Capítulo 24

Henry paleaba. No es que a ella le gustase mucho palear. Nunca lo hizo. Siempre se había considerado que, como la persona a cargo de Stannage Park, que debería tomar parte en las tareas cotidianas de la hacienda. Pero nunca antes había sido tan democrática en lo que se refiere a obligarse a hacer las tareas más pesadas.

Pero ahora no le puso tanta atención. La actividad física mantenía su mente dichosamente en blanco. Y cuándo se tumbaba en la cama por la noche, sus músculos estaban tan lastimados que se quedaba profundamente dormida. Fue una bendición. Antes de que se hubiera decidido por cansancio excesivo como una cura para la angustia, ella había yacido despierta por horas, clavando los ojos en el cielo raso. -Que miras fijamente, que miras fijamente, que miras fijamente – pero pudo no ver nada además del desastre que hizo con su vida.

Ella metía su pala a la fuerza en el motón de estiércol, intentando ignorar el fango salpicando encima de sus botas. Ella enfocó su mente en lo agradable que sería un baño esa tarde. Sí, un baño. Un baño con… lavanda. No, los pétalos de rosa olerían mejor. ¿Quería ella apestar a rosas?

Henry agotó la mayor parte de sus tardes en esto, desesperadamente intentando pensar acerca de cualquier cosa además de Dunford.

Ella terminó sus tareas, separó la pala, y caminó lentamente de regreso a la casa, dirigiéndose hacia la entrada de los sirvientes. Ella estaba hecha una calamidad, y si ella mojase cualquier cantidad de estiercol por minúscula que sea en la alfombra delantera del vestíbulo, ellos nunca podrían quitar el hedor.

Una criada estaba en el patio trasero alimentando con una zanahoria a Rufus. Henry le pidió a ella que se ocupe de su baño, acariciando al conejo una palmada en la cabeza. Ella entonces empujó la puerta, incapaz de reunir la energía para anunciar en voz alta su saludo acostumbrado a la Señora Simpson. Ella le sonrió débilmente al ama de llaves, trató de alcanzar una manzana, comió un bocado, entonces volvió la mirada atrás hacia el ama de llaves. La expresión de Simpy estaba bastante extraña, casi preocupada.

– ¿"Pasa algo, Simpy"?- Henry inquirió antes de subir la manzana a su boca para otro mordisco. -"Él está de regreso.” -

Henry se congeló, sus dientes se alojaron en la manzana. Ella lentamente removió la fruta de su boca, dejando una huella con sus dientes pequeños y perfectos. -¿" Asumo que usted quiere decir que mi marido ha vuelto"? Ella dijo cuidadosamente.

La Señora Simpson asintió con la cabeza cuando ella soltó un caudal de palabras. " Yo le decía lo que pienso de él, también, y no me importa pagar con las consecuencias. Él tenía que ser un monstruo para dejarle la forma que él dejó. La…"

Henry no oyó el resto de sus palabras. Sus pies, caminaban sin dirección de su cerebro, ya la llevaban fuera De la cocina y arriba de las escaleras laterales. No supo si escapaba de él o iba hacia él. No tuvo ni idea donde estaba él. Podía estar en el estudio, en el cuarto de estar, o en su dormitorio.

Ella tragó saliva, esperando que no estuviese en el dormitorio. Abrió la puerta. Tragó. Nunca había sido una persona excepcionalmente afortunada. Él estaba de pie en la ventana, viéndose insoportablemente bien parecido. Se había sacado su abrigo y se había aflojado su corbata. Inclinó su cabeza y la saludo. -Henry".-

– "Tú estás en casa," ella dijo en voz baja.

Él se encogió de hombros.

– "Yo… necesito un baño".

Una luz tenue de una sonrisa tocó su cara. -"Así es ".- Él caminó encima para el cordón del timbre.

– " Ya ordene que me prepararan el baño. Las criadas deberían deber aquí de un momento a otro para llenarlo ".-

Dunford bajó su mano y dio la vuelta. -" Supongo que te preguntas por qué estoy de regreso.

– " Yo… bien, sí. No pienso que sea algo relacionado conmigo ".

Él respingó e hizo una mueca. -" Emma tuvo a un bebé varón. Pensé que a ti te gustaría saberlo ".- Él observó su expresión cambiar de desconfianza desesperada a completa alegría.

– ¡" Oh, pero eso es maravilloso!" Ella exclamó. ¿"Que nombre le han puesto?

