Corrie estaba soñando con el día en que finalmente diera a su abuela política su merecido, y era un escarmiento enérgico, perfectamente satisfactorio. En su sueño estaba allí parada, con las manos en las caderas, mirando fijamente a la vieja bruja quien, por primera vez en su vida, no tenía nada para decir. Algo se movió en el fondo de su mente. El sueño se plegó en un instante. Algo volvió a moverse.
Los ojos de Corrie se abrieron de golpe. Había oído algo que no pertenecía a su dormitorio. ¿Qué era? Vio una sombra en la ventana. Oh, Dios, alguien estaba intentando meterse. James gruñó en su sueño mientras ella salía de la cama. Corrie vio otro movimiento. Tomó el atizador de la chimenea y gritó mientras corría hacia la ventana:
– ¡Maldito infierno! Una mujer baja la guardia, incluso tiene un sueño agradable, y miren lo que sucede… un maldito hombre está trepando a su dormitorio, sin invitación. ¡Entre y sea rápido, o le daré un tortazo en la cabeza!
James despertó bruscamente.
– Corrie, ¿qué diablos sucede?
– Calla, Corrie, soy sólo yo, Jason. No me abras la cabeza con esa condenada cosa.
Corrie bajó el atizador, con el corazón aún palpitando frenéticamente.
– ¿Jason? ¿Eres tú? Tenemos puertas. ¿Qué haces entrando por nuestra ventana?
– Quiero hablar con James. No quería despertar a todo el mundo.
Corrie ayudó a Jason a entrar al dormitorio, y arrojó la bata a su esposo. Retrocedió, mirando a su cuñado.
– ¿Qué ha sucedido, Jason?
Él se pasó los dedos por el cabello.
– Escucha, Corrie, no quiero ser grosero, pero realmente necesito hablar con James.
– Pero no me has dicho nada…
James estudió el rostro en sombras de su hermano, su expresión de desesperación. Sintió una horrible alarma.
– Cariño, Jason y yo iremos al estudio. Vuelve a la cama.
Con James llevando una vela encendida, los gemelos descendieron por la amplia escalera, por el extenso corredor, hacia el lado este de la casa y dentro del estudio. James sirvió un brandy para cada uno.
Jason tomó un trago y dejó su copa.
– El padre de Hallie está en Lyon’s gate.
James dijo:
– Sí, nos visitó aquí primero, dijo que quería sorprender a Hallie. Es muy encantador, y un hombre que apuesto que tiene pocos que se le opongan.
– Sin dudas sorprendió a su hija. Y a mí. Entró en el establo y vio a su hija encima mío. Yo me había quitado la camisa para trabajar.
– Ah, bueno, eso es, ¿verdad? ¿Cuándo se realizará la boda?
– Probablemente tan pronto como el barón pueda arreglarla. No hicimos nada, James. Yo, en particular…
– ¿Estás diciendo que Hallie te atacó? ¿Sólo porque no llevabas camisa? Pensé que apenas le gustabas…
– Maldición, James, no tiene idea sobre el sexo y lo desea. Me desea.
– ¿Y tú? ¿Te gusta?
– La mayor parte del tiempo. Si me agrada demasiado, simplemente me voy, y visito a tres encantadoras damas que conozco en Eastbourne.
– Eso podría agotar los recursos de un hombre, todas esas noches pasadas lejos del hogar.
– Sabes que no es así. Hallie es tan brillante, James, y obstinada.
James dijo:
– Padre piensa que ella tiene agallas y temple, dijo que es el retrato de su padre, que es indudablemente muy apuesto.
– ¿Qué tiene que ver la apariencia de uno? Lo que es importante es lo que tienes dentro. Bueno, sí, a veces la miro y anhelo. Deseo tocar su cabello, quizás revolcarme en él, tiene tanto y con esa maravillosa mezcla de tonos, desde el rubio más claro a un rico color trigo.
James miró atónito a su hermano. No parecía darse cuenta de lo que estaba saliendo de su boca. Bebió su brandy, apoyó la cadera contra el escritorio de caoba.
– Ella me hace reír, James. Me hace sentir importante… no, es más que eso. Me hace sentir que lo que hago es importante. -Jason se quedó callado, tomó un sorbo de brandy. -Me hace sentir que tengo valor.
– Así es. Siempre ha sido.
Jason sacudió la cabeza, comenzó a pasearse de un lado a otro del estudio.
– Un hombre que es un ciego idiota no puede tener mucho valor -dijo por encima del hombro.
– Hallie te hace sentir que eres importante para ella.
