Lady Danbury raramente viajaba sin su gato. Malcolm, sin embargo, tenía dificultad para apreciar los aspectos más refinados de la vida fuera de Danbury House. Oh, él hacia ocasionales viajes a los establos, por lo general en busca de un gordo y enorme ratón, pero habiendo sido criado entre la nobleza, evidentemente se consideraba uno de ellos, y no disfrutaba siendo arrastrado a la fuerza lejos de sus cómodos dominios.
Para fascinación de Lucas y Jane, Malcolm decidió expresar su ira con un lúgubre y acusador maullido. Lo repetía en intervalos de dos segundos, con una regularidad que habría resultado impresionante si el sonido no fuera tan monstruosamente molesto.
"Miaaaaaau," gimió Malcom.
“¿Qué es ese sonido? " preguntó Caroline.
¡POMM!.
"¿El maullido o el golpe? " Elizabeth regresó, dejando caer la cabeza entre las manos.
"El maullido. "
"Ambos. "
¡POMM!.
Elizabeth esperó el siguiente "Miaaaau" de Malcolm, y contestó, "Es el gato de Lady Danbury, y" – ¡POMM!- " esa es Lady Danbury. "
Antes de que Caroline pudiera contestar, oyeron otro sonido, el de unos pies que se apresuraban corriendo por la casa.
"Y eso, imagino," dijo Elizabeth con sequedad, "es mi hermana Susan, preparando el té para Lady Danbury. "
"Nunca he conocido a Lady Danbury," dijo Caroline.
Elizabeth la agarró del brazo y la arrastró hacia fuera. "Entonces estás a punto de darte un atracón. "
"¡Elizabeth! " La voz de Lady D retumbó desde la sala. "¡Te he oído! "
"Lo oye todo," refunfuñó Elizabeth.
"¡También he oído eso! "
Elizabeth alzó las cejas y vocalizó en silencio, "¿Ves?" en dirección a Caroline.
Caroline abrió la boca, pero antes de decir algo se detuvo lanzando una mirada de pánico hacia la sala. Arrebató su cuaderno de las manos de Elizabeth, cogió una pluma del escritorio del pasillo, y garabateó algo.
Elizabeth miró hacia abajo y leyó:
Me aterroriza.
Asintió con la cabeza. "Tiene ese efecto en la mayoría de las personas. "
"¡Elizabeth!"
"Miaaaaaau. "
Elizabeth sacudió la cabeza. "No puedo creer que trajera a su gato. "
"¡ELIZABETH!”
“Creo que deberías entrar a verla," susurró Caroline.
Elizabeth suspiró, caminando hacia la sala con el paso más lento posible. Ciertamente Lady Danbury tendría una opinión sobre los humillantes acontecimientos de la tarde anterior, y seguro que Elizabeth tendría que permanecer inmóvil mientras la exponía. Su único consuelo era que arrastraba a Caroline junto con ella.
"Esperaré aquí," susurró Caroline.
"Oh, no, no lo harás," le espetó Elizabeth. "Oí tu sermón. Ahora te toca a ti escuchar el suyo."
La boca de Caroline se abrió de consternación.
"Vienes conmigo," dijo Elizabeth entre dientes, sujetando con fuerza el brazo de Caroline, "y no se hable más. "
"Pero – "
"Buenos días, Lady Danbury," dijo Elizabeth, sonriendo con los dientes apretados cuando asomó la cabeza en la sala. "Es una sorpresa. "
"¿Dónde has estado? " exigió Lady Danbury, removiéndose en el gastado sillón favorito de Elizabeth. "He estado esperando durante horas. "
Elizabeth alzó una ceja. "Sólo he estado fuera quince minutos, Lady Danbury. "
"Hmmph. Estás más descarada cada día, Elizabeth Hotchkiss. "
"Sí" dijo Elizabeth con un amago de sonrisa, "lo estoy, ¿verdad? "
"Hmmph. ¿Dónde está mi gato? "
"¡Miaaaauuuuu! "
Elizabeth miró alrededor y vio cruzar el vestíbulo un destello de pelaje castaño atigrado, seguido de dos niños que chillaban. "Creo que actualmente está ocupado, Lady Danbury. "
"Hmmph. Qué molestia de gato. Trataré con él más tarde. Tengo que hablar contigo, Elizabeth. "
Elizabeth empujó a Caroline dentro de la habitación. "¿Conoce a la señora Ravenscroft, Lady Danbury? "
"La esposa de Blake, ¿eh? "
Caroline asintió.
