Capítulo 23

Los dedos de Henry cimbraron cuando se quito su vestido de boda. Belle y Emma habían contribuido para su ajuar, y como consecuencia ella ahora tenía una maleta de mano llena de vaporoso y sensuales camisones. Todos ellos parecieron vagamente indecentes para una joven que nunca había llevado puesta cualquier cosa antes aparte de algodón grueso, blanco a la cama, pero en cierta forma sentía que debía llevarlos puestos ahora que estaba casada, deslizó uno de ellos sobre su cabeza.

Ella recorrió la mirada abajo a su cuerpo, se quedó sin aliento, y se metió a la cama. La seda rosada pálida no disimulaba para esconder los contornos de su cuerpo o el oscuro color rosa de sus pezones. Henry rápidamente levantó las sabanas y se cubrió hasta la barbilla.

Cuando Dunford regresó él estaba vestido sólo una bata verde oscura que caía a sus rodillas. Henry tragó y apartó la mirada.

– ¿"Por qué Hen tan nerviosa,"? Él preguntó rotundamente. " No es como si no hemos hecho esto antes".

– " Fue diferente entonces".

– ¿"Por qué"? Dunford la miró fijamente, sus pensamientos corriendo a velocidad en la más deprimente de las direcciones. ¿Fue diferente eso porque ella ya no tenía que disimular que le amaba? Stannage Park era ahora de ella; Probablemente intentaba pensar en como alejarlo a él fuera de la hacienda lo más pronto posible.

Ella guardó silencio un minuto completo antes de decir finalmente, -" no sé".-

Él la estudio, vio insinceridad en sus ojos, y sintió la cólera aumentando dentro de él. -"Bien, no me importa," él gruñó. " No me importa si es diferente "-. Él arrancó de un tirón su bata y se movió encima de la cama con gracia felina. Revoloteó por encima de ella en sus manos y rodillas, vigilando sus ojos con aprensión.

– " Te puedo hacer desearme," – él susurró. -" Sé que puedo hacer eso. Él se deslizó hasta que yaciese sobre su lado, todavía cubierta de las sabanas debajo de las cuales ella había hecho una madriguera. Una de sus manos se arrastró fuera detrás de su cuello, jalándola hacia él.

Henry sintió su aliento caliente antes de que sus labios tocaran los de ella. Como él persuadió con ruegos fue su respuesta, ella salvajemente intentó entender su comportamiento. Él ciertamente parecía como si la quisiera.

Y todavía ella supo que él no la quería, al menos lo suficientemente para no dejarla por otras mujeres.

Algo dentro de ella faltaba, pero ella no sabía qué. Repentinamente falto de naturalidad, que arrancó con fuerza, sus dedos ascendiendo para cubrirse los labios henchidos.

Él alzó una ceja y tuvo una expresión sardónica.

– " No soy hábil para besar," ella barbulló.

El se rió. -" Te enseñé, Hen. Eres muy diestra "-. Y entonces, en ademán de probarlo, él la besó nuevamente, en su boca caliente y exigente.

Fue incapaz de reprimir su respuesta, y el calor aumentó dentro de ella, lamiendo su piel de adentro para fuera. Su cerebro, sin embargo, permaneció curiosamente desprendido, y sintió como su lengua recorría pero su mente estaba concentrada en pensar por que no fue lo suficiente para mantener su interés.

Dunford no pareció no notar la falta de concentración, y sus manos abarcaron el calor de su cuerpo, quemándolo a través de la tela delgada de seda de su bata de dormir. Empezó a desabotonarle la bata, mostrando su piel al aire frío de noche. Él viajó hacia arriba, pasando por sus senos a su estómago plano, hasta que él tomo un seno.

– ¡"Oh, Dios Mío"! Henry barbulló fuera. ¡"no lo hagas"!

Dunford alzó su cabeza así él podía investigar su cara. – ¿"Qué diablos te pasa ahora, Henry"?-

– " Tú no puedes. No puedo ".-

– "Tú no puedes," - él gruño.

