Mi más profundo agradecimiento a dos hombres que se tomaron la molestia de responder a mis numerosas preguntas: Jim Murphy y el comandante Marc Weintraub, del Cuerpo de Marines de Estados Unidos. Gracias, chicos, por enseñarme a estrellar un avión.
Los errores que pueda haber son míos, ya sea porque he dejado volar mi imaginación o porque no supe hacer las preguntas adecuadas.