CAPÍTULO 37

Judith no, Judith no. Pero había oído las palabras condenatorias de boca de las mujeres… de la boca de Judith, con todo ese exquisito detalle, y lo entendía, seguro que sí, pero no parecía poder meterlo en su cabeza y hacerlo real para él, hasta el fondo de su alma. Esa fría recitación de su boca, la pequeña derringer apuntando al pecho de su padre, lo enfocaron, lo enfurecieron. Habían deducido que Annabelle Trelawny había estado involucrada, ¿pero Judith? Miró a su padre, se dio cuenta en ese momento que él también había llegado a sospechar de Judith, pero no había dicho nada, ni siquiera cuando los tres se habían reunido la noche anterior.

Ella estaba parada a no más de tres metros de su padre. ¿Por qué habría Douglas salido de atrás del escritorio?

Sabía la respuesta, por supuesto. Él había esperado que James y Ollie estuvieran escondidos detrás de aquellas cortinas que cubrían las puertas de cristal que daban a los jardines, no él.

– Entra, Jason -dijo Marie. -No, no puedo diferenciarte de tu hermano, pero como mi sobrino tiene a James, entonces debes ser Jason. Arroja tu arma, muchacho, o pondré una bala en el pecho de tu padre. Mi precioso Louis se las arregló para aporrear a James en la cabeza y arrastrarlo detrás de los establos. Probablemente ya esté muerto.

– No -dijo Jason. -Mi hermano no está muerto.

Judith lo observó, pero no movió su arma del pecho de su padre.

– ¿Es eso algún tipo de comunicación de gemelos?

– No lo sé, pero está vivo.

– No por mucho tiempo. Mi hermano es más fuerte que cualquier hombre que haya conocido. Ha estado esperando este día. Está preparado -dijo Judith, y luego sonrió. -Quiero agradecerte por invitarme aquí para conocer a tu familia, Jason. La verdad es que nunca quise venir aquí; sólo quería matar a tu padre y desaparecer, pero siempre había gente con él. -Se volvió hacia Douglas. -Incluso aquí, en su propio hogar, su maldita esposa nunca se alejó de su lado, hasta ahora. Oh, ahora lo veo. Su preciosa esposa no es parte de su trampa. ¿Es Corrie parte de eso o sólo ustedes tres? Ah, sí, los hombres para hacer los negocios feos, dejen a las mujercitas en un armario donde puedan ponerse histéricas en privado. Bien, yo no soy una mujer débil e histérica, milord. Exigí ser quien lo quite de esta tierra, aunque mi hermano quería ese placer. Ah, Jason, ¿te veo evaluando si arrojarte encima mío? Si levantas siquiera una mano, dispararé a tu padre. ¿Te sorprendí, Jason, cuando despertaste conmigo besándote?

– Sabes que sí.

– Había pensado que vendrías a mí, pero esa vieja bruja, lady Arbuckle, me dijo que nunca te acostarías con una mujer que no fuera tu esposa estando bajo el techo de tu padre. La bruja me dijo que si tuviera un gramo de educación, sabría eso.

– No, no hubiese ido a ti.

– ¿Quieres saber por qué fui a tu dormitorio?

– Fui lo suficientemente tonto como para creer que te importaba.

– Pobre muchacho, ¿realmente lo creíste? Originalmente quería a James, pero Corrie ya estaba en escena, y no quería matarla. Creí que te tenía, pero entonces lady Arbuckle, esa ridícula y vanidosa bruja, me dijo que eras salvaje, no tan honorable como tu hermano, y que se sabía que tenías una amante. Me dijo que flirteabas con jovencitas, que hacías que se enamoraran de ti, les hacías creer que tenías el matrimonio en mente y luego te alejabas. No iba a sucederme a mí. Y por eso es que fui a tu dormitorio a medianoche. Sabía que si tomabas mi virginidad te sentirías obligado por el honor a ofrecerme matrimonio, y así yo ganaría. Estábamos bajo el techo de tu precioso padre, ¿verdad? Un joven caballero, sin importar su verdadera naturaleza, no podría salir impune luego de seducir a una virgen sin matrimonio, ¿cierto? Y eso significaría que yo podía quedarme aquí todo el tiempo que necesitara sin que nadie dudara de eso.

Jason dijo a la muchacha cuyos encantadores ojos pícaros eran ahora tan fríos como los témpanos de hielo en el Mar del Norte:

– Te amaba, Judith, y estaba listo para pedirte que te casaras conmigo. Lo que lady Arbuckle te dijo no era verdad. ¿Por qué crees que dijo eso sobre mí?

Judith se rió.