– "No, podemos -" Ella miró hacia abajo, analizando con objetividad su cuerpo inesperadamente calando su dolor. Espera un momento, no son muy pequeños. ¿Qué diablos pasaba, para que él no pudiese disfrutar perfectamente un par de buenos senos? Ella le inclinó a ella cabeza, intentando analizar su forma.

Dunford parpadeó. La chica su esposa retorcía su cuello en apariencia de estar sumamente incómoda y clavar los ojos en sus pechos como si nunca los había visto.

– ¿"Qué te pasa? Él preguntó, muy confundido para mantener su cólera.

– " No lo sé". Ella le contempló, sus ojos se llenaron de una combinación extraña de vacilación y molestia.

– " Están mal en cierta forma".

Exasperado, él pregunto, -¿ "qué está mal?

– "Mis pechos".

Si ella había empezado una conferencia sobre las diferencias entre el judaísmo y mahometismo él no habría estado más sorprendido. -¿"Tus pechos"?- Él hizo eco, su voz saliendo un poco más severa de lo que había intentado. "Por Cristo, Henry, tus senos está bien.

– ¿Están bien? ¿están bien?. - Ella no quiso que ellos estén bien. Quiso que ellos sean perfectos, espectaculares, completamente encantadores. Quiso que él los desee tanto que pensara que ella era la mujer más bella en el mundo, aun si ella tuviera mucho pesó y una verruga en su nariz. Quiso que él la ame tanto que pierda todo sentido de sí mismo.

Sobre todo ella quiso que él la desee tanto que nunca necesitaría a otra mujer.

– "Están bien " fue algo que ella no podría tolerar, y del mismo modo que él capturó con su boca uno de sus pezones en un beso caliente, ella se alejo de su agarre lo empujo y empezó a salir de la cama, poniéndose frenéticamente su bata de dormir para cubrir su cuerpo.

La respiración de Dunford estaba entre cortada. Él estaba dolorosamente duro, excitado, y claramente perdía la paciencia con su nueva esposa. -"Henry," él pidió. “Regresa ahora a la cama".-

Ella negó con la cabeza, odiándose a sí misma por acobardarse y quedarse en una esquina, pero lo hizo de todos modos.

Él saltó fuera de cama, despreocupado de su erección abultada que se veía de su cuerpo desnudo. Henry clavó los ojos en él con miedo y la admiración,el miedo porque él avanzaba hacia ella como un dios amenazador, y la admiración porque fue explícitamente claro que él la deseaba. El hombre definitivamente la quería.

Dunford la agarró por los hombros y tembló. Cuando este dejo de agitarla las palabras de su boca, le hicieron temblar otra vez él tembló otra vez.

– ¿"Qué diablos pasa contigo "?

– "No lo sé," – ella gritó, sorprendida por el volumen de su respuesta. – "No lo sé, y me mata. -

Cualquier resquicio que contenía la furia de Dunford exploto. -¿Cuando lo desafiaba haciéndose la victima. En esta unión sórdida? -

– " Te diré qué diablos pasa contigo," – él dijo amenazándola en voz baja.

– " Te diré exactamente qué diablos pasa contigo. Tu – "

Él se tropezó con sus palabras, no preparado para la mirada de desolación total que se vislumbraba sobre su cara. No. No. Él no sentirá lastima por a ella. Obligándose a ignorar el dolor sombrío en los ojos de ella, él continuó. -" Tu sabes que descubrí tu pequeño juego. ¿Por eso te levantaste de la cama estas asustada? Tu recibiste una carta de Rosalind, y ahora sabes que sé tu secreto".-

Henry clavó los ojos en él, apenas capaz para respirar.

– " Sé todo acerca de ti," él dijo con una risa lastimera. " Sé que piensas que soy un hombre bastante agradable. Sé que te casaste conmigo por Stannage Park. Bien, te casaste. Y te traje a tu precioso Stannage Park ".

– ¿"Por qué te casaste conmigo"? Ella susurró.