– "William," -él dijo tímidamente. -"Por mí".-

– Tú debes estar tan orgulloso".

– " Lo estoy. Soy el padrino. Es realmente un honor ".

– " Oh, sí. Debes estar encantado. Deben estar encantados ".

– " Lo están".

Fue en ese momento que se quedaron sin más cosas que decir. Henry clavó los ojos en los pies de Dunford, él clavó los ojos en su frente. Finalmente ella barbulló, – "yo en realidad necesito tomar un baño".-

Un golpe sonó en la puerta, y dos criadas entraron trayendo cubos de agua hirviendo. Entraron al baño y comenzaron a llenar la bañera.

Henry clavó los ojos en la bañera.

Dunford clavó los ojos en Henry, imaginándola desnuda en el baño. Finalmente él salió del cuarto.


* *

Después cuando Henry se encontró con su marido, olía un poquito a flores y menos a una porqueriza. Ella se vistió con uno de sus vestidos, para que él no piense que llevaba puesta ropa de hombre justamente para molestarle. No quiso darle la satisfacción de saber que él estaba frecuentemente en sus pensamientos.

Él le estaba esperando a ella en el cuarto de estar antes de la cena, con un vaso de whisky junto a una mesa. Se levantó cuando ella entró, sus ojos la miraron con una expresión de hombre torturado.

– "Te ves preciosa, Hen".- Él sonó como si deseara que no fuese así.

– " Gracias. Tú también te ves muy bien. Siempre luces bien ".

– ¿"Te gustaría a ti una bebida"?

– " Yo… sí. No. No. Quiero decir sí. Sí, lo deseo ".

Él le dio la espalda a ella mientras buscaba en el gabinete una bebida y sonreía sin que ella lo viera. -¿"Qué te gustaría?

– "Nada," ella dijo débilmente, sentándose. "Cualquier cosa estaba bien.” -

Dunford le sirvió a ella un vaso de jerez. -"Aquí tienes".-

Ella tomó el vaso de su mano extendida, segura de que estaba emocionada por estar junto a él. Tomó un sorbo, de jerez, y pregunto, – ¿ "Cuánto tiempo piensas quedarte"?

Sus labios se retorcieron. – ¿ "Tan ansiosa estas por librarte de mí, Hen"?

– "No," ella dijo rápidamente. -" Aunque más bien pensaba tú no quería permanecer demasiado tiempo conmigo. Soy perfectamente feliz de que te quedes ". Y en ese entonces agregó, por culpa de su orgullo, "Tú no interrumpirás mi rutina".-

– " Ah, sí, claro que no. Soy un tipo bastante agradable. Casi se me había olvidado de eso".

Henry se encogió de miedo por la amargura encerrada en sus palabras. -" No quería ir a Londres e interrumpir tu rutina, el cielo prohíba que te separe de tu vida social". ella le respondió

Él clavó los ojos en ella inexpresivamente. -" No tengo idea acerca de que estas hablando".

– "Eso es porque soy muy educada para discutirlo," ella masculló, casi deseando que él discutiese sobre su amante. " O piensas que no soy muy educada ".

Él estuvo parado. -" He viajado todo el día, y estoy muy cansado para desperdiciar mi energía tratando de resolver tus pequeños acertijos. Si tú me disculpas me voy a cenar. Únete a mí si gustas ". -Él se fue de pronto.

Henry ahora sabia bastante acerca de las costumbres de la sociedad para saber que él acababa de ser terriblemente grosero con ella. Y conocía bastante acerca de él para saber que lo había hecho a propósito. Ella se paro con rabia y fue tras él, dobló hacia las escaleras, huyo rápidamente, y gritó, -¡" No tengo hambre!

En ese entonces ella corrió subiendo las escaleras para su cuarto, ignorando los estruendos de su estómago.


* *

La cena supo como aserrín. Dunford se quedó con la mirada fija directamente en la comida, ignorando a los sirvientes cuando le hicieron señales por el puesto vacío y sirvieron la mesa para una sola persona en frente, obviamente preguntándose si deberían quitar el puesto de la señora.

Él terminó su comida en diez minutos, comiendo lo primero que vio e ignorando el resto. Fue un sentimiento terrible, viendo el sitio donde Henry debería haber estado, sintiendo la hostilidad de los sirvientes, quienes estaban pendientes de la pelea.

