Capítulo 19

Elizabeth no tardó mucho en decidir que Blake Ravenscroft -a pesar de ser el amigo del alma de James- era un hombre muy sabio. No hizo, mientras la acompañaba a casa, ni una sola tentativa de mantener una conversación, o de efectuar preguntas indiscretas, ni de ninguna otra cosa excepto ofrecerle una cariñosa y consoladora palmadita en el brazo y decirle, "Si necesita a alguien, estoy seguro de que Caroline estaría encantada de hablar con usted. "

Era propio de un hombre inteligente, en efecto, saber cuando debía mantener la boca cerrada.

El paseo a casa fue hecho en silencio, excepto por las ocasionales indicaciones de Elizabeth de cómo llegar a su hogar.

Sin embargo, cuando llegaron a la morada de los Hotchkiss, Elizabeth quedó sorprendida al ver la pequeña estructura desbordante de luz. "Cielos", murmuró. "Deben haber encendido cada una de la velas que tenemos en casa. "

Y entonces, por la fuerza de la costumbre, comenzó a calcular mentalmente el coste de aquellas velas y a rezar porque no hubieran usado ninguna de las caras velas de cera de abeja que normalmente reservaba para cuando tenían visita.

Blake apartó los ojos del camino para mirarla. "¿Ocurre algo? "

"Espero que no. No puedo imaginar qué- "

El carruaje se detuvo, y Elizabeth saltó fuera sin esperar la ayuda de Blake. No había ninguna razón por la qué su casa debiera zumbar con tal actividad, ninguna razón en absoluto. De la casa brotaba suficiente jaleo como para despertar a un muerto, y aunque el ruido sonaba alegre y feliz, Elizabeth no pudo contener una punzada de pánico.

Se lanzó a través de la puerta y siguió los ruidosos chillidos y las risas hasta el salón. Susan, Jane, y Lucas estaban cogidos de las manos y giraban en círculos, riendo y cantando canciones subidas de tono a pleno pulmón.

Elizabeth estaba estupefacta. Nunca había visto a sus hermanos comportarse así. Quería creer que había logrado cargar sobre sus hombros la mayor parte de las preocupaciones durante los cinco últimos años, y que ellos habían tenido una infancia feliz y razonablemente despreocupada, pero nunca los había visto tan completamente embebidos de felicidad.

Sintió a Blake de pie a su lado, y cuándo él susurró, "¿Sabe qué ha sucedido? " no pudo articular una respuesta.

Después de aproximadamente cinco segundos, Susan divisó a su hermana parada en el umbral contemplándolos atónita, y abruptamente paró de dar vueltas en círculo, causando que Jane y Lucas chocaran el uno contra el otro en un risueño enredo de flacos brazos y pelo rubio.

"¡Elizabeth! " exclamó Susan. "Ya estás en casa. "

Elizabeth asintió despacio. "¿Qué sucede? No esperaba que estuvierais todavía despiertos. "

"¡Oh, Elizabeth! " chilló Jane. "Ha pasado algo maravilloso. ¡No te lo vas a creer! "

"Estupendo," contestó Elizabeth, sus emociones estaban todavía demasiado maltrechas para poder insuflar un poco de animación a la palabra. Pero lo intentó. No sabía qué había sucedido que había traído semejante felicidad a sus hermanos, pero les debía el borrar un poco del dolor de sus ojos y al menos intentar parecer excitada.

Susan se precipitó hacia ella, sosteniendo un trozo de papel que había cogido de encima del escritorio. "Mira lo que llegó mientras estabas fuera. Lo trajo un mensajero. "

"Un mensajero con librea," añadió Jane. "Era terriblemente apuesto. "

"Era un criado," le dijo Lucas.

"Eso no significa que no fuera apuesto," replicó ella.

Elizabeth sonrió a su pesar. Escuchar a Lucas y Jane discutir era tan maravillosamente normal. No como el resto de esta espantosa noche. Tomó el papel que Susan le tendía y lo leyó.

Y entonces sus manos comenzaron a temblar.

"¿No es fabuloso? " preguntó Susan, y sus ojos azules brillaban maravillados. "¿Quién lo habría pensado? "

Elizabeth no dijo nada, luchando contra la oleada de náuseas que asaltaba su estómago.

"¿Quién piensas que ha podido ser? " preguntó Jane. "Debe ser alguien encantador. La más amable y adorable persona del mundo entero. "

"¿Puedo? " murmuró Blake murmuró.