Él bufó. -" Un caballero no deja plantada a una señora. ¿Recuerdas? La lección número 363 como debe comportarse un caballero – "

– ¡" No!" Ella dijo precipitadamente. -" Eso no te habría detenido. ¿Por qué te casaste conmigo"?-

Sus ojos parecieron pedirle una respuesta, pero él no supo lo que ella quería oír. Caramba, no supo que decirle a ella. Dejo que ella se torture un ratito mientras. Le hacia sufrir como él había sufrido. -¿"Sabes, Henry"? Él dijo con una horrible voz. -" No tengo la menor idea".-

Él observó como el fuego titilaba fuera de sus ojos, disgustado con sí mismo pero disfrutando de su desasosiego demasiado furioso y, desesperado para hacer cualquier cosa aparte de jalarla bruscamente en sus brazos y aplastar su boca con la de él. Rasgó su bata de dormir hasta que ella estuviese desnuda como él, y la abrazo para sentir su piel caliente y mojada en contra de la suya.

– "Pero tu eres mía ahora," él susurró calurosamente, sus palabras acariciaron su cuello. -"Para siempre mía".

Él la besó con un fervor nacido de furia y desesperación, sintió el instante cuando el deseo le alcanzó a ella. Sus labios comenzaron a moverse en contra de su boca, su manos deambularon los músculos acordonados de sus nalgas, y ella presiono sus caderas urgentemente en contra de la de él.

Fue tortura absoluta, y él no podría obtener bastante.

Él quiso rodearse a sí mismo de ella, sepultarse dentro de ella y nunca salir. Irreflexivo en su deseo, él no estaba seguro cómo la llevo a la cama y se puso sobre ella, presionando su cuerpo primitivamente en el de ella.

– "Tu eres mía, Henry," él susurró. "Mía".

Ella gimió incoherentemente en la respuesta.

Él se cayó rodando encima de su lado, jalándola con él. Su mano tiró de su tobillo, encortinando su pierna sobre su cadera.

– "Oh, Dunford," ella suspiró.

– "Oh, Dunford, ¿ Qué"? Él se quejó, mordiendo su lóbulo suavemente con sus dientes.

– "Yo -" Ella se quedó sin aliento cuando él apretase sus nalgas.

– ¿"Me necesitas, Henry"?

– " Yo no -" Ella no podría terminar la frase. Sus respiraciones se entre mezclaban del uno al otro, y apenas podría hablar.

Él alisó su mano más abajo de su trasero hasta que doblase una curva bajo su femineidad y la tocó íntimamente. -¿"Me necesitas?

¡" Sí! ¡Sí "! En ese entonces ella abrió sus ojos y miró perdidamente hacia él. "Por favor".

Los pensamientos de cólera y venganza se zafaron de su mente cuando la miró perdidamente, hacia profundos ojos, grises. Él podía sentir sólo amor, recuerdo sólo la risa y la intimidad que habían compartido. Él besó sus labios y recordó la primera vez que había visto su sonrisa la sonrisa abierta tan sincera, y descarada. Él corrió sus manos a lo largo de sus brazos flexibles y recordó cuando ella tercamente levanto las rocas para construir la porqueriza y como él se sentó a observarla.

Esa era Henry, y él la amó. Él no podía ayudarse a sí mismo.

– "Dime que te falta, Henry," él susurro.

Ella clavó los ojos en él ciegamente, incapaz para formar palabras.

– ¿"Quieres esto"? Él rodó su pezón entre su pulgar y el dedo medio, observándolo endurecerse.

Con una boqueada constreñida, ella asintió con la cabeza.

– ¿"Quieres esto"? Él se apoyó abajo y con su boca empezó a lamer su seno para darle placer.

– "Oh, Dios mío," ella gimió. "Oh, Válgame Dios".

– ¿"Deseas esto"? Él amablemente la colocó sobre ella acomodado de atrás y mano en cada uno de sus muslos. Él lentamente los movió a un lado, no responsabilizándose por resistencia. Con una sonrisa endiosada, él se inclinó hacia adelante y la besó suavemente en la boca como sus dedos cosquilleados los pliegues calientes de su feminidad.

Su corazón latiendo fuertemente fue suficiente respuesta.

Él sonrió diabólicamente. -"¿ Dime, bribona quieres esto"? Él besó dejando un rastro fogoso a través del valle entre sus pechos, a lo largo de su estomago por su vientre plano hasta que su boca chocó con sus dedos.

– "Oh, Dunford," – Henry se quedó sin aliento. – "Oh, Mi Dios".