Con un empujón de su silla, se levantó y se retiró para su estudio, donde él se sirvió un vaso de whisky. Y otro. Y otro. No lo suficiente como para ponerse borracho, justo la adecuada cantidad para apaciguarse. Y lo suficiente como para pasar el rato hasta estar seguro que Henry se había quedado dormida.

Él se abrió paso hasta su dormitorio, caminado suavemente. ¿Qué él iba a hacer con su esposa? Dios mío, que desastre. Él la amaba pero no quería amarla. Quiso odiarla pero no podía a pesar de su falta de amor por él, ella era todavía la mujer que lo impresiono cuando se conocieron, y nadie podría encontrar un defecto en su amor y su devoción por su tierra. Él la quería y se despreciaba a sí mismo por su debilidad. – ¿Y que diablos estaba pensando ella? -

Además del hecho que ella no le amaba. Eso estaba muy claro.

Ojalá pudiera... Deseo que le pudiese amar.

Bien, usted no le podría echar la culpa a la chica por no intentarlo.

Él revolvió la manija de la puerta y se encontró de pronto en el cuarto. Sus ojos cayeron sobre la cama. ¡Henry!

Él recobró su aliento. ¿Le había esperado? ¿Queria decir esto que ella quería estar con él?

No, él pensó perversamente, no había una cama en el otro dormitorio.

Ella descansaba allí, dormida, su pecho moviéndose suavemente al ritmo de su reparación. La luna llena, entro por la ventana abierta y la ilumino. Ella se veía perfecta era todo lo que él desea en una mujer. Él se hundió abajo en un gran sillón confortable, sus ojos nunca dejaron a la persona que dormía en la cama.

Por ahora esto sería suficiente. Simplemente observarla como ella dormía.


* *

Henry se despertó a la mañana siguiente. Había dormido desacostumbradamente bien, una sorpresa considerando el estrés de la noche anterior.

Ella bostezó, se desperezó, y se puso derecha. Y en ese entonces le vio. Él se había quedado dormido en el sillón grande de su cuarto. Estaba completamente vestido y terriblemente incómodo. ¿Por qué él durmió ahí? ¿Pensó él que ella no querría recibirle en la cama? ¿O ella le repugnaba tanto que no podía dormir con ella en la misma cama?.

Con un suspiro silencioso, ella salió a hurtadillas de la cama y logró llegar por medio de astucia al vestidor. Ella se puso encima sus pantalones, su camisa y avanzo sigilosamente de vuelta al dormitorio.

Dunford no se había movido. Su pelo oscuro estaba todavía en sus ojos, sus labios se vieron igual de besables, y su cuerpo musculoso estaba todavía alojado torpemente en el sillón.

Henry no lo podría soportar. No le importó que él la hubiera dejado el día después de que habían regresado a Cornualles. No le importó que hubiese sido increíble grosero con ella la noche anterior. Aun no le importó que él no desease que lo suficiente como para tener una amante.

El único pensamiento en su corazón fue que ella todavía le amaba a pesar de todo eso, y no podría soportar verle tan incómodo. Pisó suavemente donde él estaba, puso sus manos debajo de sus brazos, y tiró fuertemente. -"Levántate, Dunford," – ella se quejó, tratando difícilmente de no botarlo a sus pies.

Sus ojos se abrieron todavía con sueño. – ¿"Hen"?-

– "Es hora de dormir, Dunford".

Él sonrió abiertamente con descuido. – ¿"Vienes"?-

Su corazón latió fuertemente. -" Yo… Ah… No, Dunford, yo estoy ya vestida. Yo… Ah… Tenga tareas para hacer. Sí, tareas ".- Sigue hablando, Hen, no sea que te tiente y te metas en la cama con él.

Él se vio completamente alicaído, y se inclinó hacia adelante ebriamente. -¿"Te puedo besar?

Henry tragó, él no estaba completamente despierto. La había besado una vez antes medio dormido-; ¿ Qué daño le podría hacer besarlo una vez más?. -Y ella lo quería tanto… Estaba mal desearlo tanto.

Ella se apoyó arriba y rozó sus labios contra lo de él. Le oyó gemir, entonces sintió sus brazos alrededor de ella, sus manos buscando sus nalgas.

– "Oh, bribona," – él gimió. Si él estaba todavía dormido, ella pensó, al menos él estaba con la persona correcta esta vez. Al menos la quería. Ahora mismo, al menos, él la deseaba. Sólo a ella.