Silenciosamente, ella le dio el papel. Cuando alzó la vista, Susan, Jane, y Lucas la contemplaban con expresión desconcertada.

"¿No estás contenta? " susurró Jane.

Blake le devolvió el papel y lo leyó otra vez, como si una relectura pudiera cambiar el ofensivo mensaje.


Sir Lucas Hotchkiss,

Señorita Hotchkiss,

Señorita Susan Hotchkiss,

Señorita Jane Hotchkiss,


Es un inmenso placer informarles de que su familia es la destinataria de este generoso y anónimo cheque, por la cantidad de 5000 libras esterlinas.

Se han llevado a cabo arreglos adicionales por su benefactor para la asistencia de Sir Lucas a Eton. Debe presentarse en el colegio a comienzos del próximo trimestre.


Sinceramente,

G. Shillingworth

Shillingworth e Hijo, Abogados


Era de James. Tenia que serlo. Se volvió hacia Blake, incapaz de ocultar la dureza de sus ojos.

"El sólo intenta ayudarte," dijo Blake suavemente.

“Es insultante," apenas logró decir. “¿Cómo puedo aceptar esto? Cómo podría – "

Él colocó su mano en su brazo. "Estás alterada. Quizás si lo reconsideras por la mañana -"

"¡Por supuesto que estoy alterada! " Elizabeth se percató de los afligidos rostros de sus hermanos y se tapó la boca con la mano, horrorizada por su arrebato.

Tres pares de ojos azules alternaban entre su cara y la del señor Ravenscroft, a quien ellos ni siquiera conocían, y-

El señor Ravenscroft. Debería presentárselo a los niños. Debían de estar bastante disgustados por su reacción, y por lo menos deberían saber quién estaba de pie en su salón.

"Susan, Jane, Lucas," dijo, tratando de que su voz sonara calmada, "este es el señor Ravenscroft. Es un amigo de – " Tragó. Casi había dicho "el señor Siddons,", pero ése no era su verdadero nombre, ¿verdad? " es un amigo de Lady Danbury," finalizó. "Y ha sido lo bastante amable para acompañarme a casa. "

Sus hermanos mascullaron un saludo, y Elizabeth se giró hacia Blake y dijo “Señor Ravenscroft, estos son – "Dejo de hablar y entrecerró los ojos. “Es señor Ravenscroft, ¿verdad? No esconderá algún título también,¿no? "

Blake negó con la cabeza, y un esbozo de sonrisa rozó las comisuras de sus labios. "Soy un mero señor, me temo, aunque si es necesario revelarlo todo, mi padre es un vizconde. "

Elizabeth quiso sonreír, sabiendo que su comentario estaba destinado a divertirla, pero simplemente no pudo reunir las fuerzas necesarias para ello. En cambio se volvió hacia sus hermanos, y con el corazón lleno de pesar les dijo, "no podemos aceptarlo. "

"Pero – "

"No podemos. " Elizabeth no sabía cual de sus hermanos había expresado la objeción, ya que cortó rápidamente la protesta. "Es demasiado. No podemos aceptar este tipo de caridad. "

Jane por lo visto discrepaba. "¿Pero no crees que quienquiera que nos haya regalado el dinero quería que lo tuviéramos? "

Elizabeth intentó deshacer el nudo que sentía en la garganta. ¿Quién sabía lo qué James había querido? ¿Era esto otra parte de algún magnífico plan para burlarse de ella? ¿Después de lo qué él había hecho ya, quién sabía cómo trabajaba su mente?

"Estoy segura de que lo quería," dijo, cautelosa, "si no, no serían nuestros nombres los que figurarían al principio de la misiva. Pero eso es irrelevante. No podemos aceptar ese dinero de un extraño. "

"Tal vez no es un extraño," dijo Susan.

"¡Entonces es aún peor! " replicó Elizabeth. " Dios mío, ¿te lo puedes imaginar? ¿Alguna horrible persona tratándonos como marionetas, tirando de las cuerdas, pensando que puede controlar nuestro destino? Está enfermo. Enfermo. "

Se hizo el silencio, roto por un sonido desgarrador. Era Lucas, aguantándose las lagrimas. Miró a Elizabeth, sus ojos angustiosamente abiertos. "¿Significa eso que no iré a Eton? " susurró.