Él pudo haber pasado horas amándola de esa manera. Ella era mujer dulce misteriosa y pura. Pero él podría sentir como su deseo avanza llevándola al clímax, y él quiso estarle unido a ella cuando llegase. Él necesitó sentir su cuerpo unido herméticamente alrededor de ella.

Él se deslizó a sí mismo arriba a lo largo de la longitud suya hasta que estuvieron cara a cara otra vez. -¿"Me quieres dentro, Henry"? Él susurró. -" No haré esto a menos que tú lo desees.

Henry lo busco con la pasión nublándole sus ojos. -" Si Dunford. ".-

Él casi no se estremeció de alivio, no sabiendo cómo habría podido conservar su palabra si ella le hubiera rehusado. Estaba pesado, y duro, su cuerpo lloraba por una liberación. Él empujó hacia arriba, entrando en ella ligeramente. Ella estaba caliente y mojada, pero su cuerpo estaba apretado con inexperiencia, y él tuvo que obligarse a ir lentamente.

Pero Henry no sentía eso. Ella estaba esforzándose en contra de él, arqueando sus caderas para recibir su longitud entera. Eso hizo que Dunford se empujara más completamente a sí mismo para estar dentro de ella.

Fue como volver a casa, y él se levantó en sus codos para poderla ver. Repentinamente él no podía recordar por qué estaba tan enojado con ella. La miró y todo lo que él podría ver era su cara riéndose, sonriendo abiertamente, su boca estremeciéndose por afición por un bebé que, murió en la casa abandonada.

– "Henry," – él gimió. Le amó. Empujó hacia adelante otra vez, absorbiéndose en un ritmo primitivo. La amó. Se movió. La amó. Él besó su frente en un intento desesperado para mover alguna vez más cerca a para su alma.

Él la amó.

Podría sentir como se movía debajo de él. Ella comenzó a gemir roncamente sin liberar sonido hasta.Que gimió su nombre, con toda su energía en esa sola palabra.

La sensación de oír gemir su nombre lo empujó al borde. -¡" Oh, Dios Mío, Henry!" Él gritó, incapaz para controlar sus pensamientos, sus acciones, o sus palabras. -¡" Te amo! -

Henry tuvo mil pensamientos a través de su mente en el espacio de un segundo.

Él dijo que la amaba.

Ella le podía ver en la casa de modas, amablemente insistir para que ella vaya por un vestido para una hermana inexistente.

¿La podía amar de verdad?

Ella le recordó en Londres, vencido por los celos porque había paseado con Ned Blydon.


¿La podía amar y todavía podría necesitar a otras mujeres?

Ella vio su cara, se llenó de ternura intensa cuando él le pregunto si lo deseaba. – No haré esto a menos que tú lo desees. - Él le había dicho.

– ¿Podrían ser esas posiblemente las palabras de un hombre que no la amara? -

Él la amaba. Ella ya no dudó de eso. La amaba, pero ella todavía no era lo suficientemente mujer para él. Válgame Dios, esto era más doloroso que pensar que él no la amaba del todo.

– ¿"Henry"?-. La voz de Dunford fue ronca, todavía cruda por la pasión gastada.

Ella tocó su mejilla. -" Te creo," – ella dijo suavemente.

Él parpadeó. -¿"Qué crees? -

– "A ti"-. Una lágrima fluyó de sus ojos y se deslizó abajo de su cara para desaparecer en las almohadas. -" Creo que me amas”.

Él clavó los ojos en ella, atónito. ¿Ella le creyó? ¿Qué diablos quiso decir eso?

Ella había volteado su cabeza para no mirarlo a la cara. – " Ojala…" – Ella comenzó.

– ¿"Qué deseas, Henry"?- Dunford preguntó. Su corazón cayó pesadamente en su pecho, en cierta forma reconociendo que su destino se mantuvo firme.

– " Ojala… ojala pudiera…" – Ella se atragantó con sus palabras, queriendo decir, -" Deseo que pudiese ser la mujer que tú necesitas," pero incapaz de admitir sus defectos en una posición tan vulnerable.