Ella se acerco y lo beso. Se vinieron abajo encima de la cama, sus brazos y piernas enredándose en el camino hacia abajo, medianamente arrancándose de un tirón las ropas mutuamente. Él la besó desesperadamente, saboreando su piel como un hombre muerto de hambre. Ella fue igual de frenética, abrigando sus piernas alrededor de él, intentando aproximarse más cerca y más cerca a ella directamente donde podían ser una sola persona.

Antes de que ella se diese cuenta, él estaba dentro de ella, y sintió como si el cielo mismo había descendido en su dormitorio y los había envuelto adentro en un abrazo perfecto.

– "Oh, Dunford, yo te amo a ti, yo te amo, yo te amo. – Las palabras volaron directamente de su corazón a su boca, sin importar su condenado orgullo. A ella ya no le importó si no era suficiente mujer para él. Ella le amó, y él la amó a su manera y tenía que hacer cualquier cosa, para mantenerle a su lado. Se tragaría su orgullo, se humillaría cualquier cosa para evitar la dolorosa soledad del mes anterior.

Él no pareció haberla oído, tan concentrado en sus necesidades físicas. Él se zambulló en ella, sus gemidos salieron su boca con cada empuje. Henry no podría distinguir si su cara era de agonía o éxtasis, quizá era una mezcla de ambos. Finalmente, sus músculos comenzaron a estremecerse a su alrededor, él estaba aturdido, grito su nombre y vertió su semilla en ella.

El aliento de Henry se detuvo estaba estupefacta por el poder de su liberación. Le dio la bienvenida al peso de Dunford cuando se derrumbado sobre ella, saboreando la dificultad de los movimientos acompañados de una respiración lastimera. Pasaron varios minutos, silenciosos y contentos, hasta que Dunford gimió y cayó acomodándose junto a ella.

Estuvieron cara a cara uno frente al otro, y Henry no podría apartar la vista de él cuando se inclino hacia adelante como si le fuera a besar.

– ¿"Dijiste que me amabas? – Él susurró.

Henry no dijo nada, sintiéndose completamente atrapada.

Su mano agarró firmemente su cadera. -¿"Lo hiciste"?-

Ella intentó decir que sí, ella intentó decir que no, pero tampoco salió ninguna palabra de su boca. Atragantándose con sus palabras, ella lo empujo para librarse de su agarre y salio fuera de la cama.

– "Henry".- Su voz estaba baja pero exigía una respuesta.

– ¡" No te puedo amar!" – Ella gritó, metiendo sus brazos a la fuerza en la camisa que ella recientemente se había quitado.

Antes de que Dunford clavara los ojos en ella en estado de choque por varios segundos finalmente diciendo, -¿ "por que"?-

En ese momento ella se colocaba los pantalones. -"Tu necesitas más de lo que te puedo dar," ella dijo, quedándose sin aliento a punto de llorar. -"Y por eso, tú nunca puedes ser lo que necesito".-

El corazón de Dunford se rompió examinó rápidamente su primera frase y enfocó sólo su atención a la segundo. Su expresión se volvió como granito, empezó a buscar debajo de la cama su ropa. -"Muy bien entonces," él dijo tratando de no mostrar emoción en su voz. " Saldré con destino a Londres a toda prisa. Esta tarde, si puedo ".-

Henry tragó convulsivamente.

– ¿"Es bastante pronto para ti"?

– ¿tú tú tú te vas? Ella preguntó, con voz apagada.

– ¿"No es que lo que quieres"?- Él gruño, saliendo fuera de la cama dirigiéndose hacia ella como un dios peligroso, y desnudo -. ¿"No es eso"?

Ella negó con la cabeza. Fue un movimiento diminuto, pero él lo percibió. ¿"Entonces qué diablos quieres? Él chasqueó. ¿"Lo sabes?

Ella clavó los ojos en él silenciosamente.

Dunford dijo cruelmente. -" He tenido bastante de tus pequeños juegos, Henry. Cuando tú te decidas que deseas hacer con nuestro matrimonio simplemente me escribes una carta. Estaré en Londres, donde mis conocidos no intentan desgarrar mi alma y hacerla trizas ".-

Henry no sintió la furia originándose dentro suyo. Cayó sobre ella sin percatarse de lo que ocurría, en ese instante gritaba con toda la furia que se había acumulado semanas antes. -¡" Vete entonces! ¡Vete! ¡Vete a Londres y quédate con tus mujeres! ¡Vete y acuéstese con Christine "!-

Dunford estaba completamente sorprendido todavía pálido. – "¿Que estas diciendo,"? -él susurró.