– Ahora no tengo ninguna duda de que esa vieja perra me dijo eso en un esfuerzo para protegerte; sin dudas esperaba que yo renunciara a intentar atarte porque eras un frívolo sinvergüenza, y eso significaría que no podría usarte. Así que hice lo que tenía que hacer. Admitiré que no fue una penuria. Creo que tendré que castigar a lady Arbuckle por su patético intento de traición. Eres tan honorable como tu hermano, ¿cierto?

– Judith, amor mío, terminemos con esto.

Douglas dijo, atrayendo su atención:

– ¿Quieres que crea que tu hermano está planeando matar a mi hijo?

– Oh, sí -dijo Marie. -Como le dijo Judith, está preparado. Querida, le conté a Su Señoría porqué estaba haciendo esto, que tú y yo hemos mantenido la ficción por Louis, pobre muchacho, siempre ha sido tan romántico, deseando venganza y justicia para su madre muerta, creyendo implícitamente que era correcto que él fuera el próximo conde de Northcliffe.

– Sí -dijo Judith. -Incluso le dije que no sería sano para su alma matar a su propio padre. Me creyó.

Douglas se había movido un poquito más lejos de Jason.

– ¿Louis es tan tonto que realmente cree estas mentiras que le han contado?

– ¡No es tonto, maldito sea! La verdad es que yo quería matarlo. Ya estoy realmente cansada de todo esto. Jason, tú no debías estar involucrado. Lamento eso, pero hará las cosas más sencillas para Louis cuando regrese a reclamar su título.

Jason dijo, su voz baja y feroz:

– Se mienten a sí mismas, las dos. Inglaterra caerá al mar antes que Louis Cadoudal se convierta en el conde de Northcliffe.

– Oh, sucederá, Jason. Sucederá.

Marie sonreía mientras levantaba su derringer.

Douglas dijo rápidamente:

– ¿Por qué endilgas esta farsa a dos niños inocentes, Marie? Quería lo que no era suyo, estaba amargada porque era una bastarda, su madre era pobre. Vio la oportunidad y la tomó.

– Qué inteligente cree que es, milord. Cuando descubrí cómo había estado involucrada Janine con usted, cuando finalmente me dijo cómo le había mentido a Georges, fue entonces que empecé a pensar lo que podía salir de eso. Sólo un tonto no se arriesga cuando hay una ganancia tan grande.

Douglas miró nuevamente a Judith.

– Ella ha hecho que quieras ser una asesina. Aún puedes detener esta locura, Judith.

– Lamento decir, milord, que estuve inmediatamente de acuerdo cuando ella me presentó sus planes. ¿Soy mala? Oh, sí, eso creo.

Su sonrisa era tan encantadora, sus ojos llenos de inteligencia, belleza y astucia. Pero había mucho más. Jason lo veía claramente ahora, veía la oscuridad en ella, y después de eso, nada más.

Judith le sonrió, una sonrisa llena de tanto desprecio que él la sintió hasta su alma.

– Nunca pude distinguirlos, no como Corrie, que puede saber cuál es cuál por sus sombras. Ahora no te muevas. Soy una excelente tiradora, como mi tía. Su plan podría haber funcionado si James hubiese estado aquí, y ese tontito corredor de Bow Street.

Jason se encontró con los ojos de su padre y asintió, nada más.

Douglas dijo lentamente:

– ¿Entonces lady Arbuckle es otra víctima?

– Bueno, ella no es mi verdadera tía. Sólo miren ese rostro suyo, la vieja vaca fea. Para obtener su cooperación, mi hermano y dos de sus amigos se apoderaron de su casa en el campo, Lindsay Hall, en St. Ives. Ella debía presentarme a la sociedad de Londres, y yo los conocería. A cambio, su esposo viviría. Un intercambio justo, ¿no les parece?

– ¿Y está vivo lord Arbuckle?

– No lo sé -dijo ella.

Douglas le dijo a Judith, aun mientras se movía otro par de centímetros más lejos de Jason:

– Le ordenaste a lady Arbuckle que se mantuviera alejada de la familia, ¿verdad? Y por eso es que se ha quedado en su dormitorio.

– Sí, milord. Ya no la necesitaba. Tenía a mi verdadera tía aquí, ya totalmente aceptada en su precioso hogar. Annabelle Trelawny… qué nombre estúpido, pero uno que creyó que Hollis encontraría romántico, y así, ese patético anciano.

– No es tan patético, Judith -dijo Marie. -Todavía tiene la mayoría de sus dientes. Casi tantos como yo.

Judith se rió, una risa despectiva que convirtió todo el crudo dolor y el miedo que paralizaba el alma de Jason en furia. Sintió otro estallido de rabia por Hollis, un hombre tan bueno y honorable, su alma brilló a través de sus ojos.

Jason quería arrojarse encima de ella, ponerle las manos alrededor del cuello y apretar hasta quitarle la vida, pero su padre lo tomó del brazo y lo sostuvo.

