CAPÍTULO 42

Charles dijo:

– Jason, no me malentiendas, creo que es una excelente retribución. Pero dime cómo evitarás que lord Grimsby corra durante un año.

– Has usado golpizas contra los verdaderos bellacos, Charles, y heriste a dos dueños en duelos cuando dispararon a uno de tus jockeys y uno de tus caballos. No me gustan los duelos, son demasiado peligrosos, el resultado es demasiado impredecible. Y van contra la ley. No tengo ganas de tener que arrastrar a mi esposa fuera del continente o de regreso a Baltimore porque fui atrapado después de disparar a algún tonto dueño de caballos de carrera. No, prefiero algo menos sangriento, pero infinitamente más doloroso.

Lord Grimsby se veía débilmente alarmado ahora.

– ¡Correré, maldito seas! ¿Qué es sin derramamiento de sangre?

Jason dijo en voz muy grave a lord Grimsby:

– No correrá durante un año, señor, o si no Elgin Sloane, este precioso pariente suyo, no podrá estar cerca de Elsie Blaystock. Es más, el padre de ella podría dispararle. También me ocuparé de que cualquier heredera que él desee se marche volando. Y, le pregunto, ¿qué sucederá con la familia de Elgin si él no puede mantenerlos?

– No puedes hacer eso -dijo Elgin, alarmantemente pálido ahora, adelantándose en su silla. -Yo no hice nada a tu maldito jinete… él fue. No tengo la culpa.

– Entonces será mejor que convenzas a lord Grimsby de que acepte mis términos. Tal como lo convenciste de que presionara con tu proposición a Hallie Carrick.

Lord Grimsby movió su puño frente a la nariz de Elgin.

– ¡Intenta convencerme de algo y romperé tu maldita cara, miserable excusa de hombre! Además, no hay modo de que Jason pueda evitar que te cases con Elsie Blaystock o cualquier otra heredera que elijas. Tengo algo de poder aquí. Puedo impedir cualquier cosa que él intente hacer. Sé que debes tener dinero. Me ocuparé de que te cases. -Se volvió rápidamente hacia Jason. -Por supuesto que debe tener dinero para su familia.

Jason dijo gratamente:

– Esa es la gran preocupación, ¿verdad, señor?

– Claro que lo es -dijo lord Grimsby mientras comenzaba a pasearse.

Se detuvo para sacudir su puño en dirección a Jason, luego ofreció a Elgin una mirada de puro odio.

Charles dijo:

– Imagino, querido Jason, que tu padre te ayudará.

Jason sonrió.

– Lo haría si se lo pidiera, pero no veo la necesidad, al menos en el caso de lord Grimsby. Hará lo que pido, sólo con mi bota bajada sobre su cuello. En cuanto a Elgin aquí, creo que mi padre disfrutaría bastante hablando con el señor Blaystock sobre quién se casa con su hija.

Elgin Sloane levantó la cabeza.

– Se lo ruego, señor, acuerde no correr durante un año. Debo casarme, debo hacerlo, o todo estará perdido. Una palabra de lord Northcliffe, y el padre de Elsie cerraría la puerta en mi cara. La necesito, señor, mucho. La necesito ahora.

– Eso es bastante cierto, Elgin -dijo Charles, -pero son los caballos lo que realmente deseas. Puedes verte, el orgulloso yerno, dueño de una enorme caballeriza.

– Tal vez eso sea en parte, Charles, ¿y por qué no?

Jason dijo en voz baja a Elgin:

– Recuerda a lord Grimsby sobre Elaine.

Elgin quedó boquiabierto.

– ¿Sabes acerca de Elaine? Pero, ¿cómo?

– En realidad -Jason se encogió de hombros, -sé todo.

Lord Grimsby dijo, mirando fijamente a Jason:

– ¿De veras?

Elgin dijo:

– Él tiene razón, señor. Debe hacer lo que él dice, o no me casaré con Elsie y mi dulce hermana morirá de hambre en una zanja. Ya no tiene institutriz, no puedo pagarla. Ella está sola, y no tendré un techo para poner sobre su cabeza a menos que me case muy pronto.

Jason dijo:

– ¿Lo escuchó, milord? Elgin está preocupado porque Elaine morirá de hambre. ¿Qué piensa, señor?

Lord Grimsby se volvió contra Elgin, ignorando a Jason.

– ¡Maldito idiota, tontísimo imbécil! Podrías haberte casado con Hallie Carrick, hermosa y rica como era, pero no, ¡tenías que acostarte con una matrona dientuda durante su compromiso! ¡Naturalmente, ella lo descubrió y lo rompió! Luego te casaste con Anne Cavendish. Sólo ve cómo arruinaste eso. Su padre inmovilizó su dote y ella tuvo el descaro de morir. Ya, es suficiente. Traerás a tu hermana aquí conmigo, más bien tu media hermana, y eso es todo.

Lord Grimsby movió su puño hacia el rostro de Elgin.

– Oh, no, señor.

– Maldito seas, ella pertenece conmigo. Mi esposa la quiere aquí. ¡Tráemela!

Elgin dijo:

– Jamás renunciaré a mi apalancamiento. Soy el tutor de Elaine y seguiré siéndolo. Usted hará lo que le digo, señor. No correrá durante un año.

– ¡Te mataré!

Jason dijo:

– No, señor, no lo vale. He descubierto que siempre hay razones para el comportamiento de un hombre. Uno debe descubrir cuáles son. No me llevó mucho tiempo descubrir por qué usted ha sufrido a este idiota en su hogar, ha dado un baile en su honor, ha intentado encontrarle una esposa rica. ¿Cuánto hace que sabe que Elaine es su hija, lord Grimsby? Como le dije, lo sé todo, señor, ya no hay razones para seguir mintiendo.