– " Sé que tú todavía mantienes a una amante," – ella se atragantó. -" Sé que tú te acostaste con ella, mientras estábamos comprometidos, aún cuando me profesaste tu amor . Tu me dijiste que jugabas a las cartas con amigos esa noche, ya que no los verías en mucho tiempo cuando nos casáramos. Pero te seguí. Te vi. Dunford. ¡ Te vi"!-

Él camino un paso hacia ella, con su ropa deslizándose por sus dedos. -"Ha habido un terrible error".-

– "Sí, aquí esta," – ella dijo, con su cuerpo entero agitándose con emoción. -" Estaba equivocada para pensar que alguna vez podría ser bastante mujer para complacerle, estaba equivoca en pensar que alguna vez podría aprender la manera para que estés solo conmigo ".-

– "Henry," – él susurró desesperadamente, -" No quiero estar con ninguna otra mujer solo contigo".-

– ¡" No me mientas!" – Ella gritó. – " No me importa lo que tú me digas, con tal de que no me mientas. No te puedo complacer. Intenté tan duro. Intenté aprender las reglas, hasta me puse vestidos, aunque me gustó llevarlos puestos, todavía no fue suficiente. No lo puedo hacer. Sé que no puedo, pero yo – Oh, Dios mío ".- Ella se sentó en una silla, desesperado por la fuerza de sus lágrimas. Su cuerpo entero tembló de sollozos, y se agarró firmemente a sí misma, intentado no colapsar anímicamente. -"Todo lo que quise ser es se la única en tu vida," – ella se quedó sin aliento. "Eso es todo".-

Dunford se arrodilló enfrente de ella, tomó ambos de sus manos en la de él, y las alzó para sus labios en un beso reverente. -" Henry, bribona, mi amor, tú eres todo lo que quiero. Todo lo que quiero. No he mirado a otra mujer desde que te conocí ".-

Ella lo contempló a él, sus lágrimas fluyendo de sus ojos.

– "No sé lo que tú viste en Londres," – él continuó. -" Sólo puedo deducir que fue la noche que le dije a Christine, que necesitaría encontrar otro protector ".-

– "Tú te quedaste mucho tiempo".-

– "Henry, no te traicioné".- Sus manos apretadas alrededor de la de ella. -" Tú me debes creer. Te amo ".-

Ella miró perdidamente hacia esos ojos café líquidos y sintió a su mundo caer con estrépito alrededor de ella. – "Oh, Dios mío," – ella susurró una gran sacudida apretando su corazón. Ella se puso de pie temblando. -" Oh, Dios Mío. ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho "?-

Dunford miro las lagrimas en su cara, mientras la afrontaba. -¿"Henry"?- Él dijo con vacilación.

– ¿"Qué he hecho?. – Su voz se robusteció progresivamente. -"Oh, Mi Dios".- Y en ese entonces ella se escapó del cuarto.

Dunford, desafortunadamente, estaba demasiado desnudo para seguirla.

Henry bajó corriendo las escaleras hacia el jardín y de ahí por el pretorio a la niebla. Se mantuvo caminando hasta que se encontró rodeada de árboles, hasta que estaba segura que ni un alma la podría oír.

Y en ese entonces ella lloró.

Se hundió en la tierra húmeda y sollozó. Había tenido la oportunidad de tener la alegría más pura en tierra, y ella la había arruinado con mentiras y desconfianza. Él nunca la perdonaría. -¿Cómo podría perdonarla, cuándo ella no podía? -


* *

Cuatro horas más tarde Dunford estaba listo a arañar la pintura de las paredes con sus uñas. – ¿ Dónde podría estar ella?

Él no había considerado mandar fuera a un grupo de rescate; Henry conocía la tierra mejor que nadie. Era improbable que ella hubiera tenido un accidente, pero comenzaba a llover, y ella había estado tan perturbada.

Media hora. Él le daría a ella la media hora más.

Su corazón se retorció cuando recordó la expresión angustiada en su cara en la mañana. Nunca él vio una mirada de puro dolor a menos que, por supuesto, que contara las veces que él se había mirado al espejo el mes pasado.

Repentinamente él no tuvo ni idea por qué su matrimonio tenia tantos problemas. Él la amaba, y por lo que percibía aparente ella le correspondía.

Pero hubo tantas preguntas sin responder. Y la única persona que las podría contestar no se encontraba en ninguna parte.