Marie dijo:

– Fue un gusto escucharlos enredándose, saber que podría haberlos envenenado a todos en cualquier momento, pero Judith quería matarlo, así que, ¿qué podía hacer? No se mueva, milord, porque si ella falla, entonces seré yo quien le dispare.

Douglas dijo:

– ¿Quiere saber lo que veo, madame? Veo a una jovencita que quiere lo que no es suyo y que está preparada para matar para obtenerlo, a una joven que ha sido convertida en un monstruo. Igual que usted, su tía. ¿Georges vio alguna vez cómo era usted realmente, madame?

– Sí, pero no importó. La locura lo tenía atrapado, lo convertía en una criatura patética. Pero aguantaba, recordando partes, diciendo cosas a Louis que no debería haber dicho. Me costó muy poco contratar a un hombre para asesinarlo.

A Judith no parecía importarle que su tía hubiese matado a su padre. Dijo:

– ¡Suficiente! No deseo matar a todos en esta casa. Debo dispararle, milord. -Echó un vistazo a Jason. -Y me temo que a ti también, Jason. Una pena. Realmente eres un muchacho hermoso.


Louis Cadoudal estaba casi loco. James sentía un miedo paralizante, sentía su corazón palpitando pesadamente contra su pecho; no quería morir; no quería dejar a su familia, dejar a Corrie. En ese instante, James vio el rostro de Corrie, la vio sonriéndole, tocándolo, besándolo. Lo amaba, siempre lo había amado, pero ahora lo amaba como una mujer ama a un hombre. Y él daría su vida por ella, siempre lo hubiera hecho. Había sucedido tan de repente, este conocimiento de que no querría seguir si ella ya no estuviera en su vida. Y sabía que si algo le sucedía, eso destruiría a Corrie.

James sintió calma fluir dentro suyo y resolución. No iba a dejar a Corrie, jamás. Sabía que tenía que controlar a este demente, y eso significaba mantenerlo hablando. Le dijo tranquilamente:

– Sabes, Louis, tu inglés es bastante fluido. ¿Cómo lograste eso?

Y mientras hablaba, sus dedos estaban escudriñaban el viejo heno que cubría el piso podrido para encontrar algo, cualquier cosa, que lo ayudara.

Gracias a Dios, sirvió. Louis Cadoudal respiró hondo, el fuerte color en su rostro se apagó, e incluso se rió.

– Después de que mi padre murió, fuimos a España. Y después de eso, a Irlanda. Incluso tuve un tutor inglés. Como era joven, aprendí a hablar tu ridículo idioma sin acento. Si te lo preguntas, mi padre tenía primos irlandeses ricos, una cosa muy buena. Mi pobre padre, cómo quería quedar en la historia como el hombre que despachó a Napoleón. Pero no fue así. Amaba a los ingleses, quería que yo fuera un caballero inglés, y parece que es exactamente eso lo que sucederá.

– No lo creo. Todos saben acerca de ti, Louis. ¿Cómo puedes imaginar que simplemente puedes matarnos a mí y a mi padre, presentar líneas de matrimonio falsificadas a los magistrados, y esperar que te den la bienvenida en el rebaño?

– Qué arrogantes son ustedes, los nobles ingleses. ¿Crees que soy estúpido? Los mataré a ti y a tu padre, y luego simplemente me marcharé. No regresaré por varios años, pero cuando lo haga, tendré testigos que dirán que estuve en Italia, y que acabo de descubrir las líneas de matrimonio en los baúles de mi madre muerta. Podrá haber quienes sospechen de mí, pero no habrán pruebas. Tu hermano, Jason, será el conde. Él dimitirá, naturalmente… si nosotros y nuestra tía decidimos dejarlo vivir.

¿Quiénes son “nosotros”?

– Mi hermana y yo, por supuesto. Ella está, en este momento, despachando a nuestro padre al infierno, donde pertenece merecidamente. Judith me dijo que no quería la sangre de mi padre en mi alma, como si me importara. Y te unirás a nuestro padre en el infierno en breve, hermano.

James quería estar sorprendido, pero no lo estaba. En algún, muy profundo, se lo había preguntado.

– ¿Estás diciéndome que Judith McCrae es tu hermana?

– Sí, por supuesto. Dejará a lady Arbuckle a debido tiempo, otro peón que ha representado su rol lo suficientemente bien, y vendrá a Europa conmigo con nuestra tía, a quien conoces como Annabelle Trelawny. Finalmente ambas regresarán conmigo y tomaran su sitio a mi lado.

James no podía evitarlo, las palabras cayeron de su boca.

– ¿Y qué hay de Corrie? ¿Judith la matará también?