No tenía importancia, de cualquier manera. Dunford nunca habría oído su frase completada, pues él estuvo ya en sus pies y camino hacia la puerta, oyendo mal lo que ella dijo, -" Deseo poderte amar, también".-


* *

Henry se despertó la siguiente mañana con un terrible dolor en su cara. Sus ojos le dolieron, probablemente por pasar una noche llorando. Ella se tambaleó encima para el palanganero y salpicó algo de agua en su cara, pero hizo poco para aliviar su dolor.

En cierta forma ella había logrado arruinar su noche de boda. Supuso que no debería estar sorprendida. Algunas mujeres nacieron sabiendo las gracias femeniles, y ahora ella aceptó que no era uno de ellas. Había sido estúpida por intentarlo. Pensó tristemente acerca de Belle, quién siempre pareció saber qué decir y cómo vestirse. Pero se volvió más profundo que eso. Belle tenía algún sentido innato de la feminidad que, de cualquier forma intento duramente enseñar a Henry. Oh, Belle le había dicho a Henry que había progresado a grandes pasos, pero Henry supo que Belle simplemente tenía demasiado buen corazón para decir cualquier otra cosa.

Henry caminó lentamente para el vestidor que conectaba los dos dormitorios grandes.Que eran Carlyle y Viola ellos compartieron dormitorio por lo que uno de los cuartos era una sala de estar. Henry supuso que si no quería pasar todas las noches con Dunford tendría que poner otra cama en la sala de estar que ahora era su cuarto.

Suspiró, pensando cuantas noches faltaran para se odiasen ella y su marido.

Entró en el vestidor, reparando en que alguien ya había desempacado los vestidos que ella había traído de Londres. Supuso que ella tendría que contratar a una doncella ahora; Muchos de los vestidos eran imposibles de ponérselos sin asistencia.

Empujó después de los vestidos para encontrar un motón pequeño de ropa de hombres que había estado pulcramente doblada y colocada en un estante. Ella tomó con rapidez unos pantalones bombachos. Demasiado pequeño para Dunford, deben ser uno de los pares que ella había dejado.

Henry manoseó los pantalones, entonces miró hacia arriba anhelosamente en sus vestidos nuevos. Eran preciosos cada sombra del arco iris y modelado de los materiales más suaves imaginables. Todavía, habían estado hechos para la mujer que había esperado ser, no lo la mujer que era.

Con un trago doloroso, Henry dio su espalda a los vestidos y se puso sus pantalones.


* *

Dunford recorrió impacientemente con la mirada el reloj cuando tomo su desayuno. ¿Dónde diablos estaba Henry? Él había estado abajo para casi por hora.

Él metió otro cucharada de sus huevos ahora fríos en su boca. Estaban atroces, pero no se fijó. Se mantuvo oyendo la voz de Henry; Fue tan fuerte que pareciese obliterar sus otros sentidos.

Ojala pudiera... Ojala pudiera... Deseo que te pudiese amar también.

No fue difícil de completar su frase para ella.

Él oyó el sonido de su ruido de pasos en las escaleras y estuvo parado antes de que ella aun apareciese en el portal. Cuando apareció se veía cansada, su cara demacrada y trasnochada. Él la vio ella de arriba abajo insolentemente; Ella llevaba puesto su viejo atavío, su pelo hacia atrás con una cola de caballo.

– ¿ No podías esperar a regresar al trabajo, eh, Henry"? Él se oyó a sí mismo decir.

Ella asintió con la cabeza a sacudidas.

– " Sólo no lleves esos atavíos fuera de la propiedad. Tú eres mi esposa ahora, y tu comportamiento se refleja en mí ".- Dunford oyó la irrisión en su voz y se odió a sí mismo por ella. Él siempre había amado el espíritu independiente de Henry, siempre había admirado ese sentido práctico que la condujo a utilizar la ropa de hombre y a dedicarse a administrar la hacienda. Ahora estaba tratando de lastimarla, intentando que sufra igual que él denigrándola en lo podía. Supo eso, y le disgustó.

– " Me comportare apropiadamente," – ella dijo en una voz fría. Ella miró hacia abajo en el plato de comida que había estado preparado para ella, acabo de hablar suspiro, y lo apartó a la fuerza.