Henry tropezó en la casa con estupor. Apenas sintió la lluvia recorrer su cuerpo. Miró al frente, repitiendo para sí misma, -" Le debo hacer entender. Debo hacerlo ".-

Ella se había sentado a la base de un árbol por horas, sollozando hasta que sus lágrimas se acabaron. Y entonces, cuando su respiración se había aquietado, se preguntó si quizá no merecía una segunda probabilidad. Las personas tuvieron permiso de aprender de sus propios errores y seguir adelante, -¿Por qué no ellos? -

Y, sobre todo, ella le debía a su marido la verdad.

Cuando ella alcanzó el vestíbulo de Stannage Park, y quiso abrir la puerta esta se abrió antes de que pudiera tomar la manija.

Dunford apareció.

Él parecía contrariado, ligeramente desarreglado, dios. Sus cejas eran una línea firme, de color negro que ensombrecían su rostro, una vena palpitaba rápidamente por su cuello, y… su camisa no estaba abotonada correctamente.

Él la llevo informalmente a la sala. -¿"Tienes alguna idea de la angustia qué he experimentado las últimas horas"? Él resolló de furia.

Mudamente, ella negó con la cabeza.

Él comenzó a marcar sus dedos. -"Una Zanja," -él ladro. – " Pudiste haber caído en una zanja. No, no lo digas, sé que tu conoces muy bien el terreno, pero pudiste haber caído en una zanja. Un animal te pudo haber mordido. Una rama de un árbol pudo haber caído sobre ti. Te pudieron asaltar ".-

Henry clavó los ojos en él, pensando que el aguacero ventoso apenas constituyó una tormenta.

– "Hay criminales," – él continuó. -" Sé que es Cornualles. Es el fin de la tierra, pero hay criminales. Criminales quienes no pensaría dos veces para asaltarte.. Cristo, Henry, yo aun no quiera pensar lo que podía pasarte ".-

Ella observó como pasaba una mano sobre sus cabellos desordenados.

– " Voy a encerrate en tu cuarto".

La esperanza comenzó a calentar su corazón.

– " Yo voy a encerrarte en tu cuarto y atarte y – Oh, por el amor de Dios, ¿contéstame, di algo?''''

Henry abrió su boca. -" No tengo una amiga llamada Rosalind".

Él clavó los ojos en ella inexpresivamente. -¿"Qué"?

– " Rosalind. Ella no existe. Yo "- Ella apartó la mirada, demasiado avergonzada para responsabilizarse de sus actos. -" Escribí la carta sabiéndo lo que obtenía. Escribí la carta para intentar inducirle a terminar nuestro compromiso ".-

Él tocó su barbilla, haciendo que lo mire a él. -¿"Por qué, Henry"?- Él preguntó, su voz en un susurro ronco. -¿"Por qué"?-

Ella tragó nerviosamente. -" Porque pensé que habías estado con tu amante. No podría comprender cómo pudiste estar conmigo, y entonces estar con ella, y -"

– No te traicioné," dijo él ferozmente.

– " Lo sé. Lo sé ahora. Lo siento. Estoy tan apenada ".- Ella tiró sus brazos alrededor de él, enfrascándose en el refugio de su pecho. – ¿"Me puedes perdonar? -

– "Pero, Hen, ¿ por qué no confiaste en mí"?-

Henry tragó con inquietud, vergüenza sonrosando sus mejillas. Finalmente le contó sobre las mentiras de Lady Wolcott. Pero ella no podría culpar a Lady Wolcott de todo; Si ella había estado segura verdaderamente segura del amor de Dunford, no habría tenido inclinación por sus mentiras.

Dunford la miró con incredulidad. -¿"Tú le creíste a ella"?-

– " Sí. No. No al principio. En ese entonces te seguí "-. Henry hizo una pausa, obligándose a mirarlo a la cara. Como prueba de su honradez. -" Tu estabas allí tanto tiempo. No supe qué pensar ".-

– " Henry, ¿ por qué pensarías que querría a otra mujer? Te amo. Tu sabias que te amo. ¿No te lo dije bastante "? – Él se apoyó abajo y descansó su barbilla en contra de la parte superior de la cabeza de ella, aspirando la fragancia intoxicante de su pelo mojado.