A Elizabeth se le atasco la respiración en la garganta. Intentó decirle a Lucas que no podía ir, sabía que tenia que decirle que no podían aceptar el dinero de James, pero las palabras simplemente no salían.

Se quedó allí de pie, mirando la temblorosa cara de su hermano. Con todas sus fuerzas estaba intentando mantener su labio superior firme y no mostrar su desilusión. Sus pequeños brazos eran dos rígidos palos a sus lados, y su barbilla sobresalía, como si tensando la mandíbula pudiera mantener a raya sus lagrimas.

Elizabeth lo miro y vio el precio de su orgullo.

"No sé sobre Eton," dijo ella, inclinándose para abrazarlo. "Tal vez puede que lo podamos conseguir. "

Pero Lucas se apartó. "No podemos permitírnoslo. Intentas ocultarlo, pero yo sé la verdad. No puedo ir. Nunca podré ir. "

"Eso no es verdad. Tal vez esto" – hizo un vago gesto hacia a la carta – "signifique algo diferente. " Sonrió débilmente. Sus palabras carecían de convicción, y hasta un niño de ocho años podía ver que mentía.

Los ojos de Lucas se clavaron en los suyos durante el instante más agónico y largo de su vida. Y después, simplemente tragó y dijo, "Me voy a la cama. "

Elizabeth no trató de detenerlo. No había nada que pudiera decir.

Jane lo siguió sin una palabra, su pequeña coleta rubia parecía decididamente lacia.

Elizabeth miró a Susan. "¿Me odias? "

Susan negó con la cabeza. "Pero no te entiendo. "

"No podemos aceptar esto, Susan. Quedaríamos endeudados con nuestro benefactor para el resto de nuestras vidas. "

"¿Pero qué importa eso? ¡No sabemos ni siquiera quién es! "

"No quedare en deuda con él," dijo Elizabeth ferozmente. "No lo haré. "

Susan retrocedió un paso abriendo mucho los ojos. “Tú sabes quién es," susurró. "Tú sabes quién ha enviado esto. "

"No," dijo Elizabeth, pero ambas sabían que ella mentía.

"Si que lo sabes. Y por eso no lo aceptas. "

"Susan, no voy a seguir discutiendo esto. "

Susan retrocedió, sujetándose al marco de la puerta cuando llegó al pasillo. "Voy a consolar a Lucas," dijo. "Necesita un hombro sobre el que llorar. "

Elizabeth se estremeció.

"Un golpe bastante directo," murmuró Blake, una vez que Susan empezó a subir por las escaleras.

Elizabeth se dio la vuelta. Se había olvidado completamente de que estaba allí. "¿Perdón? "

Él negó con la cabeza. "No merece la pena repetirlo. "

Ella se dejo caer sobre el sofá, hundiéndose contra el respaldo, sus piernas se negaban a sostenerla un segundo más. "Parece que ha sido testigo de todas mis conversaciones privadas esta noche. "

"No todas. "

Ella sonrió sin humor. "Supongo que volverá junto al marqués y se lo contará todo. "

"No. Se lo contaré todo a mi esposa, pero no a James. "

Elizabeth lo miró confusa. "¿Entonces qué le dirá? "

Blake se encogió de hombros mientras se dirigía a la puerta. "Que es un idiota si la deja escapar. Pero sospecho que eso ya lo sabe. "


* * *

Elizabeth despertó la mañana siguiente, consciente de que iba a ser un día horrible. No había nadie a quien quisiera ver, absolutamente nadie con quien quisiera hablar, y eso la incluía a si misma.

No quería enfrentarse a sus hermanos y a sus caras decepcionadas. No quería ver a los Ravenscroft -los extraños que habían sido testigos de su total y completa humillación. Se negaba a visitar a Lady Danbury; no creía ser capaz de pasar el día en compañía de la condesa sin convertirse en un mar de lagrimas y preguntarle como había podido participar en el engaño de James.

Y, por supuesto, no quería ver a James.

Se levanto, se vistió, y después simplemente se quedo tumbada en la cama. Un extraño malestar la envolvía. El día anterior había sido tan agotador en todos los sentidos que sus pies, su mente, su corazón – todo se negaba a funcionar ahora. Seria feliz si simplemente pudiera permanecer allí tumbada sobre la cama, sin ver a nadie y sin hacer nada, durante una semana.