"Bastante buen muchacho, supongo," concedió Lady D. "El amigo de mi sobrino. Vino de visita cuando era niño. "
"Sí," contestó Caroline. "Lo tenía aterrorizado. "
"Hmmph. Chico listo. Tú también deberías estarlo. "
"Oh, absolutamente. "
Los ojos de Lady Danbury se entrecerraron. "¿Se está burlando de mí? "
"Cómo si se atreviera," interrumpió Elizabeth. "A la única que no aterroriza es a mi, Lady Danbury. "
"Bien, pues voy a hacer mi mejor tentativa ahora mismo, Elizabeth Hotchkiss. Tengo que hablar contigo, y es urgente. "
"Sí," dijo Elizabeth cautelosamente, sentándose en el borde del sofá. "Eso me temía. Usted nunca ha visitado nuestro humilde hogar antes. "
Cuando Lady Danbury se aclaró la garganta, Elizabeth exhaló un largo suspiro, esperando el sermón que estaba segura que iba a recibir. Lady Danbury tenía una opinión sobre todo, y Elizabeth estaba segura de que los acontecimientos de la noche anterior no eran una excepción. Ya que James era su sobrino, ella seguramente se pondría de su lado, y obligaría a Elizabeth a soportar una larga lista de sus muchas virtudes, ocasionalmente puntuada por la mención de las virtudes de Lady Danbury.
"Tu," dijo dramáticamente Lady D, señalando con su dedo en dirección a Elizabeth, "no asististe a mi baile de disfraces anoche. "
La mandíbula de Elizabeth se desplomó. "¿Es eso sobre lo que quería hablarme? "
"Estoy muy disgustada. A ti" – movió su dedo en dirección a Caroline – "te vi. La calabaza, ¿no? Una fruta exótica. "
"Creo que es una verdura," murmuró Caroline.
“Tonterías, es una fruta. Si tiene semillas en la pulpa, es una fruta. ¿Dónde aprendió biología, muchacha? "
"Es una calabaza," exclamó Elizabeth. "¿Podemos dejarlo así? "
Lady Danbury agitó la mano desdeñosamente. "Independientemente de lo que sea, no crece en Inglaterra. Por lo tanto no me sirve para nada. "
Elizabeth sintió cómo empezaban a hundírsele los hombros. Lady Danbury era agotadora.
La condesa giró la cabeza para enfrentarla. "No he terminado contigo, Elizabeth. "
Elizabeth habría gemido, pero antes de tener tiempo de hacerlo Lady D añadió bruscamente, "y siéntate erguida. "
Elizabeth se enderezó.
"Bien, ahora," siguió Lady Danbury, "me esforcé mucho para convencerte de que asistieras a mi fiesta. Te conseguí un disfraz – muy favorecedor, podría añadir – ¿y me lo agradeces sin ni siquiera presentar tus respetos en la línea de recepción? Me sentí muy insultada. Muy – "
"¡Miaaaauuuuu! "
Lady Danbury alzó la vista justo a tiempo de ver a Lucas y Jane pasar gritando por el vestíbulo. "¿Qué le están haciendo a mi gato? " exigió.