Dunford alzó una ceja dudando.

– " No tengo hambre. -

– ¿" No tienes hambre? Oh, vamos, Henry, tú comes como un caballo ".

Ella se sobresaltó. -"Cómo soy tu esposa puedes señalar uno de mi muchos atributos femeninos".

– "Tú no estás exactamente vestida como la señora de la heredad".

– " Es cierto que me gustan estas prendas de vestir".

– Querido Dios, ¿ estas a punto de llorar? "Por el amor de Dios, Henry, yo -" él paso su mano a través de su pelo. ¿Qué le estaba ocurriendo a él? – Él se estaba volviendo a un hombre que no era. Tenia que salir de allí.

Dunford se paro. -" Salgo con destino a Londres," – él dijo abruptamente.

Henry se sorprendió. -¿"Qué"?

– " Hoy. Esta mañana ".-

– ¿"Esta mañana"? -Ella susurró, tan suavemente eso allí estaba ni a bala él posiblemente la pudo haber oído. -"¿ El día después de que nuestra noche de boda "?-

Él caminó a grandes pasos hacia la puerta, y se fue.


* *

Las próximas semanas fueron las más solitarias que Henry alguna vez supuso. Su vida era casi la misma que había sido antes de que Dunford hubiera entrado en su vida, con una excepción colosal. Ella había saboreado el amor, se había sentido amada por sus manos, y por un segundo había sentido la felicidad pura.

Ahora todo lo que ella tenía era una cama grande, vacía y la memoria del hombre que había pasado una noche allí.

Los sirvientes la trataron con bondad excepcional – tan particular que Henry pensó que podría romper relaciones por el peso de su acomedimiento. Ella deseó que dejasen de pisar cáscaras de huevo y comenzaran a tratarle como antes, cuando Henry, había retozado en Stannage Park con pantalones de hombre sin cautela, sin importar lo que dijeran de ella en todo Cornualles.

Ella oyó lo que decían de él: -"Que Dios pudra su alma por dejar a la pobre Henry a solas"- y- "una recién casada no debe estar sola"-. Sólo la Señora Simpson fue lo suficientemente abiertamente para decirle la verdad y palmearle a Henry un golpe de apoyo en su espalda y consolarla, -"patito bonito".-

Un conglomerado se había formado en la garganta de Henry las palabras consoladoras de Simpy, y se fue corriendo para esconder sus lágrimas. Y cuando no tuvo ninguna lágrima se entregó por completo al trabajo de Stannage Park.

La hacienda, era su orgullo pero un mes después de que Dunford la dejó, nunca se había visto mejor pensó sin mucha satisfacción.


* *

– " Te debía esto.

Dunford miró de su vaso de whisky, dio a Belle un fajo de billetes, que ella comenzó a contar y luego Belle lo miro a la cara.

Él alzo una la ceja.

– " Son las libras de mil que gané en nuestra apuesta," – ella explicó, mirando claramente la irritación constante en su cara. -" Creo la apuesta era que estés con grilletes en tu pies y amando estar así.'"-

Esta vez él alzó ambas cejas.

– "Tú no estas claramente amándolo-, Belle hizo todo menos mirarlo.

Dunford tomó otro sorbo de su whisky.

– ¡Te pasa algo!

Él se encogió de hombros. – " No. Claramente, no estoy amando el estado en que me encuentro ".

Belle plantó sus manos en sus caderas. -¿Tienes alguna cosa que contarme? ¿Cualquier cosa que podría explicar tu comportamiento atroz "?-

Su expresión se volvió hielo. -" Vas a fracasar si tu intención es pedirme cualquier explicación, no tengo por que dártelas. -

Belle dio un paso atrás, cubriendo su boca con su mano. – ¿"Qué le hiciste "?- Ella susurró.