Bueno, feliz no. Eso era una exageración. Pero seguramente se sentiría mejor así que si alguien llamara a la puerta y-

Knock, knock, knock.

Elizabeth alzó la vista. "Solamente por una vez," se quejó en dirección al techo, "solamente por una vez ¿no podrías concederme un pequeño favor? " Se puso de pie, dio un paso, y luego volviendo a mirar hacia arriba, sus facciones adquirieron una expresión decididamente descontenta. "En lo que se refiere a la concesión de favores, éste habría sido diminuto. "

Abrió la puerta de golpe. Susan estaba en el pasillo con la mano levantada para golpear otra vez. Elizabeth no dijo nada, sobre todo porque tenía la impresión de que no se sentiría orgullosa de su tono de voz si lo hiciera.

"Tienes una visita," dijo Susan.

"No quiero verlo. "

"No es un hombre"

La cara de Elizabeth se desencajo por la sorpresa. "¿No? "

"No. " Susan le tendió una cremosa tarjeta de visita. "Ella parece una dama bastante agradable."

Elizabeth bajo la mirada hacia la tarjeta, notando distraídamente que parecía estar hecha con el más fino y caro de los papeles.


Sra de Blake Ravenscroft.


"¿Deduzco que es la esposa del hombre que conocimos ayer? " preguntó Susan.

"Sí. Su nombre es Caroline. " Elizabeth se pasó una mano por el pelo, que no se había recogido aún. " es una persona muy agradable, pero realmente, no estoy para visitas en este momento, y – "

"Perdona," la interrumpió Susan, "pero me parece que ella no se marchará. "

"¿Disculpa? "

"Creo que sus palabras exactas fueron, 'imagino que no tendrá ganas de recibir invitados, pero estaré encantada de esperar hasta que cambie de opinión.' Y entonces se ha sentado, ha sacado un libro – "

"Dios querido, no será Cómo casarse con un Marqués, ¿verdad? "

"No, era negro, y creo que debe ser alguna clase de diario porque ha comenzado a escribir en él. Pero como te decía," añadió Susan, "entonces ha alzado la mirada hasta mí y me ha dicho, ‘No tiene que preocuparse por mi. Puedo entretenerme sola. ' "

"¿Ha dicho eso? "

Susan asintió y se encogió de hombros. "Así que no me he preocupado. Parece totalmente feliz garabateando en su libro. Sin embargo, he puesto una tetera al fuego, por no perder los buenos modales. "

"No va a marcharse, ¿verdad? "

Susan negó con la cabeza. "Parece una mujer muy obstinada. No creo que se marche hasta que no te vea. No me sorprendería que hubiera traído una muda de ropa. "

"Supongo que debería arreglarme el pelo y bajar," dijo Elizabeth con un suspiro.

Susan se acercó al pequeño tocador de Elizabeth y cogió el cepillo. "Te ayudaré. "

Elizabeth supuso que era una estratagema para sonsacarle información; Susan nunca se había ofrecido a arreglarle el pelo antes. Pero el hirsuto cepillo resultaba tan agradable sobre su cuero cabelludo, que Elizabeth decidió dejarse hacer. Era algo raro que alguien la esperara a ella.

Elizabeth contó las pasadas del cepillo por su pelo antes de que Susan comenzara a hacerle preguntas. Una pasada, dos, tres, cuatro – ah, Susan hizo una ligera pausa antes de la quinta, debía estar preparándose…

"¿Tiene la visita de la señora Ravenscroft algo que ver con los acontecimientos de anoche? " preguntó Susan.

Cinco pasadas. Elizabeth estaba impresionado. Nunca había pensado que Susan duraría más de tres.

Susan pasó el cepillo por el pelo de Elizabeth de nuevo. "¿Lizzie? ¿Me has oído? "

"La verdad es que no sé la razón de la visita de la señora Ravenscroft," mintió Elizabeth.

"Hmmph. "

"¡Ow! "

"Lo siento. "

"¡Dame eso! " Elizabeth le arrebató el cepillo a su hermana. "Y las horquillas, también. No confío en ti cuando tienes objetos punzantes. "

Susan retrocedió, se cruzó de brazos, y frunció el ceño.

"Es difícil concentrarse contigo frunciéndome el ceño así," refunfuñó Elizabeth.