– " Supongo que pensé que no te complací," ella dijo. " Que no fui lo suficientemente bonita o lo suficientemente femenina. Intenté tan duro aprender cómo ser una dama. Aunque disfruté de aprender. Londres es tan hermosa. Pero voy siempre a ser lo misma persona siempre. El fenómeno hombruno – "

Sus manos se volvieron feroces alrededor de sus hombros. -" Creo te dije más de una vez que nunca te refieras a ti misma de ese modo".-

– " Pero no voy nunca a ser como Belle. No voy nunca a – "

– "Si quisiese a Belle," -él interrumpió, -" le habría pedido a ella que se case conmigo".- Él la jaló más apretadamente en contra de él. -" Henry, yo te amo a ti. Te amaría si tu llevases puesto un costal. Te amaría aunque tuvieses bigote ". Él hizo una pausa y ajustó su nariz. " Pues bien, el bigote es difícil. Por favor prométeme que no criarás uno ".-

Henry rió nerviosamente a pesar de sí misma. -¿"Tú verdaderamente no quieres que yo cambie"?-

Él sonrió. – ¿"Quieres que yo cambie"?-

– ¡" No!" – Ella dijo, muy de prisa. – "Me gusta mucho tal como eres ".

Esta vez él sonrió abiertamente esa sonrisa abierta mortífera tan familiar que siempre le hacia temblar su estomago. -¿"A ti solo te gusto"?-

– "Bien," – ella dijo tímidamente, – " creo que te dije me gustas mucho".-

Él enredó su mano en su pelo y le dio un tirón para besarla en la boca. -"No bribona no es suficiente," -él se quejó.

Ella tocó su mejilla. -" Te amo. Estoy tan apenada por haber hecho este desastre. ¿Cómo lo puedo remediar "?-

– Tú me podrías decir que me amas otra vez".-

– " Te amo. -

– "Tú me lo podrías decir mañana".

Ella sonrió abiertamente. -" No necesitaré un recordatorio igual. Aun te podría decirlo dos veces más ".-

– "Y al día siguiente".-

– " Probablemente podría manejar eso".-

– " Y al siguiente…" -


Epílogo


– ¡" Voy a martalooooooooooo "!

Emma tocó el brazo de Dunford. -" No pienso que lo quiso decir de verdad," – ella susurró.

Dunford tragó, con su cara demacrada y pálida por la preocupación. -"Ella ha estado allí tanto tiempo".-

Emma tomo su mano alrededor de su muñeca y le separó de la puerta del cuarto de la enferma. – " Yo me demore más tiempo con William," – dijo ella, – " y estoy perfectamente saludable como un caballo. Ahora, ven conmigo. Tú no deberías haber venido a la puerta. Tú solo escucharas, sus gritos ".-

Dunford dejó a la duquesa conducirle lejos. Habían intentado Henry y él concebir un hijo durante cinco años. Habían querido a un bebé tan desesperadamente; Había parecido un milagro. Pero ahora que Henry en verdad daba a luz, un bebé ya no había parecido tan necesario.

Henry tenía mucho dolor. Y él no podría hacer nada por remediar eso. Desgarraba su corazón.

Él y Emma se abrieron paso de regreso hasta el cuarto de estar, donde Alex jugaba con sus niños. William de seis años de edad Había retado al duque a un duelo falso y profundamente le daba una paliza a su padre, quien no podía moverse por que Julian de cuatro años de edad estaba atrás. Sin mencionar a Claire de dos años de edad, felizmente envuelta alrededor de su tobillo izquierdo.

– ¿"Ya nació "? -Alex preguntó, demasiado impertinentemente para el gusto de Dunford.

Dunford hizo un tipo de gruñido.

– " Creo que ese fue un no," – Emma dijo.

– ¡" Te he matado ahora"!- William gritó alegremente, clavándole su espada en el estomago de Alex.

Alex miro a su mejor amigo con compasión. -¿"Estás seguro que quieres uno de estos"?-

Dunford se hundió en una silla. -"Simplemente siempre que ella este bien," -él suspiró. -"Es todo lo que pido".-

– "Ella estará bien," – Emma dijo apaciguadoramente. -¡"Tú lo verás – Oh, Belle"!-

Belle estaba en el portal, un poco sudorosa y muy desarreglada.

Dunford se levantó de un salto. – ¿"Cómo está ella"?-

– ¿" Henry? Oh, ella esta – " Belle parpadeó. – ¿"dónde está John"?-

– "En el jardín paseando con Leticia," – Emma contestó. -¿"Cómo está Henry"?-

– "Bien de hecho," – Belle dijo con una gran sonrisa. -" ¿ te digo, lo que sucedió a Dunford"?-

El nuevo padre ya se había ido del cuarto.


