Unas semanas más tarde John y Belle estaban instalados en su cama, en Persephone Park, disfrutando de su relativa paz e inmensa tranquilidad. Belle leía, tal y como era su costumbre antes de irse a dormir, y John clasificaba una pila de documentos de negocios.
"Estás muy guapa con tus gafas nuevas," le dijo él con una sonrisa.
"¿De verdad? Creo que me hacen parecer inteligente. "
"Eres inteligente. "
"Sí, pero las gafas me dan un aire más serio, ¿no crees? "
"Quizás." John dejó sus papeles sobre la mesilla de noche y después se inclinó y depositó un húmedo beso sobre uno de los cristales.
"¡Jooohn ¡" Se quitó las gafas y comenzó a frotarlas contra el edredón.
Él se las arrancó de la mano. "Déjalas."
"Pero no puedo leer el libro sin… "
Él le quitó el libro de las manos. "Tampoco vas a necesitar esto." El libro se deslizó hasta el suelo, y John cubrió amorosamente su cuerpo con el suyo. "Es hora de irse a la cama, ¿no crees? "
"Tal vez."
"¿Sólo tal vez? " Le mordisqueó la mejilla.
"He estado pensando."
"Eso espero. "
"Ya vale." Le hizo cosquillas en las costillas. "Hablo en serio."
Él miró sus labios, pensando que también le gustaría mordisquearlos. "¿Qué te ronda la cabeza, cariño? "
"Sigo queriendo un poema."
"¿Qué? "
"Un poema de amor tuyo, para mi."
John suspiró. "Te hice la más romántica propuesta de matrimonio que una mujer ha tenido jamás. Trepé un árbol por ti. Me puse de rodillas. ¿Para qué necesitas un poema? "
"Para tener un recuerdo tangible. Algo que nuestros bisnietos puedan encontrar mucho después de que hayamos muerto, y digan, “obviamente el bisabuelo amaba a la bisabuela.” No es tan tonto, creo."
"¿Me escribirás un poema tú a mi? "
Belle se lo pensó un momento. "Lo intentaré, pero no soy tan poética como tú."
"Venga, ¿ y cómo los sabes? Te aseguro que mi poesía es espantosa."
"Nunca me gustó la poesía antes de conocerte. Y tú siempre la has adorado. Solo puedo deducir que tienes una mente más poética que yo."
John bajo la mirada. Su rostro resplandecía de amor y devoción a la luz de la vela, y supo que no podría negarle nada.
"¿Si prometo escribirte un poema, me prometerás tú dejarme besarte apasionadamente siempre que lo desee? "
Belle soltó una risita. "Ya lo haces. "
"¿Pero en todas y cada una de las habitaciones de la casa? Puedo hacerlo en mi estudio y tu salita y el salón verde y la salita azul y en…- "
"¡Para! ¡Para! Te lo imploro," se rió ella. "¿Qué habitación es el salón verde? "
"El que tiene todo el mobiliario azul."
"¿Y entonces cuál es la salita azul? "
La cara de John manifestó perplejidad. "No lo sé."
Belle reprimió una sonrisa.
"¿Pero puedo besarte allí? "
"Supongo, pero sólo si me besas ahora."
John gruñó de placer. "A su servicio, milady. "
Días después, Belle pasaba la tarde en su salita, leyendo y escribiendo cartas. Ella y John habían pensado pasear hasta Westonbirt para hacer una visita a Alex y Emma, pero el tiempo inclemente había desbaratado sus proyectos. Belle estaba sentada en su escritorio mirando la lluvia caer contra la ventana cuando John entró en la habitación, con las manos metidas en los bolsillos, como un chiquillo.
"Esta es una sorpresa bienvenida," le dijo ella. "Creí que estabas repasando aquellas inversiones que Alex te envió."
"Te echaba de menos."
Belle sonrió. "Puedes traerte los documentos y leerlos aquí. Prometo que no te distraeré. "
Él dejó caer un beso en el dorso de su mano. "Tu mera presencia me distrae, amor. Sería incapaz de leer una palabra. Me prometiste que podría besarte en cada habitación de la casa, ¿recuerdas? "
"Hablando de lo cuál, ¿no ibas tú a escribirme un poema de amor a cambio? "
John inclinó la cabeza con aire inocente. "No lo recuerdo."
"Pues yo recuerdo claramente la parte sobre el poema. Debería limitar tus besos a las habitaciones de la planta superior."
"Peleas sucio, Belle," la acusó él. "Estas cosas llevan su tiempo. ¿Crees que Wordsworth fabricaba poemas a demanda? Me parece que no. Los poetas insisten y batallan con cada palabra. Ellos… "
"¿Has escrito alguno? "
"Bien, comencé uno, pero… "
"¡Oh, por favor, por favor déjame oírlo!" Los ojos de Belle se iluminaron de anticipación, y John pensó que parecía una niña de cinco años a quién le acababan de decir que podría repetir postre.
"Bien." Suspiró.
"Bella es mi amor, cuando su rubia cabellera de oro
con el viento salvaje ondea;
Bella, cuando las rosas florecen en sus mejillas;
O en sus ojos brilla el fuego del amor. " [19]
Belle entrecerró los ojos. "Si no estoy confundida, alguien escribió eso unos siglos antes de que tú lo hicieras. Spenser, me parece."
Con una sonrisa levantó el libro que había estado leyendo. Poemas Escogidos de Edmund Spenser. "Te habrías salido con la tuya una hora antes."
John frunció el ceño. "Yo lo habría escrito si él no se me hubiera adelantado."
Belle esperó pacientemente.
"Oh, lo haré a tu manera. Te leeré el mío. Ejem. Camina bella como la noche… "
"¡Por el amor de Dios, John, con ese ya lo intentaste! "
"¿Yo? " refunfuñó él. "Oh, sí, ya lo hice, ¿verdad? "
Belle asintió.
Él suspiró de nuevo. "En Xanadu Kubla Khan mando, que levantaran su cúpula señera…" [20]
"Pierdes el tiempo, John. "
"Oh, por Dios bendito, Belle, te leeré el mío. Pero te advierto que es, pues, es… Oh, ya lo verás por ti misma." Se metió una mano en el bolsillo y sacó un trozo muy doblado de papel. Desde donde estaba sentaba, Belle pudo ver que contenía profusos tachones y correcciones. John se aclaró la garganta. Alzó la vista hacia ella.
Belle sonrió de anticipación para alentarlo.
Él se aclaró la garganta de nuevo.
"Mi amor tiene los ojos azules como el mar.
Su calida y brillante sonrisa me hace anhelar
El mundo darle,
Y cuando yace
En mis brazos, donde su tacto puedo experimentar,
lo mucho que la amo una vez más he de declarar.
Mi mundo se ha transformado de tinieblas a un nuevo amanecer
Besándola bajo las estrellas, deleitándome con la luz del sol y bailando con ella al anochecer."
Levantó la vista y la miró con ojos titubeantes. "Necesito pulirlo un poco, pero creo que acerté con la mayoría de las rimas."
Belle se lo quedó mirando, su labio inferior temblaba de emoción. Lo que a su poema le faltaba de elegancia, quedaba más que compensado por el corazón y sentimiento que contenía. Que hubiera invertido tanto tiempo y esfuerzo en una tarea para la cual obviamente no poseía la menor aptitud, y solamente porque ella se lo había pedido… no pudo contenerse, comenzó a sorber por la nariz, y gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas. "Oh, John. Verdaderamente debes amarme."
John caminó junto a ella y la puso en pie antes de estrecharla en sus brazos. "Lo hago, mi amor. Créeme, verdaderamente te amo. "