Agradezco inmensamente, en primer lugar, a Joanne Dickinson, de Little, Brown, por su entusiasmo y compromiso, y a Teresa Chris por su fe inalterable en el libro. Muchas gracias también a Alia Sashniluc por proporcionarme el léxico ruso con tanto ahínco, y a Yeewai Tang por ayudarme tan generosamente con el chino.
Doy muchas gracias a Richard por abrir la puerta de mi mente que me llevó a China, y a Edward y a Liz por su valiosísimo apoyo.
También me gustaría agradecer al Brixham Group por escuchar mis temores y brindarme buenos consejos, y a Barry y a Ann por sacarme a jugar cuando lo necesitaba.
Y, sobre todo, deseo expresar una gratitud inmensa a Norman, por sus ideas, su apoyo y todo el café que me ha preparado.