Elizabeth estiró el cuello. "No estoy segura de si ellos persiguen a Malcolm o si es él quien los persigue a ellos. "
Caroline se reanimó. "Estaría encantada de ir a investigar. "
Elizabeth dejó caer pesadamente una de sus manos sobre el brazo de Caroline. "Por favor", dijo con demasiada dulzura, "quédate".
"¿ Elizabeth," ladró Lady Danbury, "¿vas a contestarme? "
Elizabeth parpadeó confusa. "¿Me había hecho una pregunta? "
"Dónde estabas? ¿Por qué no asististe? "
"Yo… Yo… " Elizabeth se agitó buscando las palabras. No podía decir la verdad – que había permanecido fuera, siendo seducida por su sobrino.
"¿Bien? "
Toc, toc, toc.
Elizabeth salió del cuarto como una bala. "Debo abrir la puerta," gritó por encima del hombro.
"¡No escaparas de mí, Lizzie Hotchkiss! " oyó que gritaba Lady Danbury. También creyó oír murmurar a Caroline la palabra "traidora" entre dientes, pero para entonces Elizabeth estaba ya consumida por la preocupación de que pudiera ser James quien estaba de pie al otro lado de la pesada puerta de roble.
Suspiró. Si era así, no había nada que ella pudiera hacer al respecto. Abrió de golpe la puerta.
"Oh, buenos dias, señor Ravenscroft." Vaya, ¿por qué se sentía tan decepcionada?
"Señorita Hotchkiss. " la saludó él, con una inclinación de cabeza. "¿Está mi esposa aquí? "
"Sí, en el salón con Lady Danbury. "
Blake se estremeció. "Quizás debería volver más tarde… "
"¿Blake? " oyeron como llamaba Caroline – en tono bastante desesperado de voz. “¿Eres tú?"
Elizabeth dio un codazo a Blake en el brazo. "Demasiado tarde. "
Blake entró arrastrando los pies en el salón, con la expresión de un muchacho de ocho años que acabara de ser reprendido por una travesura que incluía a una rana y una funda de almohada.
"Blake. " La voz de Caroline prácticamente cantaba de alivio.
"Lady Danbury," murmuró él.
"¡Blake Ravenscroft! " exclamó Lady Danbury. "No le he visto a usted desde que tenía ocho años. "
"He estado escondiéndome. "
"Hmmph. Todos ustedes se han vuelto demasiado atrevidos a mi vejez. "
"¿Y cómo está usted estos días? " preguntó Blake.
"No trate de cambiar de tema," le advirtió Lady D.
Caroline se giró hacia Elizabeth y susurró, "¿Es que hay algún tema? "
La señora Danbury entrecerró los ojos y sacudió un dedo en dirección a Blake. "Todavía no he terminado de hablar con usted sobre la ocasión que puso aquella rana en la funda de almohada de la pobre señorita Bowater. "
"Era una institutriz espantosa," contestó Blake, "y además, fue todo idea de James. "
"Estoy segura de que lo fue, pero usted debería haber tenido la rectitud moral para- " Lady Danbury se interrumpió más bien abruptamente, y lanzó un poco característica mirada de pánico a Elizabeth, quién entonces recordó que su patrona no sabía que ella ya había descubierto la verdadera identidad de James.
Elizabeth, no queriendo convertir esto en una potencial fuente de conversación, volvió la cabeza y se examinó las uñas diligentemente. Después de un momento, ella alzó la vista, parpadeó, con fingida sorpresa, y preguntó, "¿Me hablaba a mi? "
"No," contestó Lady D, con voz desconcertada. "Ni siquiera he mencionado tu nombre."
"Oh," dijo Elizabeth, pensando que tal vez habría exagerado el acto de "no estaba prestando atención". "La vi mirarme, y – "
"No importa," dijo rápidamente Lady Danbury. Se volvió hacía Blake y abrió la boca, presumiblemente para seguir reprendiéndolo, pero no salió ningún sonido.