"Bien. "

"¡Susan Mary Hotchkiss! "

"No me hables como si fueras mi madre. "

Elizabeth soltó un largo y cansado suspiro, frotándose una ceja con la mano. Justo lo que le hacia falta esta mañana. "Susan", dijo tranquilamente, "te contare lo que tengas que saber cuando me vea capaz. "

Susan la contempló durante varios segundos, aparentemente sopesando sus palabras.

"Es lo único que te puedo decir," añadió Elizabeth, clavando la última horquilla en su peinado. "Así que podrías ceder un poco y tratar de entender mi posición. "

Susan asintió, sus ojos oscureciéndose con una pizca de contrición. Se puso a un lado cuando Elizabeth salió de la habitación, y después la siguió escaleras abajo.

Caroline estaba sentada en el sofá del salón, garabateando en un libro encuadernado en cuero cuando Elizabeth entró.

Al oír el sonido de pasos, Caroline alzó la vista. "Espero que no estés muy sorprendida de verme. "

Elizabeth sonrió ligeramente. "No te esperaba, pero ahora que estás aquí, no, no puedo decir que esté sorprendida. "

Caroline cerró su libro. "Blake me lo contó todo. "

"Sí, dijo que lo haría. Yo… " Elizabeth se detuvo, giro el cuello para mirar por encima de su hombro, y fulminó con la mirada a Susan, que holgazaneaba en la entrada. Susan se apresuro a marcharse tras semejante mirada, pero Elizabeth volviéndose de nuevo hacia su invitada le dijo, sin embargo, "¿Te apetecería dar un paseo a lo largo de la vereda? No puedo anticipar la naturaleza de tu visita, pero si deseas privacidad, te sugiero encarecidamente que nos desplacemos fuera. "

Caroline rió. "Adoro las familias. Son tan cotillas. " Se puso en pie, con una mano en los riñones mientras lo hacia. "¡Estoy segura de que desearías que la tuya estuviera en Grecia ahora – ¡o más lejos! – pero yo nunca he tenido una familia con la que crecer, y puedo decirte que es encantador tener a alguien tan preocupado por ti que es capaz de escuchar a escondidas. "

"Supongo que depende del humor del que esté uno," concedió Elizabeth.

Caroline se acarició el estómago. "Eso es en parte la razón por la que pienso con tanta ilusión en este niño. No tengo una familia en mi pasado, así que crearé una para el futuro. "

Salieron por la puerta de calle y pasearon alejándose de la casa, Caroline todavía llevaba su pequeño libro negro. Cuando estaban fuera de la vista de la casita, Caroline se volvió hacia Elizabeth y dijo, "Espero que no te sientas insultada por las acciones de James en cuanto al cheque."

"No sé de que otra forma podría sentirme,"

Caroline la miró como si tuviera una sugerencia, pero cerró la boca, sacudió levemente la cabeza, y luego continuó en una línea diferente. "Quizás extendió el cheque porque no quiso que te sintieras obligada a casarte en contra de tu corazón. "

Elizabeth no dijo nada.

"No conozco toda la historia," prosiguió Caroline, "pero he estado intentando juntar las piezas que poseo lo mejor que he podido, y creo que sentiste que tenías que casarte bien para apoyar a tu familia. "

Elizabeth asintió tristemente, "No tenemos nada. Apenas puedo alimentarlos. "

"Estoy segura de que James solamente quiso darte la libertad de elegir a quien tú quisieras. Tal vez hasta para elegir a un humilde administrador. "

La cabeza de Elizabeth giró velozmente para enfrentarle. "No", dijo con voz baja y temblorosa, "él nunca quiso eso. "

"¿No? Cuando hable contigo antes de la fiesta, parecía como si tú y tu administrador estuvierais llegando a un acuerdo. "

Elizabeth se mordió el labio inferior. Cuando James simplemente había sido el señor Siddons, nunca había mencionado el matrimonio, pero le había jurado que encontrarían un modo de estar juntos. Elizabeth había asumido que sus palabras eran sinceras, pero ¿cómo podía confiar en tales palabras cuando su misma identidad había sido una mentira?

