leyó el título. Un pequeño grito de alarma escapó de sus labios.
"¿Qué sucede, querida? " le preguntó Blake.
En silencio, le pasó el libro. Blake lo estudió, dándole unas cuantas vueltas en sus manos. Entonces ambos miraron a James.
"No estoy segura de lo que pasó," dijo Caroline, con cautela “pero mi imaginación me hace concebir toda clases de desastres. "
"Él me encontró con esto," dijo Elizabeth. "Sé que es un libro ridículo, pero tenia que casarme y no tenía a nadie a quien pedir consejo. Y entonces él me encontró con el libro, y temí que se burlaría de mí. Pero no lo hizo. " Hizo una pausa para recobrar el aliento, y a toda prisa se enjuago una lagrima.
"Fue tan amable. Y después -después se ofreció a darme clases. Estuvo de acuerdo en que no podía aspirar a casarme con un marqués – "
"¡Jamás dije eso! " aseguró James con pasión. "Eso lo dijiste tú. No yo. "
“Se ofreció ayudarme a entender el libro para que- "
“Me ofrecí a quemar el libro, por si no lo recuerdas. Te dije que era una completa tontería. " La miró enfurecido, y al no conseguir intimidarla, fulminó con la mirada a Blake y a Caroline. Tampoco pareció surtir ningún efecto, así que se volvió hacia Elizabeth y gritó, "Por el amor de Dios, mujer, sólo hay una regla en ese maldito libro que merece la pena seguir. "
"¿Y esa es? " preguntó Elizabeth desdeñosamente.
"¡Qué te cases con tu maldito marqués! "
Se quedó callada un largo momento, sus ojos azules clavados en los suyos, y luego, en un gesto que fue como un directo a su estomago, ella le dio la espalda.
“Me dijo que me ayudaría a aprender como cazar a un marido," dijo a los Ravenscroft. "Pero nunca me dijo quién era él. Nunca me dijo que era un maldito marqués. "
Nadie dijo una palabra, así que Elizabeth soltó un amargo suspiro y dijo, "y ahora ya conocen toda la historia. Como se burló de mí y de mis desafortunadas circunstancias. "
James cruzó la habitación en menos de un segundo. "Nunca me reí de ti, Elizabeth," dijo, con los ojos fijos en su rostro. "Debes creerlo. Nunca tuve intención de hacerte daño. "
"Bueno, pues me lo has hecho," dijo ella.
"Entonces casate conmigo. Déjeme pasar el resto de mi vida compensándote. "
Una gruesa lagrima escapo del rabillo de su ojo. "Tú no quieres casarte conmigo. "
"Te lo he pedido repetidas veces," dijo él, con un resoplido de impaciencia. “¿Qué más pruebas necesitas? "
"¿No se me permite tener un poco de orgullo? ¿O es una emoción reservada para la élite? "
"¿Es que soy una persona tan terrible? " La pregunta fue rematada por un vagamente desconcertado suspiro. "Bien, no te dije quién era. Lo siento. Perdóname por disfrutar – no, por deleitarme en el hecho que te enamoraste de mí, no de mi título, ni de mi dinero, ni de ninguna otra cosa. Solamente de mi. "
Un sonido estrangulado surgió de su garganta. “¿Era una prueba? "
"¡No! " prácticamente gritó él. "Por supuesto que no era una prueba. Ya te lo he dicho, tenía importantes motivos para ocultar mi identidad. Pero… pero… " Busco las palabras adecuadas, sin saber como expresar los sentimientos que colmaban su corazón. “Pero me hacía sentir bien. No tienes ni idea, Elizabeth. Ni idea. "
"No," dijo ella, quedamente, "no la tengo. "
"No me castigues, Elizabeth. "
Su voz estaba ronca y cargada de emoción, y Elizabeth sintió que su calido tono de barítono se hundía directamente en su alma. Tenia que salir de aquí, tenia que escapar antes de que él pudiera tejer mas mentiras alrededor de su corazón.
Soltando sus manos de un tirón, corrió hacia la puerta. "Tengo que irme," dijo, el pánico hizo que elevara la voz. "No puedo estar contigo ahora mismo. "
"¿A dónde vas? " preguntó James, siguiéndola despacio.
"A casa. "
Su brazo se extendió para impedirle marcharse. "No iras a casa sola. Está oscuro, y la zona esta llena de borrachos y juerguistas. "
"Pero – "
"No me importa si me odias," dijo él, en un tono de voz que no admitía protesta. "No permitiré que salgas de esta habitación sin acompañante. "
Ella miró suplicante a Blake. "Entonces puede hacerlo usted. ¿Me acompañara a casa? ¿Por favor? "
Blake permaneció inmóvil, y sus ojos se cruzaron con los James un segundo antes de asentir. "Será un honor. "
"Cuídala," dijo James bruscamente.
Blake asintió de nuevo. "Sabes que lo haré. " Tomó a Elizabeth del brazo y la escoltó fuera de la habitación.
James los miró salir, y luego se apoyo contra la pared, con todo el cuerpo temblando de las emociones que había tratado de mantener controladas durante toda la noche. Furia, dolor, exasperación, incluso maldita frustración – después de todo no había conseguido su propia liberación en el bosque, con Elizabeth.
Todas ellas bullían en su interior, devorándolo por completo, dificultándole la respiración.
Escuchó un pequeño cloqueo y alzó la vista. Demonios, se había olvidado completamente de que Caroline todavía seguía en la habitación.
"Oh, James," suspiró ella. "¿Cómo pudiste?"
"Ahórratelo, Caroline," le espetó bruscamente. "Simplemente déjalo estar. "
Y luego, se marchó furioso, chocando indiferentemente con la muchedumbre del pasillo. Tenia una botella de whisky en su casita y prometía ser la mejor compañía para esa noche.