– Ah, esa pequeña esposa tuya. Debo decir que quedé bastante impresionado con su ingenuidad. Imagina a una joven dama con un vestido de baile saltando en el asiento del lacayo en la parte trasera del carruaje, luego arremetiendo como un caballero en la casa de campo para rescatarte. Es una lástima que te haya liberado, quería matarte entonces, pero no pudo ser.

James había tocado casi toda la paja que podía alcanzar, y estaba perdiendo la esperanza. Entonces sus dedos tocaron algo duro y frío. Era un viejo bocado y brida, todavía unido a una rienda de cuero. Era sólido y pesado. Le llevó unos momentos preciosos traerlo lo bastante cerca como para meterlo en su mano derecha. Lo tenía; ahora tenía que prepararse. Tendría una sola oportunidad.

Vio que Louis estaba sonriendo, y eso lo asustó. Prefería tener a un demente furioso que divertido.

Louis dijo, todavía sonriendo ampliamente:

– Sí, me encuentro muy impresionado con tu joven esposa. Recientemente he descubierto que también es una heredera, que forró tus bolsillos, en realidad los llenó hasta rebosar. Quizás estará lista para un nuevo esposo en un par de años. Un joven caballero cosmopolita, como yo, seguramente podrá complacerla tan bien como tú. ¿Qué piensas, hermano?

James rezó más que nunca en su vida cuando se tambaleó de rodillas y arrojó el bocado y brida al rostro de Louis.

– ¡No soy tu maldito hermano!


– Váyase al infierno, milord -dijo Judith, y disparó la derringer, el disparo sonando fuerte y claro en la salita.

Jason gritó “¡No!” y se arrojó frente a su padre en el momento en que ella disparó.

Al mismo tiempo, otra voz gritó “¡No, Judith! No!”. Y hubo otro claro estallido.

Corrie vio a Jason saltar en frente de su padre, vio la bala de Judith golpearlo y luego vio su propia bala dar a Judith a través del cuello mientras se volvía hacia la voz de Corrie.

Al mismo tiempo, Annabelle Trelawny, o quien quiera que fuese, se dio vuelta, con la pistola de duelo apuntada a Corrie. Pero Hollis, que había aparecido rápidamente detrás suyo, la empujó al piso. Se quedó allí parado un momento, mirando fijamente a la primera mujer que había amado en más años de los que podía recordar, y dijo:

– Es suficiente, Annabelle. Se ha terminado. Dame el arma.

– Soy Marie, viejo ridículo.

Ella levantó el arma para dispararle cuando otro disparó resonó. Se agarró el pecho, se quedó mirando fijamente un momento a Corrie, que ahora estaba de rodillas sobre la alfombra, sosteniendo su derringer con ambas manos, el olor de la pólvora ácido y poderoso en el aire quieto. Lentamente, Marie se tambaleó donde estaba parada. Miró a Judith, que yacía en el suelo, con la sangre saliendo a borbotones de su cuello y por la boca. Después cayó, haciendo poco ruido, sus faldas en cascada a su alrededor.

Corrie oyó un ruido, un sonido agudo, y se dio cuenta de que venía de su propia garganta. Douglas sostuvo a Jason en sus brazos, desgarrándole la camisa para dejar la herida a la vista. Nunca levantó la mirada, pero su voz era más apremiante de lo que ella jamás hubiera oído.

– Corrie, rápido, trae al doctor Milton aquí ahora mismo. Apresúrate.

Douglas ni siquiera estaba consciente de que Corrie había salido corriendo de la habitación. Estaba consciente de que Judith probablemente estaba muerta, de costado a no más de tres metros, con la derringer a su lado, su tía tirada no muy lejos de ella. Él seguía mirando el rostro inmóvil de Jason. Su hijo le había salvado la vida, lo último que Douglas hubiese querido. Entonces los ojos de Jason se abrieron lentamente.

– Yo la traje aquí, padre, yo la traje aquí. Lo siento.

– No, Jason, no sabías. Ninguno de nosotros se dio cuenta. Quédate quieto ahora, no te muevas. Te juro que todo estará bien. Corrie buscará al doctor Milton. Ella disparó a Judith y a su tía. Creo que ambas están muertas. Aunque tu hermano lo deteste, estoy muy feliz de que Corrie sea una tiradora excelente.

Una pequeña sonrisa tocó la boca de Jason, y luego su cabeza colgó al costado. En ese momento Alexandra entró corriendo en la salita, vio a su esposo sosteniendo a su hijo en sus brazos, meciéndolo adelante y atrás, su rostro desprovisto de color pero con la furia en sus ojos aún ardiendo profundo.

– ¿Jason? Oh, Dios, Douglas, oh, Dios. ¿Dónde está James? Oh, Dios, ¿dónde está James?

Загрузка...