Caroline se aclaró la garganta. "No creo que debas aceptar la caridad de James. "

"Entonces entiendes como siento – "

"Creo que deberías casarte con él. "

"Me dejo en ridículo, Caroline. "

"No creo que fuera esa su intención. "

"Pues ciertamente fue el resultado. "

"¿Por qué crees eso? " Y luego antes de que Elizabeth pudiera contestar, Caroline añadió, "No creo que seas una tonta. Y sé que Blake tampoco lo cree. Y James seguramente -"

"¿Podemos por favor dejar de hablar de James? "

"Muy bien. Supongo que también podemos volver a tu casa, entonces. " Caroline se llevo la mano a la espalda y la poso en sus riñones para estirarse. "Parece ser que carezco de mi energía habitual estos días." Le tendió su libro y le pidió, “¿Te importaría sujetarme esto? "

"En absoluto. ¿Es un diario? "

"En cierta manera. Es mi diccionario personal. Cuando me encuentro con una nueva palabra, me gusta apuntarla, junto con su definición. Por supuesto, entonces, debo usarla en su contexto, o seguramente la olvidaré. "

"Que interesante," murmuró Elizabeth. "Yo debería intentarlo. "

Carolina asintió. "Escribí sobre ti anoche. "

"¿Lo hiciste? "

Asintió otra vez. "Está ahí mismo, en la última página. La última página en la que he escrito, por supuesto. Adelante. No me importa si le echas un vistazo. "

Elizabeth hojeó las páginas hasta que llegó a la última entrada. Leyó:


In-exo-ra-ble (adjetivo). Implacable; inflexible;tenaz.

Temo que James se muestre inexorable en su búsqueda de la señorita Hotchkiss.


"Yo también lo temo,," refunfuñó Elizabeth.

"Bien, 'temo' era realmente solamente una forma de hablar," se apresuró a explicar Caroline. "Evidentemente no lo temo. De hecho, para ser completamente honesta, debería haber escrito que esperaba que James se mostrara inexorable. "

Elizabeth miro a su nueva amiga y luchó contra el impulso de gemir. "Tal vez deberíamos volver a casa. "

"Muy bien, pero si puedo hacer una última observación- "

"Si tiene que ver con James, preferiría que no la hicieras. "

"Pues sí, pero prometo que es la última. Veras… " Caroline hizo una pausa para frotarse la barbilla, sonrió avergonzada, y luego dijo, "hago esto cuando me tomo un momento. "

Elizabeth hizo un gesto con la mano hacia la casa, y comenzaron a andar. "Estoy segura de que vas a decirme que James es un hombre totalmente encantador, y – "

"No, no iba a decir eso en absoluto," la interrumpió Caroline. "Él es absolutamente insoportable, pero tendrás que confiar en mí cuando te digo que es de la mejor clase de hombre."

"¿De la clase con la que no puedes vivir? "

"No, de los que no puedes vivir sin ellos. Y si lo amas – "

"No lo amo. "

"Sí que lo haces. Puedo verlo en tus ojos. "

"No lo amo. "

Caroline deshecho su protesta. "Sí que lo amas. Sólo que aun no te has dado cuenta. "

"¡Caroline! "

"Lo que yo trataba de decirte es que aunque James haya hecho algo absolutamente horrible al no revelarte su verdadera identidad, él tenía sus motivos, y ninguno de ellos tuvo nada que ver con humillarte. Por supuesto," añadió Caroline con una inclinación de cabeza, “comprendo que es fácil para mí decirlo, ya que no soy yo quién tomó lecciones para casarse con un marqués de un marqués… "

Elizabeth hizo una mueca.

"Pero sus intenciones eran honorables, estoy segura. Y una vez que se te pase el enfado-un enfado muy válido y con toda la razón del mundo"- Caroline echo un vistazo a Elizabeth para asegurarse de que escuchaba esta parte – "comprenderás que te sentirás miserable si no forma parte de tu vida. "

Elizabeth trató de ignorar sus palabras, porque sospechaba que eran más exactas de lo que le habría gustado.

"Por no mencionar," continuó Caroline alegremente, " que yo me sentiría muy triste si no formaras parte de mi vida. No conozco a demasiadas mujeres de mi edad además de la hermana de Blake, y ella vive en las Antillas con su marido. "

Elizabeth no pudo por menos que sonreír, pero se salvo de responder cuando notó que la puerta de la calle de su casita estaba abierta. Se volvió hacia Caroline y le preguntó, "¿No cerramos la puerta cuando salimos? "

"Creo que si lo hicimos. "

Entonces oyeron el golpe.

Seguido de un bramido reclamando el té.

Seguido de un aullido decididamente felino.

"Oh, no," gimió Elizabeth. "Lady Danbury. "

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