Elizabeth se mordió el labio para impedir reírse. La pobre Lady Danbury desearía poder seguir reprendiendo a Blake durante aproximadamente las dos próximas décadas por la vieja travesura infantil, pero no podía, porque esto conduciría a mencionar a James, sobre quien ella pensaba que Elizabeth no conocía la verdad, y-
“¿Le apetece a alguien un té? " Susan entró en la habitación tambaleándose bajo el peso de una sobrecargada bandeja con el juego de te.
"¡Justo lo que necesitamos! " Lady Danbury parecía dispuesta a saltar de su silla en su prisa por cambiar de tema.
Esta vez Elizabeth sí se rió. Dios querido, ¿cuándo había logrado encontrarle el sentido del humor a este fiasco?
"¿Elizabeth? " susurró Caroline. "¿Te está riendo? "
"No." Tós. "Toso. "
Caroline murmuró algo por lo bajo que Elizabeth no interpretó como un cumplido.
Susan dejó el juego de té sobre una mesa de un seco golpe, y entonces fue interceptada por Lady Danbury, quien acercó su silla de un tirón y anunció, "Yo serviré. "
Susan retrocedió, tropezando con Blake, quien entonces se acercó furtivamente a su esposa y le susurró, "Lo único que le falta a esta encantadora escena es James. "
"Muérdase la lengua," refunfuñó Elizabeth, sin disculparse por escuchar a escondidas.
"Lady Danbury no sabe que Elizabeth lo sabe," susurró Caroline.
"¿Qué están ustedes tres cuchicheando? " ladró Lady D.
"¡Nada! " Habría sido difícil determinar quien del trío gritó la palabra más fuerte.
El silencio reinó mientras Lady Danbury daba una taza de té a Susan, entonces Blake se inclinó y susurró, “¿He oído llamar a la puerta? "
"Deja de bromear," le reprendió Caroline.
"Era el gato," dijo Elizabeth firmemente.
"¿Tiene un gato? " preguntó Blake.
"Es el gato de Lady Danbury. "
"¿Dónde está mi gato? " preguntó Lady D.
"Lo oye todo," refunfuñó Elizabeth.
"¡Oí eso! "
Elizabeth puso los ojos en blanco.
"Parece de buen ánimo hoy," comentó Blake.
"Es demasiado agotador sentirse aturdido. He decidido volver a mi anterior costumbre de ver lo bueno de cada situación. "
"Me alegro de oír eso," murmuró Blake, "porque acabo de ver llegar a James. "
"¿Qué? " Elizabeth fue volando a mirar por la ventana. "No lo veo. "
"Ya ha rodeado la casa. "
“¿De que están hablando ustedes tres? " exigió Lady Danbury.
"Creí que habías dicho que lo oía todo," mencionó Caroline.
Lady Danbury se volvió hacia Susan y dijo, "Tu hermana tiene aspecto de estar a punto de sufrir un ataque de apoplejía. "
"Tiene ese aspecto desde ayer por la noche," dijo Susan.
Lady D ululó de risa. “Me gusta tu hermana, Elizabeth. Si alguna vez te casas, la quiero como mi nueva acompañante. "
"No voy a casarme," dijo Elizabeth, más por costumbre que por otra cosa.
Lo que causó que ambos Ravenscrofts se dieran la vuelta para mirarla con expresión dudosa.
"¡No voy a hacerlo! "
Fue entonces cuando comenzaron a llamar a la puerta principal.
Blake alzó una ceja. "Y dice que no se casará," murmuró él.
"¡Elizabeth! "ladró Lady Danbury. "¿No deberías abrir la puerta? "
"Había pensado ignorarlo," masculló Elizabeth.
Lucas y Jane escogieron ese momento para aparecer en la puerta del salón.
“¿Quieres que abra yo la puerta? "preguntó Jane.
"Creo que he perdido el gato de Lady Danbury," añadió Lucas.