Él se volvió hacia Jason.

– Le contaría al mundo sobre ella, si no fuese por este bastardo haciendo sus malditas amenazas. Lo he sabido desde antes de que ella naciera, y también el padre de Elgin. Él amenazó con convertirla en una sirvienta en su propia casa a menos que yo le pagara bien. Y ahora su hijo hace lo mismo. Canallas, ambos. Mi esposa quiere que ella esté con nosotros. No tenemos hijos, y Elaine tiene apenas diez años. Es nuestra, no debería estar bajo el control de este idiota.

Jason dijo:

– ¿Y tú, Charles? No estoy muy seguro de cómo encajas en este rompecabezas.

– No soy un gran misterio, Jason. Sólo intentaba ayudar a lord Grimsby. Siempre he sabido sobre la pequeña y pobre Elaine, cómo Elgin la ha utilizado como moneda de negociación, que lo aprendió de su padre. Pobre niñita, lo siento por ella. Debo decir que estoy impresionado por lo rápido que has obtenido tu información. Eres talentoso, Jason.

– Simplemente nunca intentes lastimar a mis caballos -dijo Jason. Se volvió hacia lord Grimsby. -Usted acordará no correr durante un año entero, milord. Todos sabrán que está siendo castigado por sus fechorías, y todos sabrán que corren un enorme riesgo si intentan algo contra mis jinetes o mis caballos en el futuro. ¿Está de acuerdo, señor? ¿Un año sin correr? Estoy perfectamente preparado para ayudarlo a obtener lo que desea.

– ¿Qué quieres decir con eso?

Jason movió la cabeza hacia la puerta abierta. Lord Grimsby levantó la mirada para ver a su esposa allí parada. Había oído todo, lo sabía. La mujer tenía oídos como Elgin.

Lord Grimsby dijo lentamente:

– Acordaré no correr durante un año si haces que Elgin me entregue a mi hija. Quiero decir, que me la entregue legalmente. Mi esposa y yo deseamos adoptarla. Entonces nunca más tendré que hablar con este imbécil. ¿Puedes hacerlo?

– Por supuesto, señor. ¿Elgin? -La voz de Jason era muy suave, la voz que siempre usaba para ganar la atención instantánea y la obediencia de todos los niños que conocía. -Traerás a Elaine aquí en los próximos tres días. El abogado de Lord Grimsby se ocupará de la adopción. Luego te casarás con tu heredera.

– No, no renunciaré a mi palanca. Mi padre me dijo que podría alimentarme de esto hasta que lord Grimsby muriera. ¡Oh, maldición! No es justo. -Se quedó callado, con las manos cerradas entre las rodillas. Se veía listo para echarse a llorar. Finalmente dijo: -Quiero esa caballeriza. Blaystock es un tonto, no sabe nada de nada. ¿Escucharon al idiota gritando a Brutus para que mordiera a los caballos que tenía enfrente? No tiene tacto, nada de imaginación. -Se volvió hacia Charles. -¿Me aseguras que Blaystock es muy rico?

– Tan rico como Creso hasta que los persas le plantaron sus talones en la nuca.

Lentamente, Elgin asintió.

– Sin dudas preferiría casarme con Elsie Blaystock que con Hallie Carrick. Ella no muestra el respeto adecuado por un hombre, no lo perdona por errores pequeños, realmente insignificantes. No cierra la boca y es demasiado lista. Estoy en deuda con su padre por convencerme de que no sería una buena esposa para mí.

Jason sonrió.

– Ella perdona mis errores.

– Eso es sólo porque eres tan condenadamente bonito -dijo Elgin, y movió un puño hacia Jason.

– Por fuera como por dentro -dijo Charles Grandison, y se levantó. -Qué mañana ha sido esta. Creo que ya no me necesitan aquí. Milord, milady, les deseo la mayor felicidad con Elaine. Es encantadora. Elgin, dudo que asista a tus nupcias. Me gustaría mantener a Jason como amigo en el futuro, verás. Jason, te veré en las carreras Grantham el mes próximo.

– Correré con dos caballos -dijo Jason mientras estrechaba la mano de Charles. -James Wyndham está trayéndome a Eclipse. Es nacido y criado en Baltimore.

– ¿Eclipse? -dijo Elgin. -Ha estado muerto hace años. No fue criado en Norteamérica.

– El mismo nombre y, espero, un futuro similar. Creo que mi Eclipse será tan rápido como Dodger.

– Un caballo norteamericano llamado Eclipse, justo lo que necesitamos -dijo Charles. -¿Qué dices si intentamos hacer de esta una carrera recta?

– Sé que Kindred y Potter harán correr el rumor.

– ¿Cuál es tu castigo?

– Te enterarás bastante pronto -dijo Jason.

Cuando se marchó momentos más tarde, lady Grimsby lo detuvo en la puerta principal.

– Gracias, Jason. Cómo he odiado toda esta decepción, he odiado tener que complacer a este miserable jovencito. He querido a Elaine desde que nació, verás. Qué agradecida estoy con mi esposo por convertirte en su víctima. Gracias a ti por lo que has logrado. Da mis saludos a tu encantadora esposa.


La encantadora esposa de Jason estaba sentada en el suelo, cubierta de polvo, gritando a Carlomagno con todas sus fuerzas, porque la había arrojado intentando llegar a la yegua que había sido entregada a Dodger.

Jason la levantó, le sacudió el polvo y le dio un beso en la nariz.

– He estado pensando. ¿Por qué no cruzar una yegua con Carlomagno? Es un tipo de gran corazón, arrogante como su tocayo. Quién sabe, con la yegua adecuada podría producir una leyenda.

– Carlomagno, una leyenda -dijo Hallie, y se rió.

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