– Sí. Y entonces ese tonto lord Renfrew regresa y realmente quería matarlo por ella, pero entonces, James, fue todo tan divertido, especialmente el modo en que lo mira ahora, que apenas puedo evitar reírme. ¿Sabías que el idiota le mintió sobre su edad?
– No, no lo sabía. ¿Hallie también se ríe de él ahora?
– En mayor parte. Aunque he decidido mantenerla alejada de todas las armas cuando él esté cerca. Entonces Charles Grandison fue a defender la causa de Renfrew. No dejaba de pedirle que lo llamara Charles, y ella no dejaba de decir que no.
– Ah, Jason, suena como si fueras un hombre feliz.
– No, desde luego que no, al menos no del modo que estás pensando. Es sólo que estoy donde se supone que esté y haciendo lo que quiero hacer. No deseo casarme, James, y tampoco Hallie. Renfrew la pisoteó en el barro.
– Bien, Judith te hirió hasta el alma. Me parece que a los dos les irá bien juntos.
– No, yo no sería bueno para una mujer, para nada bueno. No hay nada profundo dentro de mí. Estoy vacío allí. La lujuria es algo que un hombre debe soportar. Pero el tipo de relación que tú y Corrie tienen es imposible para mí, James.
– Bien entonces, quizás sea imposible para Hallie también.
Jason dejó de andar. Ofreció una mirada cortante a su gemelo.
– No, no es imposible para ella. Lord Renfrew fue un estúpido, un hombre codicioso, pero no hay maldad en él, no como la había en Judith.
– Judith ha estado muerta durante cinco años, Jason. No puedes seguir permitiendo que controle tu vida. No le des ese tipo de poder.
– Si ella hubiese asesinado a papá, si su maldito hermano te hubiese matado a ti, entonces, ¿qué esperarías que pensara?
– Fuiste tú quien salvó la vida de papá, tú quien casi murió, y yo sobreviví. Hace tiempo que es pasado. Se ha terminado.
– No quiero casarme con ella. Hallie merece a un hombre que pueda darle más que yo. Maldición, pero dice las cosas más divertidas, las palabras simplemente caen de su boca y quieres agarrarte la barriga de tanto reír. Deberías haber visto cómo estaba acomodando nuestros muebles… el sofá enfrentando la ventana. ¿Qué demonios debo hacer?
Jason salió del estudio con un portazo a través de las puertas acristaladas que daban al jardín, dejando a su hermano mirándolo con atención, golpeteando sus dedos pensativamente sobre el escritorio.
Su padre dijo tranquilamente desde el umbral:
– Ya veremos, James. Lo hiciste bien.
– Está tan herido, como si tuviera esta profunda herida que no sana.
– Él no permite que sane -dijo Douglas. -Creo que está tan acostumbrado al dolor, a la culpa infernal, que se sentiría desamparado sin ella. -James dio a su padre una copa de brandy. El conde dijo pensativamente, mientras hacía girar la bebida: -Creo que el día que tú y Jason conocieron a Hallie Carrick en Lyon’s gate fue el día que podría devolverte a tu hermano, y a mí a mi hijo.
Tarde la mañana siguiente, Hallie se detuvo fuera de la puerta de la sala de estar al oír una conocida voz femenina diciendo:
– Me enteré por mi propia doncella, Angela, y una doncella siempre sabe exactamente qué es verdad y qué no. Ella lo oyó de su primo, que es un mozo de cuadra aquí. Es verdad, y puedo notar por la expresión de tu rostro que es cierto. Oh, vaya, vaya.
– Tonterías. ¿Quieres un poco de té?
Lady Grimsby dijo:
– No, quiero saber qué vas a hacer con esto, Angela. Eres su chaperona. Esto tiene que parar.
Angela dijo:
– Toma una linda taza de oolong.
Hallie quedó clavada en su sitio. Angela había tenido razón, las cosas como esta rezumaban de las grietas en la pared. Oyó el tintineo de las tazas de té.
Luego silencio, y después a lady Grimsby diciendo, su voz ahora más fuerte:
– Tengo una solución que debería complacer a todos. Se dice que Jason Sherbrooke nunca se casará. Y eso deja a Hallie con una reputación en ruinas. -Respiró hondo. -Mi querido Elgin. Él es la respuesta.
– ¿Lord Renfrew? No querrás decir el deshonroso tipo que…
– No, no, no lo digas, Angela. Elgin ha cambiado, tanto lord Grimsby como yo estamos de acuerdo con eso. Charles también insiste en que ha cambiado. Elgin ama a Hallie. Sería un excelente esposo para ella.