Lady D dejó caer su taza de té. "¿Dónde está mi pobre Malcolm? "
"Bueno, entró corriendo en la cocina, y luego salió hacía el jardín, y entonces corrió por detrás del bancal de nabos, y – "
"Podría bailar el vals con el pomo de la puerta," añadió Jane. "Tengo que practicar. "
"¡Malcolm! " aulló Lady D. "¡Aquí, gatito, gatito! "
Elizabeth se dio la vuelta para fruncirles el ceño a Caroline y Blake, quienes temblaban de incontrolable risa silenciosa.
Lucas dijo, "No creo que vaya a oírle desde aquí, Lady Danbury. "
Los golpes a la puerta principal sonaron más fuerte. Por lo visto Jane había decidido dar unas vueltas de vals antes de llegar a la puerta de la calle.
Y entonces James comenzó a bramar el nombre de Elizabeth, seguido de un irritado, "¡Abran esta puerta inmediatamente! "
Elizabeth se hundió en una banqueta tapizada, luchando contra el absurdo impulso de reírse. Si la temperatura del cuarto subiera sólo unos cuantos grados más, ella juraría que estaba en el infierno.
James Sidwell, Marqués de Riverdale, no estaba de buen humor. Su temperamento no podía ser calificado ni siquiera como pasablemente cortés. Se había estado subiendo por las paredes toda la mañana, prácticamente encadenándose a su cama para impedirse ir a ver a Elizabeth.
Él había querido visitarla a primera hora, pero no, tanto Caroline como Blake habían insistido que le diera un poco de tiempo. Estaría sobreexcitada, le habían dicho. Mejor esperar hasta que sus emociones no estuvieran tan alteradas.
Así que había esperado. En contra de su buen juicio, y, más importante aún, en contra de su carácter y su instinto, había esperado. Y luego, cuando finalmente había ido a la habitación de los Ravenscrofts a preguntarles si creían que ya había esperado bastante, había encontrado una nota de Caroline para Blake, explicándole que ella se había marchado a casa de los Hotchkiss.
Y después había encontrado una nota de Blake para él, diciendo lo mismo.
Y finalmente, para añadir el insulto a la herida, cuando había atravesado rápidamente por el enorme vestíbulo de Danbury House, el mayordomo lo había parado para mencionar que la condesa se había marchado a casa de los Hotchkiss.
La única maldita criatura que no había recorrido la milla que separaba ambas casas era el puñetero gato.
"¡Elizabeth! " bramó James, aporreando su puño contra la puerta sorprendentemente robusta. "Déjame entrar en este instante o te juro que voy a – "
La puerta se abrió repentinamente. James miró el vacío frente a él, luego bajó la mirada varios centímetros. La pequeña Jane Hotchkiss estaba de pie en la entrada, mirándolo radiante. "Buenos días, señor Siddons," pió, extendiendo la mano. "Estoy aprendiendo a bailar el vals. "
James aceptó de mala gana el hecho que él no podía pasar por delante de una muchacha de nueve años ignorándola y vivir con su conciencia. "Señorita Jane," contestó. "Es encantador verla de nuevo. "
Ella meneó los dedos.
James parpadeó.
Ella los meneó otra vez.
"Ah, cierto," dijo él, rápidamente, inclinándose para besar su mano. Por lo visto una vez que besabas la mano de una niña, estabas obligado a repetir el gesto el resto de su infancia.
"Hace un día estupendo, ¿no cree? " preguntó Jane, asumiendo su acento más adulto.
"Sí, yo… " Sus palabras se rezagaron cuando él echó un vistazo por encima del hombro de ella, tratando de vislumbrar lo que causaba tal escándalo en el salón. Su tía bramaba sobre algo, Lucas gritaba algo más, y luego salió Susan apresuradamente, escabulléndose a través del vestíbulo hasta la cocina.
"¡Lo encontré! " gritó Susan.
Y entonces, para asombro de James, el obeso barrilete peludo apareció trotando desde la cocina, cruzó el vestíbulo, y entró en el salón.