* *

Dunford hizo una pausa brevemente cuando él alcanzó la puerta del dormitorio de Henry. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Él estaba dispuesto a entrar? Él estaba allí por un momento, con un rostro inexpresivo en su cara, hasta Belle y Emma que lo habían seguido lo rodearon y le preguntaron.

– ¿"Qué estás esperando?. – Emma exigió mucho.

– ¿" Puedo entrar? – Dunford preguntó dudosamente sin atreverse a toca la puerta.

– "Bien, podrías querer golpear primero," – Belle propuso.

– " ¿No estará demasiado cansada… entro? -

Belle se atragantó con una risa. Emma tomó la iniciativa y llamó a la puerta.

– "Bien," – ella dijo firmemente. – "Ahora tienes que entrar. -

La comadrona abrió la puerta, pero Dunford no la vio. Él no vio nada aparte de Henry y el manojo diminuto que ella sujetaba en sus brazos.

– ¿"Henry"?- Él respiró. – ¿Están bien? -

Ella sonrió. – " Estoy bien. Ven a sentarse conmigo ".-

Dunford cruzó el cuarto y se encaramó junto a ella en la cama. – ¿" Estas bien no estas enferma? Te oí gritar muy vehementemente por mi muerte ".-

Henry volteó su cabeza lateralmente y descartó un beso en su hombro. – " Muy bien no resistía un parto todos los días, pero pienso ¿Qué lo vale no lo crees "?v Ella tomo a su bebé y se lo mostró. -"William Dunford, esta es tu hija".-

– ¿"Una Hija"? -Él susurró. -" Una hija. ¿ Tenemos una niña "?-

Henry asintió con la cabeza. -" Revisé muy de cerca. Ella es definitivamente una chica ".-

– "Una Chica," – él repitió, incapaz por mantener la admiración apartada de su voz. Él amablemente empujó hacia atrás la manta así es que él le podría verla.

– "Ella es bella".-

– " Pienso que ella se parece a ti".-

– "No, no, ella definitivamente se parece a ti".-

Henry miró hacia abajo al bebé. -" Pienso quizá ella se parece a sí misma".-

Dunford besó la mejilla de su esposa. Y en ese entonces él se apoyó abajo y muy amablemente hizo lo mismo a su nueva hija.

– " No había considerado a una chica," – Henry dijo. – " No sé por qué, pero estaba segura que era un niño. Quizá fue porque ella pateó muchísimo ".-

Dunford besó a su hija otra vez, tan repentinamente dándose cuenta qué tan agradable se sentía.

– "Yo en realidad sólo pensé acerca de nombres de niños," -Henry continuó. – " No había pensado nombres de chicas. -

Dunford sonrió con aire satisfecho. – "Yo lo hice".-

– ¿Que hiciste"?

– " Mmm-hmm. Sé exactamente como vamos a llamarla ".

– ¿" Me lo dices ahora? ¿Y si no te gusta "?

– "Ni un poco".

– " Ya veo. Pues bien, ¿ vas a compartir ese nombre conmigo "?

– "Georgiana".

– ¿" Georgiana?!" Henry repitió. -¡"Por qué, si es tan malo como Henrietta"!

Dunford sonrió perezosamente. -" Lo sé".

– " Posiblemente no le podríamos agobiar a ella con tal nombre. Cuando pienso acerca del mió y como me molestaba…" -

– " No podría imaginar mi vida, si no me llamaban Henry".- Dunford se apoyó abajo y besó a su hija otra vez. Y entonces, por añadidura, él besó a su esposa. " Y no veo por que no podrías a tu hija llamarla cualquier cosa excepto Georgie ".-

– "Georgie, ¿ eh"? -Henry miró hacia abajo a su hija. – ¿"Qué ocurre si ella quiere usas pantalones "?-

– ¿"Qué ocurre si ella quiere llevar puestos vestidos"?-

Henry inclinó su cabeza para el lado. -"Buen punto".- Ella tocó la nariz del bebé. – " La pequeña esta sana, ¿ qué piensas? Es tu nombre, después de todo ".-

El bebé gorjeó felizmente.

Dunford alcanzó a tomar el manojo precioso. – ¿"Puedo tenerla "?-

Henry sonrió y soltó al bebé en los brazos de su padre.

Él la meció por un momento, probando el peso, entonces se apoyó abajo, sus labios encontrando su oreja diminuta. – "Bienvenida Georgie, pequeña," él susurró. " pienso que te va gustar aquí".-

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