– "Una Mejor pregunta," – él cayo completamente, -" sería: '¿Qué me ha hecho ella?'"-

– " Henry no pudo haber hecho nada. ¿Qué podría hacer ella para convertirte en un ser tan frío? Henry es muy dulce, la mayoría de tiempo – "

"- Es la mujer más interesada que he conocido".-

Belle dejó salir un sonido que fue media risa, una media exhalación, e incredulidad pura. -¿"Henry? ¿interesada? Sin duda alguna bromeas ".-

Dunford suspiró, consciente que él había sido algo injusto con su esposa. Quizá ' interesada ' no era realmente la palabra más apropiada. -Mi mujer… Ella…" -Él tendió sus manos en un gesto de derrota aceptada. -" Henry nunca podrá amar cualquier cosa o alguien tanto como ama a Stannage Park. No la hace a ella un mala persona, sólo la hace… la hace…" -

– "Dunford, ¿ de qué hablas? -

Él se encogió de hombros. – ¿" Has experimentado tu alguna vez un amor no correspondido, Belle? Amar sin ser correspondido, quiero decir "-.

– " Henry te ama, Dunford. Sé que lo hace ".-

Mudamente, él negó con la cabeza.

– " Era tan obvio. Todos nosotros supimos que te amaba".-

– " Tengo una carta escrita de su mano que atestiguaría de otra manera".-

– ¿Debe haber algo de error".’?

– "No hay error, Belle". Él dejó salir una risa ruda, y sencilla. "Aparte de mi mismo cuando dije, ' acepto.'"-


* *

Belle visito a Dunford otra vez después de que había estado en Londres por un mes. Deseó encontrarse mejor para ver a su amiga pero nada, le pudo haber sacado de su melancolía y soledad.

Él veía a Henry en todas partes. El sonido de su voz hizo eco en su cabeza. La añoró con una fiereza que era dolorosa. Se despreció a sí mismo por quererla, por ser tan lastimoso de amar una mujer que nunca le correspondería sus sentimientos.

– "Buenas tardes, Dunford," – Belle dijo saludándolo el preciso momento que entraba a su estudio.

– "Belle". -Él inclinó su cabeza.

– " Pensé que te podría gustar saber que hace dos días Emma dio a luz sin ningún daño, un bebé varón. Pensé que Henry le podría gustar también saberlo, "- ella dijo con mordacidad.

Dunford sonrió por primera vez en un mes. – Un niño, ¿ eh? Ashbourne tenía su corazón puesto en una chica "-.

Belle se apaciguó. -" Sí, él ha estado mascullando que Emma siempre logra conseguir lo que quiere, pero él es tan orgulloso como un papá puede estar "-.

– "¿El bebé esta sano "?-

– "Es grande y rosado, con un parche grueso de pelo negro".

– "Él será un diablo, de eso estoy seguro. -

– "Dunford," Belle dijo suavemente, -" alguien le debería decir a Henry. Ella querrá saber ".

Él la miró inexpresivamente. -" Le escribiré a ella una carta".-

– "No," Belle dijo, con voz mandona. – " Ella debería ser informada en persona. Estará muy alegre; Querrá celebrar con alguien ".-

Dunford tragó. Él quería ver a su esposa pero eso estaba mal. Quería tocarla, para sujetarla en sus brazos e inhalar el olor de su pelo. Él quería sujetar su mano sobre su boca, así ella no podría decir más palabras irrecusables, y podría hacer el amor pretendiendo todo el tiempo que ella le correspondía.

Él era patético, lo sabía, y Belle acababa de dar en sus manos una excusa para ir a Cornualles sin sacrificar lo que quedaba de su orgullo. Él estaba parado.

– " Le diré a ella".

El alivio de Belle fue tan obvio que casi ella se desinfló en su silla.

– " Iré a Cornualles. Ella necesita saber sobre el bebé. Ella querrá saber, "- él razonó. -" Si no voy y le digo a ella, quien le informara – ". Él miró en Belle, casi pidiendo su aprobación.

– "Oh, sí," ella dijo rápidamente. " Si tú no vas, no veo cómo se enterará ella. Tú en realidad debes ir ".-

– "Sí, sí," él dijo distraídamente. " Yo en realidad debo. Tengo que ir a verla ella. Yo en realidad no tengo opciones ".-

Belle sonrió encantada. – "Oh, Dunford, ¿ no quieres saber el nombre del bebé? -

Su expresión fue tímida. -"Sí, eso ayudaría. -

– " Le nombraron William. Por ti ".-

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