Maldición. Incluso el maldito gato había logrado llegar aquí antes que él.
"Jane," dijo, con lo que pensó que era una paciencia desmesurada, "realmente necesito hablar con su hermana. "
"¿Elizabeth? "
No, Susan. "Sí, Elizabeth," dijo despacio.
"Oh. Está en el salón. Pero debo advertirle "-Jane inclinó la cabeza coquetamente – "que está muy ocupada. Hemos tenido muchos invitados esta tarde. "
"Lo sé," refunfuñó James, esperando que Jane se moviera de modo que no la atropellara en su camino hacia el salón.
"¡Miauuu! "
"Ese gato no es muy educado," dijo Jane remilgadamente, sin mostrar ningún indicio de movimiento ahora que tenía un nuevo tema de conversación. "Ha estado gimiendo así todo el día. "
James notó que tenia las manos apretadas en puños impacientes. "¿De verdad? " preguntó, tan cortésmente como fue capaz. Si usara un tono de voz que reflejara como sentía realmente, la niña probablemente saldría corriendo.
Y el camino hacia el corazón de Elizabeth no incluía, definitivamente, hacer llorar a su hermana pequeña.
Jane asintió. "Es un gato horroroso. "
"Jane," dijo James, agachándose para quedar a su nivel, “¿podría hablar con Elizabeth ahora? "
La niña se apartó. "Desde luego. Solo tenía que preguntarlo. "
James resistió el impulso de hacer algún comentario. En cambio, le dio las gracias a Jane, besó su mano de nuevo con gran mesura, y luego anduvo a zancadas hasta el salón, donde, para su gran sorpresa y diversión, se encontró Elizabeth a cuatro patas.
"Malcolm," siseó Elizabeth, "sal de debajo de ese mueble ahora mismo. "
Malcolm bufó.
"Ahora mismo, pequeño gato miserable. "
"No te referirás a mi gato como pequeño miserable," retumbó Lady Danbury.
Elizabeth extendió la mano y trató de agarrar a la recalcitrante bestia peluda. Esta contestó asestándole un zarpazo con la garra.
"Lady Danbury," anunció Elizabeth, sin levantar la cabeza, "este gato es un monstruo. "
"No seas ridícula. Malcolm es el gatito mas perfecto del mundo, y lo sabes. "
"Malcolm," refunfuñó Elizabeth, "es un engendro del demonio. "
"¡Elizabeth Hotchkiss! "
"Es cierto. "
"Apenas la semana pasada dijiste que era un gato maravilloso. "
"La semana pasada fue agradable conmigo. Si no recuerdo mal, lo llamó traidor. "
Lady Danbury bufó mientras miraba a Elizabeth tratar de agarrar al gato otra vez. "Obviamente está sobrecogido porque aquellos niños bestiales lo perseguían alrededor de la casa. "
¡Eso era demasiado! Elizabeth se puso en pie, fijó una mortal mirada en dirección a Lady Danbury, y gruñó, "¡Nadie llama a Lucas y Jane bestias delante de mi! "
Lo que siguió no fue un completo silencio. Blake se reía audiblemente tapándose la boca con la mano, y Lady Danbury echaba chispas, haciendo extraños ruidos gorjeantes, y parpadeando con tanta fuerza que Elizabeth podría jurar que oía como movía los párpados.
Pero nada la había preparado para el sonido de unos lentos aplausos que vinieron de detrás de ella. Elizabeth se dio la vuelta despacio, para quedar frente a la puerta.
James. Allí parado, con una impresionada medio sonrisa y una ceja arqueada. Él movió la cabeza hacia su tía, diciendo, “No puedo recordar la última vez que oí a alguien hablarte de esa forma, Tía. "
"¡Excepto tú! " replicó Lady D. Entonces, se percató de que él acababa de llamarla "tía", y comenzó a echar chispas de nuevo, sacudiendo la cabeza en dirección a Elizabeth.