– ¿Lord Renfrew no asume que Jason Sherbrooke se ha acostado con Hallie?
– ¡Seguramente la señorita Carrick no ha llegado tan lejos! Fue sólo ese único abrazo.
– ¿Cómo puede lord Renfrew saber eso con certeza?
– Como dije, mi querido Elgin la ama. Está dispuesto a pasar por alto ciertos asuntos. Está dispuesto a reparar su reputación, a darle la protección de su nombre.
Silencio muerto, y entonces Hallie oyó el frufrú de faldas. Caminó rápidamente hacia la parte trasera de la casa.
Oyó a Angela decir:
– Hablaré con Hallie acerca de esto, lady Grimsby. Pero ella estuvo muy perturbada cuando se enteró de que lord Renfrew había mentido sobre su edad.
– ¿Mentir sobre su edad? ¿Por qué haría eso un caballero? Es absurdo, sólo las damas mienten sobre su edad. Se supone que un hombre sea mayor que una muchacha por varios años, y que se enorgullezca de eso, ya que es él quien debe proporcionar a su joven esposa con orientación adecuada, una mano firme, sabio consejo…
– ¿Entonces debo asegurar a Hallie que lord Renfrew planea instalarse frente a su propia chimenea, que no se aprovechará del dinero de ella y que comenzará a celebrar cumpleaños nuevamente?
– Estás tratando esto como una broma, Angela. Sabes que el dinero de una mujer se convierte en el de su esposo al casarse. Las cosas siempre se hacen de ese modo. Debes saber que en cuanto esta noticia se filtre, la señorita Carrick no será invitada a ningún sitio. Jason Sherbrooke no se casará con ella. Lord Grimsby me asegura que no lo hará. Si ella tiene cerebro, agradecerá al Señor por enviar a Elgin aquí para que salve el día. En cuanto a su ridícula sociedad aquí en Lyon’s gate, todos saben que es Jason Sherbrooke quien dirige las cosas, es…
Hallie dijo:
– Buenos días, lady Grimsby. Qué encantador de su parte visitarnos. Ah, ¿sería tan amable de decir a lord Renfrew que estaré exactamente a medianoche con mi escalera? Treparé hasta su dormitorio y golpearé fuerte en su ventana. Lo llevaré a Gretna Green. ¿Qué piensa de eso?
Lady Grimsby la miró de arriba abajo.
– No me importa si sus botas son brillantes, señorita Carrick, no puede seguir viviendo en esta casa con un hombre que no es su esposo.
– Entonces, si me casara con lord Renfrew, ¿él también se mudaría aquí?
– Bien, en cuanto a eso, no lo sé. Tal vez simplemente haría que Jason Sherbrooke se marche y asumiría el manejo de la caballeriza.
– Jason no venderá, lady Grimsby. Si yo fuera lord Renfrew, pensaría seriamente en sentarme frente al hermoso rostro de Jason Sherbrooke cada mañana en la mesa del desayuno.
– Elgin se ocupará de que eso no suceda. Es mayor que Jason Sherbrooke, se ocupará de él, ya verá.
– ¿Elgin y quién más?
– No me parece divertido. Buenos días, señorita Carrick. Buenos días, Angela. Diré a Elgin que usted está preparada para oír su proposición ahora.
– Un momento, lady Grimsby -dijo Hallie. -¿Sabía que mi padre, el barón Sherard, está aquí con nosotros? Si Elgin lo desea, claro que puede hablar con mi padre.
– ¿Su padre está aquí? ¿Cuánto tiempo ha estado aquí su padre, señorita Carrick?
– ¿Por qué no le pregunta a su doncella? Ella puede preguntar a su primo. Si él no está seguro, bien, puede venir a la casa y yo le diré cómo son las cosas. Buenos días, lady Grimsby. Oh, válgame, ¿cuál es el dormitorio de lord Renfrew? Odiaría golpear en su ventana por error.
Lady Grimsby se dio vuelta mientras el lacayo se preparaba para ayudarla a subir al carruaje.
– Usted terminará mal, señorita Carrick. Esta ligereza no presagia nada bueno para el futuro de una dama.
Lady Grimsby subió a su carruaje. El cochero miró afligido a Hallie mientras cerraba suavemente la puerta de su ama.
Hallie oyó el silbido de Jason llegando desde los establos y oyó la voz de su padre.
Exclamó:
– Jason, ¿tenemos una linda y alta escalera?