"No pasa nada," dijo James. "Ella lo sabe todo. "
"¿Desde cuándo? "
"Desde anoche. "
Lady Danbury se volvió hacia Elizabeth y estalló, “¿Y no me lo has dicho? "
"¡Usted no ha preguntado!" Elizabeth se volvió hacia James y gruñó, "¿Desde cuándo estás ahí de pie? "
"Te vi avanzar a cuatro patas bajo el mueble, si eso es a lo qué te refieres. "
Elizabeth luchó contra un gemido interior. Se las había arreglado para interceptar a Jane y pedirle que entretuviera a James, y había esperado que ésta hubiera podido mantenerlo entretenido en el vestíbulo al menos hasta que ella hubiera logrado devolver el corpulento gato a Lady Danbury.
No quería que la primera visión que tuviera James de ella después del fracaso de la pasada noche fuera la de su trasero.
Cuando consiguiera ponerle las manos encima a ese gato…
"¿Por qué," exigió Lady Danbury en tono chillón, "no me informó nadie del cambio de la identidad pública de James? "
"Blake," dijo Caroline, tirando del brazo de su marido, "este podría ser un buen momento para marcharnos. "
Él sacudió la cabeza. "No me perdería esto por nada del mundo. "
"Bien, pues vas a tener que hacerlo," dijo James enérgicamente. Cruzó el cuarto y cogió a Elizabeth de la mano. "Todos ustedes están invitados a quedarse y disfrutar de su té, pero Elizabeth y yo nos marchamos. "
"Espera un momento," protestó ella, con una frustrada tentativa de recuperar su mano. "No puedes hacer esto. "
Él la miró sin expresión. "¿No puedo hacer qué? "
"¡Esto! " replicó ella. "No tienes ningún derecho sobre mí – "
"Lo tendré," dijo él, dirigiéndola una sonrisa llena de confianza y muy masculina.
"Mala estrategia por su parte," susurró Caroline a Blake.
Elizabeth se retorció las manos, tratando desesperadamente de contener su cólera. "Esta es mi casa," dijo, con los dientes apretados. "Si alguien va a convidar a mis visitas a quedarse y disfrutar, seré yo. "
"Entonces hazlo," replicó James.
"Y no puedes ordenarme que me vaya contigo. "
"No lo hice. Dije a tu colección de invitados-todos los cuales, conjeturo, no han sido invitados- que nos marchábamos. "
"Lo está haciendo fatal," susurró Caroline a Blake.
Elizabeth se cruzó de brazos. "No voy a ninguna parte. "
La expresión de James se tornó realmente amenazante.
"Si solo se lo hubiera pedido amablemente… " susurró Caroline a Blake.
"Blake," dijo James, "amordaza a tu esposa. "
Blake se rió, lo que le hizo ganar un golpe, más bien doloroso, en el brazo de su esposa.
"Y tú," dijo James a Elizabeth. "He aguantado todo lo que mi paciencia me permite. Tenemos que hablar. Podemos hacerlo fuera o hacerlo aquí, delante de mi tía, tus hermanos, y" – señalo con el pulgar hacia Caroline y Blake-"estos dos. "
Elizabeth tragó nerviosamente, petrificada por la indecisión.
James se inclinó más cerca. "Tú decides, Elizabeth. "
Ella no hizo nada, extrañamente incapaz de obligar a su boca a decir una palabra.
"Muy bien, entonces," estalló James. "Yo decidiré por ti. " Y sin más preámbulos, agarró a Elizabeth por la cintura, la lanzó sobre su hombro, y la sacó de la habitación.
Blake, que había estado contemplando el drama que se desarrollaba ante sus ojos con una sonrisa divertida en la cara, se dio la vuelta hacia su esposa y dijo, "Realmente, querida, tengo que discrepar contigo. En general, creo que ha manejado la situación bastante bien. "